“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

3/6/09

¿Por qué los EEUU están en recesión económica?

Omar Montilla

El despertador (hecho en Vietnam) hizo levantarse temprano a un ciudadano que denominaríamos típico y pro-medio-alto en el gran país del norte. Puso sus pies sobre la mullida alfombra de alpaca (hecha en Perú), mientras su cafetera eléctrica (hecha en Macao) estaba haciendo café (hecho en Brasil). Usó su máquina eléctrica de afeitar (hecha en Hong Kong), se puso una camisa (hecha en Sri Lanka), sus interiores (hechos en Singapur) y “blue jeans” de marca (hechos en India), se apretó el cinturón (hecho en Uruguay) y zapatos tenis (hechos en Seychelles).  

Después de desayunar, con jamón (hecho en España) y huevos preparados en una sartén eléctrica (hecha en Pakistán), se sentó con su calculadora (hecha en Islas Salomón) para ver cuánto podía gastar ese día.  Se despidió de su esposa (nacida en Bolivia, pero cuyos padres son oriundos de Eslovaquia), chequeó su reloj (hecho en Taiwán) entró en su carro (hecho en Corea del Sur) lo abasteció con gasolina (refinada por Citgo con petróleo de Venezuela) y continuó su búsqueda de trabajo. Almorzó un bisctec de ternera (importada de Argentina), rechazando la oferta de cordero (importado de Nueva Zelanda) y unas frutas (importadas de Chile).

El problema fundamental es que su casa tiene una hipoteca con el Lehman Bros. y sus papeles están en fideicomiso en otros bancos quebrados (en Islandia y en Bélgica) y el dinero ahorrado en toda su vida lo tenía, una parte en el Stanford Bank (en Antigua) y otro con Madoff Investiment (en Islas Caimán). Lo poquito que le quedó era porque lo tenía depositado en otro banco (en el principado de Liechtenstein), que ante las circunstancias tendrá que pasarlos a otro país (le han recomendado a Luxemburgo), porque donde pudiera estar más “seguro” su dinero (en Suiza o en Mónaco), en vez de cobrar, tiene que pagar intereses. ¿Qué tal otro país? (pudiera ser Andorra).

Sólo le consuela que hay otros países con más desempleo (como Polonia y Grecia), o que tienen unas economías al borde del abismo (Ucrania, Letonia, Lituania y Estonia). ¿Quién los mandaría a seguir las recetas neoliberales del Imperio, de su país? Y pensar que su país no puede contar con quienes tienen las más grandes reservas de dólares (como son Rusia y China), porque son sus enemigos estratégicos. Otros gobiernos de países “aliados”, ¿para qué? se pregunta (entre ellos Alemania, Japón, Francia y Gran Bretaña), se han hecho los “paisas”, argumentando que ellos tienen también muchos problemas. De Berlusconi (en Italia) ni hablar, porque está muy entretenido con los problemas que a sus 72 años tiene con carajitas menores de edad.

Cae la tarde y con ella el día, que fue difícil y nada prometedor. Nuestro amigo se sienta frente a su computadora (hecha en Malasia), luego de lo cual decidió descansar un rato en su cama (hecha en Filipinas), apenas cubierto por una sábana (hecha en Surinam con algodón de Egipto). Se levantó y se puso sus sandalias (hechas en Madagascar), se sirvió un vaso de vino (hecho en Portugal), se puso su suéter favorito (hecho en Cachemira), encendió un puro, obtenido de contrabando (hecho en Cuba), que los prefiere a los otros que posee (hechos en República Dominicana y Honduras). Apagó la radio (hecha en Tailandia)  y encendió un rato su TV (hecho en India). Sacó de la nevera (hecha en El Salvador) un cambur (importado de Ecuador) pensó en las vacaciones frustradas que debería disfrutar (en Panamá). Mientras colocaba un CD (hecho en Turquía) en su tocadiscos (hecho en Marruecos) encendió su lámpara (hecha en Belice pero comprada durante unas vacaciones en Guatemala). De ser posible, viajaría por una línea aérea económica (posiblemente la de Costa Rica).

Respondió al celular (hecho en Finlandia), era una llamada de un amigo que trabajaba en el servicio exterior (en Etiopía) y le indicó que había una plaza para trabajar como guardia (en Zimbabue o Botswana). Recordó los atentados contra unas embajadas (en el Líbano y en Tanzania), de los que se salvó porque había sido trasladado a otro país (Sudán). Entonces, sentado en su sofá (hecho en Bahamas), se preguntó ¿por qué no podía encontrar un buen empleo? (en los Estados Unidos). No concebía tener que pasar por la vergüenza de emigrar (a Canadá o Australia) o tener que suicidarse con su pistola (hecha en Israel). Se niega a combatir el estrés consumiendo drogas, que están disponibles en todas las calles de su país, tales como: marihuana (de México), opio (de Birmania) o cocaína (de Colombia). Tampoco quiere servir como “contratista civil” (en Irak o Afganistán) o trabajar en un carguero (con matrícula de Liberia) que pudiera exponerlo a ser secuestrado  por piratas (en Somalia).

¡Se me olvidaba explicar lo de la recesión! Pero será en otra oportunidad porque nuestro amigo dijo que lo que estaba pasando era inexplicable, algo inefable para su propio país y el no podía explicar algo, que según él, no tiene explicación. Menos la derrota diplomática sufrida por su país en la Organización de Estados Americanos (OEA), donde tuvo que tragar muy fuerte de su amarga medicina y la humillación que le produjo un pequeño país (como Corea del Norte), que hizo explotar en sus propias narices una bomba atómica y lanzó varios misiles de corto y largo alcance.

Pero la esperanza es lo último que se pierde (como su empleo) y ahora, este ciudadano de una gran potencia mundial y hegemónica, la deposita (como sus ahorros) en su presidente (nacido en Hawai, pero hecho por alguien de Kenia y educado en Indonesia).