“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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7/8/13

Integración regional | Emancipación o regeneración capitalista

Decio Machado  |  Un anquilosado sistema político y la falta de libertades que este conllevó, generaron inconformidad y críticas tanto al interior de la antigua Unión Soviética como en los países europeos del bloque socialista. Este clima de descontento social se agudizó, cuando el crecimiento económico[1] y los niveles de vida quedaron estancados, a partir de la década de los setenta.

La inversión en el desarrollo de la industria militar, condición a la que la URSS se vio abocada ante la carrera armamentística que se suscitó durante toda la “guerra fría”, tuvo un costo altísimo para la población soviética, lo que no permitió un adecuado desarrollo de la oferta de productos, la innovación en los bienes de consumo y el confort de la población.

La paralización de la producción mundial y el consiguiente hundimiento del comercio internacional consecuencia de la “Crisis del Petróleo” (1973-1975), agravó la situación interna del sistema soviético, dado que se redujeron sus exportaciones a la par que se dificultaron las importaciones de productos básicos –cereales y otros- que eran necesarios para cubrir la demanda alimentaria interna.

30/12/12

De cara al Mercosur

Gustavo Márquez Marín

Especial para La Página
En la IV República,  el Plan de la Nación funcionaba como un instrumento de la élite dominante, para lograr que la asignación de los recursos se hiciese conforme a sus intereses. Detrás de la retórica modernizadora y  tecnocrática que lo moldeaba, subyacía la intención de reproducir un sistema  que en su esencia, le otorga  prioridad a los planes de negocios de  las corporaciones privadas por encima del interés  colectivo.

En su tránsito por el neoliberalismo, los gobiernos cuartorepublicano, propugnaron sin eufemismos la pulverización del Estado y demonizaron  la planificación centralizada supuestamente por “estar  plagada de ineficiencias” e interferir la sacrosanta “mano invisible del mercado”,  gestora de  un “progreso” globalitario empobrecedor.

10/8/12

El desafío del MERCOSUR

Gustavo Márquez Marín

Especial para La Página
Si bien la incorporación de Venezuela al MERCOSUR es un triunfo derivado de la perseverancia y la coherencia política del Presidente Hugo Chávez, frente a la política imperialista estadounidense dirigida a destruir cualquier intento de  unidad latinoamericana y caribeña y  al aislamiento de la revolución bolivariana. Ese hecho coloca al gobierno bolivariano frente un desafío, que le obliga a replantear su política industrial y de comercio exterior, con miras a lograr en el mediano plazo, la diversificación de la economía venezolana, para reducir las asimetrías estructurales de ésta respecto de las de Brasil y Argentina.

El ingreso de Venezuela al MERCOSUR se inscribe en un proyecto geopolítico sustentado  en el respecto a la autodeterminación de los pueblos y en el reconocimiento de diversos mecanismos de integración con distintas velocidades, en los cuales coexisten gobierno democráticos políticamente diversos. El núcleo duro es el ALBA, con el se pretende romper la lógica del capital transnacional, para darle el protagonismo a los Estados y a la Política. Este modelo de integración se basa en las ventajas comparativas y cooperativa, en la complementación e integración productiva mucho más allá de la comercial, centrándose en lo social. Con la entrada de Venezuela al MERCOSUR, estarán integradas  3 de la 4 economía más grandes de ALC  para constituir la columna vertebral de la UNASUR.

La integración tiene sentido si prioriza la lucha contra la pobreza y la exclusión social, promoviendo relaciones de cooperación, complementación,  solidaridad  y reconocimiento de las asimetrías. En orden ascendente, Venezuela va engranando en el ALBA, MERCOSUR,  UNASUR y CELAC, mecanismo estos que marchan a distintas velocidades, con diferentes  grados de desarrollo y  de cohesión política.

Esta visión choca con el modelo de integración neoliberal  ortodoxo, unilineal, basada en el darwinismo económico y social –del cual es abanderado el candidato Capriles Radonsky-  enfocado en la ampliación de los mercados de las grandes corporaciones transnacionales y la facilitación de su comercio, para que éstas maximicen sus ganancias en detrimento del bienestar  de  los pueblos.

2/8/12

Derrota del imperio / Venezuela ingresó al Mercosur

Atilio A. Boron

[…] se ratificó en Brasilia el ingreso de Venezuela al Mercosur. De este modo el bloque comercial sudamericano se refuerza tanto cuantitativa como cualitativamente. Lo primero, porque agrega a un nuevo socio con un producto bruto estimado -por el World Economic Outlook del FMI en paridad de poder adquisitivo- en 397.000 millones de dólares. Es decir, se agrega una economía de un tamaño ligeramente superior a la de Suecia. El Mercosur agrandado cuenta ahora con un producto interno bruto total de 3.635.000 millones de dólares, lo que lo convierte en la quinta economía del mundo, sólo superado por Estados Unidos, China, India y Japón, y claramente por encima de la locomotora europea, Alemania.(1) Cualitativamente hablando la incorporación de Venezuela significa integrar a un país que, según el último anuario de la OPEP, dispone de las mayores reservas certificadas de petróleo del mundo, habiendo desplazado de ese sitial a quien lo ocupara por varias décadas: Arabia Saudita.(2) Además, desde el punto de vista de la complementación económica de sus partes el Mercosur luce como un espacio económico mucho más armónico y equilibrado que la Unión Europea, cuya fragilidad energética constituye su insanable talón de Aquiles y una fuente permanente de dependencia externa. Comienza, por lo tanto, una nueva y decisiva etapa, en donde a un conjunto de países sudamericanos grandes productores de alimentos -y, en los casos de Argentina y Brasil, poseedores de una importante base industrial y significativas riquezas mineras- se le agrega la mayor potencia petrolera del planeta. En un contexto de crisis mundial como el actual y ante las políticas proteccionistas que cada vez con más fuerza adoptan los gobiernos del centro capitalista, la integración de los países del Mercosur es la única salvaguarda que les permitirá resistir los embates de la crisis mundial del capitalismo o al menos amortiguar su impacto.

14/7/12

La alianza estratégica Brasil/Venezuela

Raúl Zibechi

El golpe de Estado en Paraguay puso en evidencia los cambios en la relación de fuerzas en la región sudamericana. La respuesta de Brasil de acelerar el ingreso pleno de Venezuela al Mercosur es un mensaje a Estados Unidos. Cuando el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva le dijo a Hugo Chávez tu victoria será nuestra victoria, estaba siendo fiel al libreto de la mayor y más sólida alianza sudamericana, la alianza estratégica entre Brasil y Venezuela.

Cuando Lula llegó al gobierno en 2003 se produjo un salto cualitativo en las relaciones bilaterales. En 2005 se definió la Alianza Estratégica Brasil-Venezuela y en 2007 comenzaron los encuentros presidenciales trimestrales, que se prolongaron hasta 2010, para profundizar la alianza que incluye la integración de infraestructura y la complementación productiva que va más allá de las alianzas clásicas, incluyendo la otra alianza estratégica que tiene Brasil en la región, con Argentina.

Uno de los principales resultados es un fuerte aumento del comercio. De los 800 millones de dólares que intercambiaban en 2003 se pasó a 5 mil millones en 2011. Además estrecharon vínculos institucionales con asesorías en políticas públicas, cursos de formación que incluyeron la instalación del prestigioso centro de pensamiento e investigación IPEA (Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas) y Embrapa (empresa estatal de investigación agropecuaria) en Caracas.

‘Doble play’ en Mercosur

Nuestro inmortal atleta Luis Aparicio,
en una característica jugada de "double play":
jugaba con los Medias Blancas de Chicago
Gustavo Márquez Marín

Especial para La Página
Desesperada ante el avance del movimiento popular que marchaba de la mano del gobierno  del Presidente Lugo, la oligarquía paraguaya  cayó en su propia trampa, al subestimar el talante democrático  de los gobiernos de la nueva izquierda latinoamericana que encabeza Venezuela, que teniendo distintos matices, comparten una profunda convicción democrática. La respuesta inmediata y contundente del MERCOSUR y la UNASUR de suspender los derechos de veto y voto de Paraguay  en ambos mecanismos de integración, por haber protagonizado un golpe de estado maquillado de legalidad, contrastó con la presencia tardía y descolocada del Secretario de la OEA, reflejando la decadencia del ya  anacrónico “ministerio de colonias”,  ante la fuerza  ascendente de la integración latinoamericana y caribeña.

La jugada de los gorilas paraguayos  con atuendos de tribunos resultó en un “doble play” que ellos nunca calcularon, al formalizarse con su exclusión temporal, el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, el cual ya había sido ratificado por los parlamentos de Argentina y Uruguay en el 2006 y de Brasil en el 2009. Al perder Paraguay  su derecho a veto, ejercido injustificadamente para bloquear a Venezuela, se produjo de facto la unanimidad requerida para que entrara en vigor el Protocolo de Adhesión que firmaron en Caracas el 4 de julio de 2006,  los Presidentes Kirchner, Lula, Duarte, Vásquez y Chávez.

Si bien estábamos en el MERCOSUR desde el 2004 por tener la condición de miembro asociado y  desde el 2006 con derecho a participar en todos los mecanismos del grupo -incluyendo el Parlamento y las negociaciones con terceros- no será sino hasta el 31 de julio próximo,  cuando disfrutaremos de la condición de estado parte con todos los derechos.

Gran parte de los productos que ingresan al país proveniente de MERCOSUR, en los últimos 8 años han tenido una desgravación arancelaria gradual. Muchos de ellos destinados a cubrir el déficit del mercado interno, permitiendo contener la inflación ante al incremento del consumo interno. No obstante, la incorporación plena de Venezuela al MERCOSUR es un desafío que obliga al gobierno a relanzar la industrialización mirando hacia el sur.