“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/11/15

Veinticinco años de la anexión de la República Democrática Alemana (RDA)

— Cómo aquel fascinante suceso determinó nuestras vidas y no para mejor 
Foto: Puerta de Branderburgo

Francisco Sánchez Del Pino & Manuel Montejo López   |   El pasado 3 de octubre, coincidiendo con el 25 aniversario de la llamada “reunificación alemana”, el diario El País presentaba una serie de artículos orientada a la alabanza mitificadora que ha caracterizado el relato de dicho fenómeno histórico por parte de los vencedores, incluyendo en el despliegue propagandístico un artículo de opinión que directamente justificaba el actual papel hegemónico que Alemania juega en la Unión Europea, en las raíces de cuya configuración se sitúa la bendita “reunificación”.

¿Qué relación puede haber? ¿Resulta descabellado establecer una relación entre aquel suceso y la actual situación europea? En absoluto. Sin la “anexión” de 1990 no hay posibilidad de comprender la UE actual. Conociendo aquella se alumbran muchos de los elementos que caracterizan la actual etapa (desde la integración europea hasta el saqueo definitivo de Grecia comprometido en el último memorándum). La lógica que conecta una cosa y la otra es completamente válida. Sólo hay que darle la vuelta a unas premisas cargadas de ideología de la peor especie para llegar a una conclusión radicalmente opuesta a la leyenda que el mencionado diario contribuyó a reproducir hace pocos días.