“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

25/4/12

La historia del Doctor Levi

Bajo la lluvia @ Leonid Afremov
Gidón Levi

El doctor Heinz Levi no era un clásico sobreviviente del holocausto.  Nada de campos de exterminio, nada de número tatuado en el brazo.  Incluso nada de campo de concentración.

El doctor Levi era un refugiado, y era mi padre.

Me parece que la mayor parte de su vida la vivió en su carácter de refugiado, a pesar de que por supuesto él lo negaba.  Sesenta años vivió en Israel, y a Israel nunca vino.  Nunca vino de verdad. Es cierto que en el día de la independencia sacaba cuidadosamente la bandera del armario y la colgaba en el balcón.  Es cierto que su vida acá fue bastante buena.  Pero en retrospectiva me parece que nunca encontró acá su lugar.  Él incluso no trataba de revivir acá la Europa que dejó atrás, y dudo de que le haya encontrado acá un reemplazo.

El traje y la corbata los guardó en el armario.  Los reemplazó por los abultados pantalones cortos en el agobiante verano.  También el latín que aprendió dejó atrás, con la excepción de un proverbio que solía siempre repetirnos.  Incluso el doctorado en Leyes de la Universidad de Praga se quedó acá sin uso alguno.

El magnicidio de John F. Kennedy fue un golpe de Estado

Kennedy y su esposa, momentos antes de su asesinato 
Gabriel Molina Franchossi

Especial para La Página
El crimen de Dallas, en el que aún se pretende involucrar a Cuba, fue en realidad la consumación del golpe de Estado que tramaban altos jefes militares de la CIA y otros ultraconservadores.

Este magnicidio no solo afectó a Estados Unidos, sino en una sorprendente medida a Cuba y a todo el orbe. A casi 50 años del asesinato de J. F. Kennedy, cuando la dramática relación cada día se hace más presente en el panorama mundial contemporáneo, la CIA pretende postergar otro cuarto de siglo la desclasificación de algunos documentos que aún esconde sobre el crimen del 22 de noviembre de 1963.

Casa real española / Breve crónica de una implicación anunciada

Salvador López Arnal

Especial para La Página
Tras la (ilegal) participación en una cacería familiar del nieto mayor, el preferido; tras la cacería en Botsuana -algunas fuentes afirman que el gran jefe de la Casa Real borbónica mató diez elefantes, demostrando una vez más su hombría y sus habilidades como primer cazador del Reino-; tras el curioso viaje de la reina Sofía a Grecia el pasado fin de semana y su no menos curiosa visita médica de apenas 15 minutos al que sigue siendo su marido, aparecen documentos implicando directamente a la primera autoridad de este Estado malherido y en crisis galopante en los “negocios” del Duque del Palma, su yernísimo. Lo ya esperado, lo que apuntaba cualquier conjetura razonable. El Roto, en el imperial diario monárquico matutino (me señalaba en comunicación personal nuestro gran arabista gramsciano Andrés Martínez Lorca), resumía la situación acertadamente: "demasiada corona para tan poca cabeza" (tan poca y tan mala podría añadirse).

Las últimas de noticias de la trama UTB [1], que probablemente se completen en próximas fechas con nuevas aportaciones, apuntan a que Diego Torres, el ex socio y ex profesor de Urdangarín, el doctor en Económicas por ESADE, implica al mismísimo Rey en negocios a favor de su yerno y de su entramado empresarial. Los documentos fueron remitidos el lunes 16 de abril al juzgado de Palma que investiga las actividades del Instituto Nóos.