La tensión entre proteccionismo y globalización se pone de
manifiesto como uno de los emergentes más significativos del escenario que toma
cuerpo con particular entidad en los países centrales. Este dualismo expresa a
su vez el despliegue quizá más contradictorio y concreto de otra bifurcación,
la que fluye entre
la economía y la política.
Enfocando la arista económica, puede verificarse que un
escenario de disminución del crecimiento del comercio mundial está impulsando
un cierto repliegue de la globalización, un suave incremento de medidas
proteccionistas y una desaceleración del ritmo de liberalización del comercio.
Estos factores que poseen por ahora un impacto limitado, prometen adquirir un
impulso mayor en un escenario
económico que amenaza volverse más crítico. Contra esta tendencia, los
tratados de libre comercio –como el TLC, el Acuerdo Transpacífico o el
Transatlántico, entre otros- representan la espada privilegiada de la cruzada
globalizadora de los sectores hegemónicos del capital.