“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

21/3/16

Walter Benjamin, infancia y recuerdos

Theodor Adorno & Walter Benjamin
John Williams
Enric Llopis   |   La memoria aparece de manera recurrente en la obra de Walter Benjamin (Berlín 1892-Porbou 1940). En el verano de 1932, después de una aguda crisis y de llegar casi al suicidio, el filósofo decidió escribir un libro para exponer sus recuerdos de la infancia. Un año después ya tenía un manuscrito que reunía 30 fragmentos, algunos de ellos aparecieron en la prensa diaria, pero se frustró el proyecto de que se publicaran en forma de libro, tal como era su deseo. En 1938 reescribió íntegramente el texto, que no vio la luz de manera póstuma hasta 1950 gracias al apoyo de Theodor W. Adorno. Son los orígenes de Infancia en Berlín hacia 1900. La redacción de la obra se inicia en el contexto del ascenso al poder del partido Nazi en Alemania, periodo en el que Benjamin, un intelectual judío, atravesaba por una difícil situación personal por la falta de recursos económicos y por lo que se ha considerado una especie de “desintegración” de su obra. El libro es, así pues, un intento de preservar su infancia como imagen que “relampaguea” y a la que se intenta salvar de la destrucción.

Infancia en Berlín hacia 1900 no supone una regresión nostálgica al mundo perdido de la infancia, tampoco una reconstrucción del pasado ni se trata simplemente de un libro de memorias. Más bien podría definirse como un relato breve que encarna algunas experiencias de sus primeros años.