“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

14/8/14

La omnipotencia y el filantrocapitalisno (I & II)

“El mal ha demostrado ser más radical de lo que se esperaba. En términos objetivos, los crímenes modernos no están previstos en los Diez Mandamientos. Dicho de otro modo: la tradición occidental sufre la idea preconcebida de que las cosas más malvadas que los seres humanos pueden cometer nacen del vicio del egoísmo (tradición que seguramente incluye al Kant del “mal radical”). Y sin embargo sabemos que las mayores maldades, o el mal radical, ya no tienen nada que ver con esas motivaciones pecaminosas y humanamente comprensibles. No sé qué es realmente el mal radical, pero me parece que tiene que ver de alguna manera con el siguiente fenómeno: hacer que los seres humanos sean superfluos como seres humanos (no usarlos como un medio para conseguir algo, lo cual deja intacta su esencia como seres humanos y solamente incide en su dignidad humana, sino hacerlos superfluos como seres humanos).Esto sucede tan pronto como toda impredecibilidad –que en los seres humanos es equivalente de la espontaneidad– queda eliminada. Todo esto deriva de, o acompaña a, la ilusión de omnipotencia (y no solamente al ansia de poder) de un individuo en concreto [...] La omnipotencia de un individuo concreto haría que los hombres fueran superfluos 
Carta de Hanna Arendt a Karl Jaspers.