“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

24/10/13

Las esperanzas desoídas de la ‘nueva’ Sudáfrica

Marcello  Musto  |  Quienes, visitando Sudáfrica, deseen comprender los sucesos que han distinguido la dramática historia de este país no pueden prescindir del Museo del Apartheid. Situado a pocos kilómetros del centro de Johannesburgo, representa uno de los lugares más significativos para emprender el viaje hacia atrás en la historia de uno de los peores casos del colonialismo europeo y, al mismo tiempo, del racismo del siglo XX. La atmósfera festiva que se respira en el exterior por la presencia de estudiantes que, entre cantos y dulces sonrisas, antes de entrar se disponen en una fila de indumentarias y mochilas

Antonio Negri | Una expresión del común

Víctor Manuel Moncayo  |  No se trata de rendirle culto a su personalidad ni a su prolífica obra, ello sería más que una afrenta a lo que Negri representa para el movimiento anticapitalista contemporáneo. Parafraseando sus tesis, su práctica teórica y política es una expresión más del común. Como él mismo nos lo ha dicho, lo que nos trata de comunicar no es el resultado de una mente iluminada, ni mucho menos las elucubraciones de su cerebro apasionado. Su voz y sus escritos, como lo ha planteado en su reciente obra Decla-ration, no son un manifiesto, no buscan funcionar como la expresión del poder visionario de los antiguos profetas para crear sus propios sujetos, su propia gente, para adocenar colectivos fieles a un nuevo credo. Los movimientos sociales de hoy han invertido este orden y han vuelto obsoletos tanto los manifiestos como los profetas. Negri, como debemos serlo todos nosotros, es parte de esos movimientos del común y, como tal, esa es la significación real de su obra, que tiene el mismo valor de la acción de todos los agentes del cambio que, sobre todo en estos tiempos recientes, descienden a calles y plazas para

Más allá de los Derechos del Hombre

Foto: Giorgio Agamben
Giorgio Agamben  |  1. En 1943 Hannah Arendt publicaba en una pequeña revista judía en lengua inglesa, The Menorah Journal, un artículo titulado,"Wee refugees", ("Nosotros los refugiados"). Al final de este escrito breve pero significativo, después de haber pergeñado polémicamente el retrato del Sr. Cohn, el judío asimilado que, después de haber sido alemán al 150%, vienés al 150%, francés al 150%, no puede dejar de advertir finalmente con amargura que "on ne parvient pas deux foix", la autora modifica por completo su visión de la condición de refugiado y sin patria, en que ella misma estaba viviendo, y pasa a proponerla como paradigma de una nueva conciencia histórica. El refugiado que ha perdido todo derecho y renuncia, no obstante, a querer asimilarse a cualquier precio a una nueva identidad nacional, para contemplar lúcidamente su situación, recibe a cambio de una hostilidad cierta, un beneficio inestimable: la historia ya no es para él un libro cerrado y la política deja de ser el privilegio de los Gentiles. "Sabe que a la proscripción del pueblo judío en Europa ha seguido inmediatamente la de la mayor parte de los