“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

26/12/13

El invisible pueblo de los nuevos pobres | Sobre la ‘revuelta de las horcas’ en Italia

Marco Revelli  |  Turín ha sido el epicentro de la llamada “rebelión de las horcas”, al menos hasta ayer. Turín es también mi ciudad. Así que he salido de casa y me he ido a buscarla, la rebelión, porque como  decía el protagonista de una vieja película de los años 70, ambientada en el tiempo de la revolución francesa, «si uno va, uno lo ve…». Bien, tengo que decirlo sinceramente: lo que he visto, a la primera ojeada, no me ha parecido una masa de fascistas. Y ni siquiera de vándalos de un clan deportivo. Ni tampoco de mafiosos o camorristas, o de evasores sin castigo.

Italiano
La primera impresión, superficial, epidérmica, fisionómica —el color y la forma de los vestidos, la expresión del rostro, el modo de moverse— ha sido la de una masa de pobres. Quizá lo digo mejor: de “empobrecidos”. Las numerosas caras de la pobreza, hoy. Sobre todo de la que es nueva. Podríamos decir de la clase media empobrecida: los endeudados, los prejubilados, los fracasados o en riesgo de fracaso, pequeños