“El
mal ha demostrado ser más radical de lo que se esperaba. En términos objetivos,
los crímenes modernos no están previstos en los Diez Mandamientos. Dicho de
otro modo: la tradición occidental sufre la idea preconcebida de que las cosas
más malvadas que los seres humanos pueden cometer nacen del vicio del egoísmo
(tradición que seguramente incluye al Kant del “mal radical”). Y sin embargo
sabemos que las mayores maldades, o el mal radical, ya no tienen nada que ver
con esas motivaciones pecaminosas y humanamente comprensibles. No sé qué es
realmente el mal radical, pero me parece que tiene que ver de alguna manera con
el siguiente fenómeno: hacer que los seres humanos sean superfluos como seres
humanos (no usarlos como un medio para conseguir algo, lo cual deja intacta su
esencia como seres humanos y solamente incide en su dignidad humana, sino
hacerlos superfluos como seres humanos).Esto sucede tan pronto como toda impredecibilidad
–que en los seres humanos es equivalente de la espontaneidad– queda eliminada.
Todo esto deriva de, o acompaña a, la ilusión de omnipotencia (y no solamente
al ansia de poder) de un individuo en concreto [...] La omnipotencia de un
individuo concreto haría que los hombres fueran superfluos”
Carta de
Hanna Arendt a Karl Jaspers.
“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell
14/8/14
La omnipotencia y el filantrocapitalisno (I & II)
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