Se cumplen cien años del nacimiento de Jorge Amado, el
escritor que elevó la ciudad de Bahía a la categoría de mito, que contribuyó a
construir la imagen de la sensualidad de la mujer brasileña y que no cesó de
denunciar en sus escritos la explotación a la que fueron y son sometidos los
negros, los trabajadores y los campesinos bajo el sistema capitalista.
Los libros de Jorge Amado retrotraen a los colores y el
aroma de Bahía, a perennes tardes estivales, a los aires y la brisa marina, a
mulatas de senos duros y almas valerosas, a hombres revolucionarios y
mujeriegos pero cuyo corazón pertenece a una sola mujer, a jóvenes atléticos
luchando y danzando la capoeira, a los ritmos del candomblé y el Samba de Roda.
Y también a la risa de los obreros, de los campesinos, de los trabajadores del
cacao, de los niños de la calle, de los delincuentes, de los marineros, de los
vagabundos y de las prostitutas elevándose por encima de sus miserias, a la
esperanza de los pobres, a cuerpos y corazones entrelazados en medio de la
cópula febril del carnaval.
Video: Parte final de Doña Flor y sus dos maridos |
Porque de ello trata gran parte de sus novelas: del tiempo
en que la carne vale, la carne que trabaja y es explotada pero puede rebelarse
y la carne como plausible de ser gozada a través de los sentidos. Carne pobre que
goza sobre todo a partir del baile, el sexo y la comida, En este sentido no es
casual que dos de las heroínas de Amado más sensuales y populares sean
cocineras: Gabriela y Doña Flor. El sexo y la comida se funden en uno a través
de las palabras de Vadinho a su mujer, Doña Flor: “Quiero saborearte”.
La alegría bahiana que describe Amado se eleva por encima de
las corrientes subterráneas de la historia. Es la risa de los perdedores que
resuena a través de los siglos y que invade y atormenta los sueños de las
buenas conciencias burguesas: la de los esclavos que comenzaron a luchar desde
que el primer negro llegó a Brasil y que prosiguió hasta mucho después de la
abolición, es la de los trabajadores del cacao y de los obreros urbanos
secularmente explotados, es la de los vagabundos y los que beben hasta perder
la decencia con la ilusión de un mundo al revés.