Claudio Katz
En diciembre se desarrollará en Argentina la conferencia de
la Organización Mundial del Comercio (OMC) y en julio del 2018 la cumbre del G
20. Son dos cónclaves de gran relevancia que reúnen a los principales
funcionarios del establishment internacional. En el primer encuentro los popes
de las empresas transnacionales actualizarán la agenda de la globalización.
Discutirán un cronograma de liberalización del agro, la industria y los
servicios.
El G 20 abordará las prioridades geopolíticas. Desde la
crisis económica del 2008, un nuevo grupo de actores estratégicos fue
incorporado a la gobernabilidad mundial. Pero ya nadie recuerda las pacíficas
cumbres de los mandantes del sistema. El Brexit y Trump modificaron
radicalmente el tono de los encuentros presidenciales. Los unánimes elogios al
capitalismo neoliberal han sido sustituidos por reuniones que concluyen a los
gritos. En la última cita de Hamburgo los choques entre Estados Unidos y
Alemania desbordaron todos los protocolos de la diplomacia. Estas pugnas entre
gigantes continuarán en Argentina y Macri espera lograr alguna palmadita de los
poderosos por su rol de anfitrión. Aspira a liderar la derecha latinoamericana
exhibiendo sintonía con todos los reaccionarios del orbe.
Para lograr el beneplácito de Trump, el presidente argentino
acepta las exigencias estadounidenses de apertura comercial. Para ganar el
favor de Merkel acelera las negociaciones de un acuerdo de libre-comercio, que
favorecería a la Unión Europea en desmedro del Mercosur.
Pero la percepción de las cumbres globales también ha
cambiado en el ánimo popular. Las disidencias por arriba incentivan las
resistencias por abajo. Por eso recobran fuerza las movilizaciones contra los
dueños del mundo.
Siguiendo la tradición que consagró la derrota del ALCA, ya
se prepara en Argentina el rechazo a la OMC y el G 20. Varias organizaciones
trabajan en la gestación de actividades para confrontar con el belicismo
imperial estadounidense, el globalismo librecambista de las firmas
transnacionales y la restauración conservadora en América Latina. Son tres
batallas conjuntas contra los opresores de los pueblos.
Pero los cónclaves de los poderosos también obligan a
evaluar el nuevo escenario. ¿Qué pretende Trump y cuál es la viabilidad de sus
agresiones?
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