Omar Montilla
Los antecedentes de Manuel Marulanda
Pedro Antonio Marín Marín, con el alias de Manuel Marulanda Vélez, también conocido como “Tirofijo”, es el máximo líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo (FARC-EP). Se dice que Manuel Marulanda nació el 12 de mayo de 1930 (77 años de edad), es el guerrillero más antiguo del mundo. Su muerte, como la de Fidel Castro, ha sido anunciada varias veces, y de su vida poco es lo que se sabe, por lo menos aquí en Venezuela.
Si oyen los calificativos de: secuestrador, asesino, extorsionista, bandido, ladrón, asaltante, narcocultivador y narcotraficante, y para rematar, terrorista, seguramente se están refiriendo a Manuel Marulanda, adjetivos que lo “adornan” por la fama que se ha ganado a través de casi medio siglo de luchas revolucionarias. En Venezuela nunca hemos tenido la oportunidad de hablar directamente con él, de oírlo, sólo nos llega lo que trasmiten las agencias de prensa y los medios de comunicación, generalmente muy interesados en pintarlo tal como ha sido descrito.
Por eso, hablar o escribir de Manuel Marulanda en Venezuela se convierte en un tema bastante difícil, porque inclusive mucha gente de la llamada “izquierda ilustrada” se horroriza sólo con escuchar su nombre. Es de imaginar la suerte que correrán aquellos que se atrevan a disentir de las creencias generalizadas y estereotipadas sobre este personaje. El 14 de mayo pasado, escribí una nota para Aporrea [1] y que luego fue reproducida sin mi autorización por el portal de las FARC bajo el título ¿Qué pretende taparear? [2]. Este detalle fue suficiente para ser fichado por el DAS -el servicio de inteligencia colombiano- como colaborador de esa guerrilla. En esa nota sólo me refería al episodio de dos militares colombianos, que encontraron la muerte en Venezuela en circunstancias misteriosas, cuando ejercían labores de espionaje para el gobierno de su país.
No pretendo hacer un panegírico de Manuel Marulanda, no es mi propósito adularlo o alabarlo; pero es necesario despertar un poco las conciencias dormidas de los venezolanos sobre este personaje que se ha ganado un puesto en la Historia de Colombia; y debería interesarnos el tema de la violencia, que no deja de inquietarnos por la vecindad que tenemos con la situación que vive ese país; y que tarde o temprano, por la misma dinámica de los acontecimientos nos tocará aún más de cerca, porque esa violencia aparentemente incontrolable llegaría a desbordarse, sin control alguno, si es que antes no se encuentran los mecanismos para evitar que eso suceda.
Toda esta historia me hace recordar a la del líder palestino Yasser Arafat, cuyo nombre verdadero era Muhammad Abd ar-Ra'uf Quduwa al-Husayni, más conocido entre su pueblo como Abu Ammar. Arafat fue ultrajado por los sionistas de Israel y por los EE.UU, durante muchos años con los mismos calificativos que hoy se le endilgan a Manuel Marulanda. Posteriormente, en una de esas volteretas, a las que la Historia nos tiene acostumbrados, y que muchos rápidamente olvidan, terminó siendo galardonado en 1994 con el Premio Nobel de la Paz y con el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia en ese mismo año, a la par que fue reconocido como el legítimo representante de su pueblo y como máximo exponente de la Autoridad Nacional Palestina.
Quisiera ver las caras de los que hoy rechazan hasta la mención del nombre de Manuel Marulanda, cuando los Estados Unidos, en un futuro cercano no descartable, tenga que entablar conversaciones con las FARC, así como lo está haciendo con el líder libio Muammar Gaddafi, tras haberlo demonizado hasta el cansancio. No se olviden que tras bastidores los EE.UU. también se están acordando con el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, sobre el tema de la energía nuclear, y que negocian también, por el mismo motivo, con el líder coreano Kim Jong Il, otro de los miembros del selecto club del “Eje del Mal”.
La visita a Venezuela de la senadora colombiana Piedad Córdova y sus repercusiones
Recientemente estuvo de visita en nuestro país la senadora colombiana Piedad Córdova, quien públicamente pidió al presidente Chávez que intercediera ante el presidente Uribe, para lograr la concreción de un acuerdo humanitario entre el Gobierno y las FARC, que permita el regreso a sus hogares de centenares, quizá miles, de personas que se encuentran, unos en la condición de prisioneros de esa fuerza guerrillera y otros que lo son del gobierno colombiano. En declaraciones al diario “Últimas Noticias”, entre otras cosas dijo:
“… el hecho de que Venezuela se vea afectada por el conflicto interno de su país le otorga autoridad moral al presidente Chávez "frente a actores del conflicto de las izquierdas para permitir que en una zona se garantice la liberación de los secuestrados y un acuerdo humanitario […] Estoy segura de que el presidente Chávez no tiene nada que ver con la guerrilla de las FARC y del ELN y de que no los auspicia. [Hugo Chávez] entiende la crisis de Colombia como un problema social, mientras que [Álvaro Uribe] lo entiende como un problema militar y considera que el acuerdo humanitario no es la solución […] No son capaces de pensar que tenemos mucha gente secuestrada, que el conflicto ha llegado a niveles insoportables en el país y que esas mismas personas con tanto dinero y tanto poder podrían reunirse también para decir que están de acuerdo con que Venezuela medie para que se dé el acuerdo humanitario".
Posteriormente, en el programa “Aló Presidente”, transmitido el pasado 5 de agosto, la senadora Piedad Córdova, delante del propio presidente Chávez insistió nuevamente en su propuesta y dijo:
“Yo quiero pedirle hoy desde aquí que hable con el presidente Uribe, yo sé que ustedes hablan y que le diga que es necesario en Colombia el acuerdo humanitario y que lo necesitamos”
Concretando la situación colombiana: Observaciones
Planteada la situación en estos términos, queremos hacer las siguientes observaciones:
1. El “conflicto interno”, como califica la derecha a la guerra desatada en Colombia, presupone, por lo menos la existencia de dos polos en pugna: por un lado el gobierno encabezado por el presidente Uribe (y sus aliados paramilitares y el gobierno de los EE.UU), y por otro lado las guerrillas [porque no hay una sola: Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército Popular (FARC-EP); Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Ejército Popular de Liberación (EPL)]. Ninguna de las partes ha logrado en los últimos 50 años, dirimir mediante las armas los problemas derivados de la delicada y tormentosa situación política colombiana.
2. Para la solución de los problemas que se aparejan con cualquier situación bélica -y no estamos hablando del fin del “conflicto”, sino de aspectos coyunturales de la contienda-, se requiere el reconocimiento mutuo de las partes, por lo que resultaría inconveniente la intervención del presidente Chávez si ésta se limita sólo a conversar con el presidente Uribe, para tratar de convencerlo de que es útil y provechoso para Colombia llegar a un acuerdo entre las partes para la liberación de todos los prisioneros, inclusive los secuestrados en los Estados Unidos, como es el caso de Simón Trinidad.
3. Si se acepta la intermediación del presidente Chávez para lograr el anhelado acuerdo humanitario entre las partes “en conflicto”, lógico es pensar que se le permita hablar directamente con Manuel Marulanda, para afrontar cara a cara la situación, es decir, enfrentar el problema como un todo y no en parcelas.
La entrevista entre Manuel Marulanda y Álvaro Leyva
En una conversación que el ex-candidato presidencial colombiano Álvaro Leyva sostuvo con Manuel Marulanda el año pasado [3] y que fue reseñada por la revista “Semana”, se hacía referencia a esta situación que alcanza niveles dramáticos en Colombia. Entre otras cosas se afirmaba que:
“… discutieron largamente sobre los secuestrados que esperan un intercambio humanitario. Esta es quizá la tragedia más desgarradora que está viviendo la sociedad colombiana […] a través del símbolo de Ingrid Betancourt, cuyo secuestro ya cumplió cuatro años (ya son cinco). Tirofijo no ve posibilidad de un intercambio mientras esté el presidente Álvaro Uribe […] "¿Cómo puede haber intercambio si el Presidente ni siquiera reconoce que en Colombia hay un conflicto?", le preguntó Tirofijo a Leyva. Para el guerrillero, no se puede desconocer que las causas del conflicto colombiano son muy anteriores a los ataques terroristas del 11 de septiembre y, por lo tanto, para él, es equivocado enfocar la guerra en Colombia simplemente como una amenaza terrorista.”
No se puede pretender embarcar al presidente Chávez en esta tarea, digámoslo así, si no se involucran todos los actores del conflicto. El mismo Álvaro Leyva, lo diría en la entrevista y así fue reseñado:
“Leyva llegó a la reunión convencido de que la única manera de lograr la paz en el país es involucrando a todo el mundo en el proceso de reconciliación […], un verdadero proceso de paz debe partir de un reconocimiento por parte del Estado de su imposibilidad de resolver el conflicto interno. Para él, esa inacción no sólo ha agudizado la guerra, sino que ha alimentado fenómenos como el paramilitarismo.”
Para llegar a un acuerdo humanitario, que se convertiría en un paso previo para un eventual acuerdo de paz en Colombia, no sólo se deben tomar en cuenta las imposiciones del presidente Uribe, sino hay que discutir y negociar con Manuel Marulanda, porque las FARC también tienen sus proposiciones, y que según la reseña comentada son las siguientes:
“Primero, que las Fuerzas Militares, por medio de oficiales activos, participen en el proceso. Segundo, un reconocimiento del conflicto interno. Tercero, que Estados Unidos tiene que participar. Cuarto, que se tiene que convocar a una asamblea nacional constituyente. Tirofijo insiste en que el gobierno tiene que resolver el tema del paramilitarismo si se quiere llegar a un acuerdo de paz con las FARC.”
¿Cómo conciliar posiciones tan distantes unas de otras? Para entonces, Álvaro Leyva, estaba convencido de que las FARC eran proclives al diálogo, tal como lo reseña la entrevista:
“La reunión con Tirofijo fue el epílogo de un proceso que había comenzado seis meses antes, cuando varios de los familiares de los secuestrados le pidieron a Leyva que interviniera ante el gobierno y las FARC para que ayudara a empujar un tema que nadie había podido mover: el intercambio humanitario.”
La paz en Colombia es un deseo generalizado entre la población de ese país, que ante la imposibilidad de encontrar mecanismos de participación democrática, opta por abstenerse masivamente en los procesos electorales, o simplemente ignorar la existencia de los mismos. Álvaro Leyva, reconocido en Colombia, y con conocimiento de la causa en la que estaba interviniendo, no logró mayores avances; al contrario, vista la terquedad del presidente Uribe en ceder un ápice en su posición intransigente, lo que logró fue cerrarse a todo tipo de acuerdos con las FARC, y como se reportó en la entrevista tantas veces citada:
“Fue entonces cuando Leyva decidió buscar una cita con Raúl Reyes, uno de los miembros del Secretariado de las FARC, para abordar el tema del intercambio humanitario. A finales de noviembre, Leyva […] se entrevistó con el guerrillero. En forma categórica, le dijo a Leyva que "no habrá intercambio mientras Álvaro Uribe sea Presidente de la República".
Difícilmente esta iniciativa, de no enmarcarse dentro de las líneas gruesas de la situación colombiana, pueda tener éxito. Los Estados Unidos, quienes son el soporte económico y militar del gobierno de Uribe a través del llamado “Plan Colombia”, no sólo no estarían de acuerdo con dar por concluida la guerra en Colombia, sino que tratan de agudizarla. A los gringos no les conviene, por ahora, amainar los niveles de crispación que ha alcanzado el conflicto, sino que al contrario lo exacerban, lo hacen más difícil. De este modo logran alcanzar dos de sus objetivos fundamentales que son, por un lado mantener “a raya” a las fuerzas sociales y populares que en Colombia quieren un cambio y por el otro, mantener viva la “espada de Damocles” que siempre está amenazando a Venezuela y a los países limítrofes, llegando al caso concreto de agresiones directas, tal como se ha evidenciado con las fumigaciones aéreas en la frontera colombo-ecuatoriana, con un agente químico llamado glifosato, que es un herbicida altamente nocivo para la salud humana por su “toxicidad, efectos cancerígenos y reproductivos, acción mutagénica y contaminación de alimentos”, así como muy dañino para los cultivos de los campesinos. [4]
¿Que hacer para alcanzar la paz?
Si Colombia como un todo, quiere la paz, debe encontrar la forma de terminar con la guerra, y lo digo a riesgo de ser calificado de perogrullesco [5]. Y esa premisa pasa por reconocer que hay un conflicto en el que intervienen las partes beligerantes, y que esa contienda no puede cesar si no se negocia. Así ha pasado en Irlanda del Norte y así pasó en Vietnam. Cuando no existe la voluntad suficiente para negociar, pasa lo que está ocurriendo en Palestina, en el País Vasco, en Irak, en Somalia, en Afganistán.
Por otra parte, Venezuela como un todo, que también sufre las consecuencias del “conflicto interno” de Colombia, como país en donde se practica la democracia participativa y protagónica, demanda estar informado de lo que está pasando en el país vecino. Ya estamos atosigados y cansados con el monólogo uribista, tenemos que oír las razones de las FARC, tenemos que saber lo que opina su líder Manuel Marulanda. Esa opinión la debemos oír directamente, en Venezuela y por radio y televisión, sin intermediarios.
No debemos aceptar la satanización de las FARC, queremos saber lo que piensan, porque todo lo que de Colombia sale, de la parte que sea, viene con un tratamiento sesgado, tendencioso, desequilibrado y parcializado por parte de los medios de comunicación. No debemos aceptar que un gobierno como el del presidente Uribe, que se ha mantenido en el poder a base de arbitrariedades; que tiene garantizada su supervivencia gracias al soporte militar y económico de los Estados Unidos; que aterroriza al pueblo colombiano con sangre y fuego; que ha surgido de un escandaloso fraude electoral y que ha hecho de la cocaína, de la heroína y de la marihuana una de las principales fuentes de ingresos del país, pretenda imponer a Venezuela una política exterior acorde con sus intereses, que no son los nuestros. El escándalo de la llamada "narco-para-política", es apenas uno de los elementos que demuestran los nexos del uribismo con el mundo de la droga y del paramilitarismo, lo cual junto a las alianzas que ha logrado consolidar, ha hecho posible la supervivencia de ese gobierno, que ha sumido a Colombia en una de las peores crisis morales y políticas de su Historia.
Por eso, no sería nada malo que Manuel Marulanda o “Tirofijo”, o como se llame, venga con nosotros y nos diga su versión de lo que está pasando en Colombia, que nos diga si juzga positivo el acuerdo humanitario para la liberación de todos los prisioneros (de ambos bandos) como paso inicial para lograr el gran acuerdo que termine con la guerra o el “conflicto interno” de su país.
Esta comparecencia de Manuel Marulanda no sólo es necesaria, sino conveniente, porque durante años sólo nos ha llegado la versión unilateral de la derecha colombiana y del gobierno de los Estados Unidos; y es hora de romper ese cerco mediático que no nos permite discernir con claridad sobre la posición que debe tomar nuestro Gobierno y nuestro país como un todo, en una situación que nos concierne porque los factores que intervienen en el conflicto interno o guerra declarada de Colombia, se han tomado la libertad de usar nuestro territorio para mutuamente “ajustarse las cuentas” por asuntos que tienen pendientes entre sí.
Probabilidades de éxito en una mediación de paz en Colombia
Francamente son muy escasas. En el año 2004, el entonces presidente de México Vicente Fox:
“…ofreció a su país como garante de un eventual proceso de negociación con el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda organización insurgente más grande de Colombia, después de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC). Fox hizo público el apoyo de México el 30 de mayo en una conferencia de prensa en Los Pinos, en el marco de la cumbre euro-latinoamericana realizada en Guadalajara. Poco antes el presidente Álvaro Uribe Vélez instó al ELN a cesar las hostilidades, e iniciar diálogos con verificación internacional.” [6] Esas gestiones no tuvieron éxito.
Ni siquiera Fidel Castro, con todo el peso político que tenía y tiene, pudo lograr progreso alguno. El 11 de agosto del 2006, Uribe se mostraba tan “entusiasmado” que invito a Fidel Castro a visitar a Colombia:
“… según informó la canciller colombiana, Carolina Barco [quien] se encuentra en La Habana desde el viernes en el marco de una visita oficial de dos días para agradecer al Gobierno cubano el apoyo que brindó en las negociaciones entre el Gobierno de su país y el grupo guerrillero Ejército de Liberación Nacional (ELN). "Fue una entrevista realmente maravillosa. La expresión de la relación tan especial que existe entre nuestros presidentes, entre nuestros países […] Asimismo, indicó que Uribe y Castro se intercambiaron invitaciones para visitar Colombia y Cuba. Al referirse a las negociaciones de paz con el ELN, Barco expresó que el apoyo dado por Cuba ha creado un "entorno que nos ha permitido avanzar". Agregó que para mayo próximo está prevista otra reunión entre el alto comisionado para la paz de Colombia, Luis Carlos Restrepo, y miembros del grupo guerrillero […] El comisionado de paz colombiano mantuvo diálogos con los comandantes del ELN, Antonio García y Francisco Galán, entre el 17 y 24 de febrero en Cuba. Como resultado de esas negociaciones el Gobierno de Uribe reconoció como actor político a los representantes del ELN, la segunda mayor guerrilla de Colombia, y suspendió los pedidos de captura contra algunos de sus máximos líderes. Las partes se comprometieron a crear un "mecanismo alterno" para tratar temas sensibles y darle estabilidad a las conversaciones "exploratorias" de camino a un proceso de paz en Colombia. [7]
Mientras estas muestras de cordialidad eran más que evidentes, tras bambalinas las fuerzas que siempre han estado contra las posibilidades de alcanzar algún acuerdo de paz, se movían subrepticiamente para boicotear los acuerdos alcanzados. Al día de hoy, a pesar de todas las manifestaciones de “cordura” por parte de los representantes del ELN, han hecho posible un acuerdo sobre puntos específicos. Es más que evidente que esas negociaciones entre el gobierno colombiano y el ELN han entrado en “un punto muerto” [8], y según las últimas informaciones a que hemos tenido acceso, indican nuevamente que:
”La sexta ronda de diálogos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el gobierno del presidente Álvaro Uribe, finalizó sin alcanzar consensos para suscribir un Acuerdo Base que permita lograr la paz en Colombia. Así lo informó el ELN en una nota divulgada este miércoles en su informativo electrónico Revista Insurrección, en la que explicaron que esta nueva etapa de negociaciones culminó en un "ambiente de dificultades". [9]
Si el gobierno colombiano no ha sido capaz de sentar las bases de un acuerdo con la guerrilla del ELN en un proceso que lleva años, que se ha movido por diversas capitales del mundo, donde han intervenido muchos protagonistas, es de imaginarse las dificultades que encontraría el presidente Chávez en una eventual misión ante las FARC, porque al parecer lo que quiere la derecha colombiana es esperar que los rehenes o prisioneros de ambos bandos se pudran en las cárceles o en la selva, que las fuerzas combatientes queden diezmadas, que se haga imposible cualquier negociación, así sea eventual o parcial como el que está propuesto para lograr ese acuerdo humanitario que permita, al menos que centenares de personas puedan volver a sus hogares.
Conclusión
La situación en Colombia es muy compleja, pero con el presidente Chávez no disponemos de antecedentes para juzgar sus actuaciones. Si se mostró proclive a ciertas gestiones, es porque algo ha atisbado, algo ha vislumbrado, porque como dice mi tía Isabel, Chávez “no da puntada sin dedal”
NOTAS:
[1] Aporrea: “Uribe interviene en Venezuela ¿Qué pretende taparear?
http://www.aporrea.org/tiburon/a34644.html
[2] FARC-EP: ¿Qué pretende taparear?: http://www.farcep.org/?node=2,2906,1
[3] “Tres días con Tirofijo”, entrevista con Álvaro Leyva, publicada en la revista “Semana”, el 26-02-2006, y que ha sido reproducida en: http://www.derechos.org/nizkor/colombia/doc/paz/farc8.html
[4] “Toxicología del Glifosato: Riesgos para la salud humana”, por Jorge Kaczewer, en Eco-Portal.net:
http://www.ecoportal.net/contenido/temas_especiales/salud/toxicologia_del_glifosato_riesgos_para_la_salud_humana
[5] Verdades de Perogrullo, perogrullesco: Verdad o certeza que, por notoriamente sabida, es necedad o simpleza el decirla (Drae)
[6] “La guerrilla guevarista del ELN acepta oferta de Vicente Fox”
http://www.seguridadydemocracia.org/news_desc.asp?s_year=2004&s_news_id=65
[7] “Uribe invita a Castro a visitar Bogotá en agradecimiento a su colaboración en la negociación con el ELN”
http://www.lukor.com/not-mun/america/0604/01203430.htm
[8] Centro de Estudios Estratégicos. Eduardo Mackenzie: “ELN-Gobierno de Uribe: ¿Hacia donde va la negociación?: http://www.gees.org/articulo/3396
[9] Radio Nacional de Venezuela: “Sin acuerdos termina ronda de diálogo entre ELN y gobierno colombiano”
http://www.rnv.gov.ve/noticias/index.php?act=ST&f=3&t=50101
Contacto con el autor:
Internet: “La Página de Omar Montilla”
http://lapaginademontilla.blogspot.com/
Correo: omar1montilla@gmail.com
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
12/8/07
Manuel Marulanda: ¿Qué es lo que está pasando en Colombia? ¿Puede Chávez negociar con éxito un acuerdo humanitario?
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