“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

6/9/07

Dicen que Uribe le juega quiquirigüiqui a Chávez

El imperio no perdona, algo está tramando


Omar Montilla

La intervención del presidente Chávez para tratar de encontrarle alguna solución al llamado acuerdo humanitario que permita el intercambio de las personas que contra su voluntad se encuentran en manos del gobierno colombiano y de la guerrilla de las FARC, ha despertado los mas variados comentarios, los mas a favor. Sin embargo no faltan las voces que se alzan para advertir del peligroso camino que transitará nuestro Presidente, el cual podría conducirlo a un despeñadero o a una emboscada. Este principio de acuerdo, que es esencialmente político, si es que tiene éxito, podría conducir a otro de mayor envergadura, que sería un acuerdo marco entre el Gobierno y las FARC para iniciar el camino hacia la paz.

Evidentemente el presidente Chávez ha llegado hasta donde está, por su bien ganado prestigio, por no andar por las ramas, por decir la verdad, por enfrentar las situaciones con valentía y aplomo. Uribe ha accedido a estas alturas de su gobierno a aceptar a Chávez, porque no hay forma ni manera de destrabar esta situación, en la que han fracasado todos los que se han atrevido a mediar entre las partes. La presión de los familiares de todos los prisioneros y de la sociedad colombiana, ha colmado las expectativas de Uribe, quien finalmente ha accedido a que Chávez, tan maltratado en Colombia por la prensa de la derecha, sea quien eche sobre sus hombros tan tremenda responsabilidad.

Quienes de antemano juegan al fracaso de Chávez en su gestión no descansan. Los más benévolos aspiran a que las negociaciones se prolonguen más allá del período presidencial de Uribe (tres años) de la vida de Marulanda (¿?) o del fin de los períodos presidenciales de Chávez (¿?). Olvidan que de por medio está la vida de seres humanos, que llevan varios años en esa situación, que muchos ya están bajo tierra, y que los que quedan no pueden esperar indefinidamente.

Hay algunos escépticos que dudan de la buena fe de Uribe y para ello muestran su escalofriante currículo de vida que lo ha ligado por años a los paramilitares, desde la fundación de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), hasta su consolidación como fuerza política, hecho evidenciado en los últimos meses, cuando se ha comprobado la participación de decenas de parlamentarios y funcionarios uribistas en las redes de apoyo a lo que en Colombia se ha denominado la narco-para-política. Añadir a esta combinación la ingerencia de los gringos a través del “Plan Colombia” y tendremos un coctel escalofriante que haría desistir a cualquier persona animada de buenos deseos.

¿Ha consultado Uribe este paso que ha dado con Bush? No olvidemos que la maltrecha imagen política de Uribe está en esos términos, entre otras cosas por su desempeño negativo negociando el Tratado de Libre Comercio con los EE.UU. Prácticamente el Senado imperial le dio un portazo en las narices, cuando le hicieron saber de las condiciones que tenía que cumplir para poder ser aprobado. Esta decisión de Uribe podría estar orientada en ese sentido, pues entre las recriminaciones que le hicieron a Uribe, se encontraban –precisamente- las continuas violaciones a los Derechos Humanos por parte de su gobierno.

Pero los venezolanos y con nosotros al Presidente Chávez, no podemos escoger a nuestros adversarios, ellos están por todas partes y los enfrentaremos. La paz no se hace entre amigos, sino entre enemigos, para lo que es necesario encontrar los pocos puntos de coincidencia que permitan ir hilando un acercamiento de posiciones. Pero el interlocutor entre las partes tiene que tener la autoridad moral suficiente para hacer observaciones y que éstas se tomen en cuenta.

Uribe ya ha dado un paso, independientemente que la decisión tomada lo debilite políticamente, lo cual no creo. Sólo falta el paso de Manuel Marulanda. Me niego a pensar que esta oportunidad histórica que tienen las FARC frente a sí vaya a ser desaprovechada. Sería un error que pagarían muy caro frente a la opinión pública internacional, ya de por sí bastante distorsionada gracias a los manejos inescrupulosos de los medios de comunicación, siervos del imperio.

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