“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/1/13

Louis Althusser y el otro lado de la teoría

Jorge Álvarez Yágüez

Hélène, la compañera, la mujer de Althusser yacía sin vida aquella fría mañana de noviembre de 1980 sobre su apenas intocada cama, sin rastros de violencia en su cuerpo, como desmayada y al fin serena. Él con atisbo de conciencia de que algo terrible había sucedido, corre aterrorizado a buscar al doctor que estaba a pocos pasos de su apartamento en la misma École. La había estrangulado en uno de esos cortes del tiempo en que la locura establece su causalidad fatal, indescifrable, para sustraerla al curso cotidiano del familiar y comprensible acontecer. 

Después, ya sabemos, el comienzo de un largo internamiento psiquiátrico que se verá rodeado de un enorme ruido mediático, que, en unos casos, como era de esperar, venía a apuntalar el nada inocente prejuicio que asocia íntimamente filosofía y locura, una vieja

Los filósofos de Hitler / Entre ellos Martin Heidegger

Rosalía Sánchez

Martin Heidegger, uno de los grandes nombres de la Filosofía del siglo XX, se unió al Partido Nazi el 1 de mayo de 1933, exactamente 10 días después de ser elegido rector de la Universidad de Friburgo. A pesar de que sólo un año más tarde se distanció del curso de los acontecimientos, no dejó de pertenecer al partido hasta que fue desmantelado, después de la II Guerra Mundial. Las razones por las que los más selectos pensadores de la Alemania nazi elaboraron todo tipo de justificaciones favorables a Hitler es el hilo conductor del ensayo que Yvonne Sherratt publica bajo el título ‘Los filósofos de Hitler’, que publicará en inglés la Universidad de Yale y en el que analiza el paso de la esvástica por el pensamiento alemán.

El caso de Heidegger es quizá el más angustioso y Sherratt detalla en su libro los episodios

Raúl Castro, el verdadero disidente

Salim Lamrani

Especial para La Página
Contrariamente a una idea ampliamente difundida, particularmente en Occidente, el debate crítico está presente en la sociedad Cuba. Así, el crítico más virulento del país se llama Raúl Castro. En Occidente, Cuba es representada como una sociedad cerrada sobre sí misma, donde el debate crítico es inexistente y la pluralidad de las ideas prohibida por el poder. En realidad, Cuba está lejos de ser una sociedad monolítica que compartiría un pensamiento único. En efecto, la cultura del debate se desarrolla cada día más y la simboliza el Presidente cubano Raúl Castro que se ha convertido en el primer de las vicisitudes, contradicciones, aberraciones e injusticias presentes en la sociedad cubana.

La demonización de Hugo Chávez

Vicenç Navarro

Uno de los indicadores de la escasa calidad de la democracia española es la limitadísima diversidad ideológica en los medios de mayor difusión en España. El sesgo conservador de tales medios –incluso de aquellos que se consideran de centro o centroizquierda- es muy acentuado en España. Ni que decir tiene que tal sesgo es también característico de gran número de países llamados democráticos. Pero el caso de España es extremo. Un ejemplo de ello es la cobertura de la política venezolana por los cinco rotativos de mayor difusión en el país.

En EEUU, por ejemplo, donde el dominio conservador de los medios es también muy acentuado, la cobertura de la presidencia Chávez ha sido desequilibrada, dando gran prominencia a las voces críticas a tal gobierno. Pero voces menos críticas, e incluso favorables a tal gobierno, han aparecido en esos mismos medios. Tal como señala Mark