“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/12/13

¿Quién fue Nelson Mandela?

  • Deberíamos atesorar la memoria del Mandela que fue odiado por ciertos gobernantes: el solitario, valiente e indoblegable preso político, condenado por su resistencia a la opresión racial.
Nelson Mandela ✆ Enxu  Zhou
Neil Faulkner   |  El mundo está de luto por la muerte de Nelson Mandela. Nuestros gobernantes hacen llover homenajes en su memoria. Mucho antes de su muerte, ya se había convertido en un ícono mundial: un símbolo de algo sublime, ajeno a toda duda, crítica o controversia, una figura de veneración universal. Pero no siempre fue así. Nuestros gobernantes tienen la costumbre de apropiarse de figuras históricas que alguna vez los irritaron. A principios de la década de 1980, cuando Mandela languidecía en Robben Island, la prisión más famosa de la Sudáfrica del apartheid, la primer ministro británica, Margaret Thatcher, y el presidente de EE.UU., Ronald Reagan, lo denunciaron como un “terrorista”. Los estudiantes “Tories” portaban insignias con la inscripción: “Cuelguen a Nelson Mandela”.

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Cuando Mandela era peligroso, cuando era un líder de la lucha de masas contra la opresión racial (y fue tan inspirador que siguió siéndolo, aún en prisión), los gobernantes del mundo lo odiaban. Ese es el Mandela que debemos celebrar.