“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

11/4/12

La cumbre de las Américas y el monroísmo del Siglo XXI

Ernesto Wong Maestre
Especial  para La Página

A pocos días de celebrarse en Cartagena de Indias, Colombia, la reunión de los presidentes de América Latina, Caribe, Estados Unidos y Canadá, los pueblos del hemisferio están pendientes de los pronunciamientos de varios gobiernos sobre asuntos candentes de la vida en este hemisferio, entre ellos la exclusión de Cuba a la única Cumbre que podría reunir a todos los mandatarios en un cónclave de condiciones supuestamente diferentes a las existentes en la desprestigiada Organización de Estados de Americanos (OEA).

El ferrocarril Pekín – Lhasa / Camino al cielo

El camino celestial, o, en mandarín, Tianlu, solventa la travesía entre Pekín y la ciudad santa de Lhasa, en el Tibet. Este tren, cuyo recorrido de ida es más largo en la subida que en la bajada al Himalaya (48 horas frente a 47), se comenzó a construir en secreto en los años cincuenta, y fue completado en 2006.

Mao Zedong siempre soñó con llegar a Tibet en tren desde China, quizá por demostrar una vez más el poder del hombre sobre la naturaleza. Los últimos 1.158 kilómetros fueron construidos en los últimos dos años precedentes a 2006.