Ariel Mayo | El
punto de partida es esencial en toda disciplina, máxime en aquellas tan
marcadas por la ideología como las ciencias sociales. Es por esto que todo
autor dedicado a la teoría social ha dedicado parte de su obra a formular su
respuesta particular a la pregunta: ¿Por dónde empezar? En Sociología las
respuestas a dicha pregunta pueden reducirse a dos grandes grupos. De un lado
están quienes afirman que el punto de partida es la totalidad, es decir, la
sociedad. Del otro, quienes postulan que hay que empezar por los individuos
quienes, en definitiva, constituyen esa totalidad a la que damos el nombre de
“sociedad”.
La disputa entre los partidarios de una u otra respuesta es
tan antigua como la reflexión sobre los problemas de la vida social y excede
largamente los límites de la Sociología. Aristóteles, con su célebre frase “El hombre es un animal de la polis” (un
animal social), se ubica entre los defensores de la postura de la totalidad.
Hobbes, en cambio, preconiza