“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

25/9/13

De la primavera al otoño árabe

Claudio Katz [1]  |   La generalizada oposición que afrontó el bombardeo a Siria obligó a Obama a cancelar el operativo. El pretexto de las armas químicas no alcanzó para crear el clima belicista que exigía esa acción. Por eso el gendarme -que ostenta un insólito premio Nobel de la Paz- aceptó la propuesta rusa de instaurar un control internacional sobre el arsenal. Pero las inspecciones en Damasco requerirían un despliegue de tropas que nadie quiere enviar y un complicado proceso de traslado de armas que todos descartan.

El rechazo al bombardeo fue contundente dentro de Estados Unidos. Las encuestas ilustraron el descreimiento de la población, luego de la estafa sufrida con las armas de destrucción masiva de Irak. Tampoco funcionaron las imágenes del sufrimiento sirio que difundieron los medios.

Ya es sabido que las incursiones de “protección humanitaria” no se circunscriben a objetivos militares y afectan a la población civil. Hay cierto desgaste del discurso hipócrita que propaga el principal proveedor mundial de sustancias químicas. Estados Unidos encubrió recientemente el uso de fósforo blanco por parte de Israel en Gaza y es culpable de Hiroshima y de los mutilados de Vietnam.