“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

30/12/12

De cara al Mercosur

Gustavo Márquez Marín

Especial para La Página
En la IV República,  el Plan de la Nación funcionaba como un instrumento de la élite dominante, para lograr que la asignación de los recursos se hiciese conforme a sus intereses. Detrás de la retórica modernizadora y  tecnocrática que lo moldeaba, subyacía la intención de reproducir un sistema  que en su esencia, le otorga  prioridad a los planes de negocios de  las corporaciones privadas por encima del interés  colectivo.

En su tránsito por el neoliberalismo, los gobiernos cuartorepublicano, propugnaron sin eufemismos la pulverización del Estado y demonizaron  la planificación centralizada supuestamente por “estar  plagada de ineficiencias” e interferir la sacrosanta “mano invisible del mercado”,  gestora de  un “progreso” globalitario empobrecedor.

Jean-Paul Sartre y sus ex amigos

Estaba ordenando el escritorio y un libro cayó de un estante a mis pies. Era el cuarto volumen de ‘Situations’ (1964), la serie que reúne los artículos y ensayos cortos de Sartre. Lo encontré lleno de anotaciones hechas cuando lo leí, el mismo año que fue publicado. Comencé a hojearlo y me he pasado un fin de semana releyéndolo. Ha sido un viaje en el tiempo y en la historia, así como una peregrinación a mi juventud y a las fuentes de mi vocación.

Sus libros y sus ideas marcaron mi adolescencia y mis años universitarios, desde que descubrí sus cuentos de El muro, en 1952, mi último año de colegio. Debo haber leído todo lo que escribió hasta el año 1972, en que terminé, en Barcelona, los tres densos tomos dedicados a Flaubert (El idiota de la familia), otra de las tetralogías que dejó incompletas, como las novelas de Los caminos de la libertad y su empeño en fundir el existencialismo y el marxismo, Crítica de la razón dialéctica, cuya síntesis final, prometida muchas veces, nunca escribió.

Spinozianas / La ‘Ética’, ¿un manual de psicología?

El libro tercero de la ‘Ética’ [de Spinoza] es engañosamente claro. Las proposiciones […] son, en su mayoría, breves y no requieren mayor demostración.

La falta de escolios en los que el autor polemice o de explicaciones menos rígidas sobre sus proposiciones da la impresión de que el libro tercero es un manual de consulta psicológica un tanto cuadrado, en el que el paciente llegaría contando sus síntomas y el psicólogo con la Ética en mano respondería: “Tienes la proposición 18, junto con un poco de fluctuación de ánimo, pero si sigues a la perfección lo que te dice la proposición 24 te sentirás mejor”. Pero esto es así sólo en apariencia, una mente un poco más ágil capaz de establecer las conexiones necesarias entre proposiciones podría darse cuenta que dentro de este libro se esconde una psicología más dinámica y rica.

Es por este tipo de detalles que me refería al libro tercero como engañosamente claro.