“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

25/6/12

La burbuja inmobiliaria explota en España / Alemania y su banca celebran porque ocurrió cuando ellos interrumpieron el crédito

<> Todas las medidas de austeridad, recortes incluidos (que representan el ataque más frontal al escasamente financiado Estado del Bienestar en España), están encaminadas a pagar la deuda a los bancos alemanes y de otros países (Francia, Gran Bretaña y Bélgica)
<> Todos los datos muestran claramente que la banca alemana se benefició enormemente de la burbuja inmobiliaria española (y también irlandesa), así como de la crisis financiera de los países periféricos.

Vicenç Navarro

Una de las causas de la crisis actual en España es la explosión de la burbuja inmobiliaria. El maridaje entre el capital financiero (banca, cajas de ahorro, compañías de seguros y otras instituciones financieras) y el sector inmobiliario creó tal burbuja. En los últimos diez años se construyeron más viviendas en nuestro país que en el conjunto de Francia, Gran Bretaña y Alemania. Y a pesar de esta enorme construcción que supuso casi el 9% del PIB español, los precios se dispararon el 150%, subiendo mucho más rápidamente que los salarios, y ello como resultado de una abusiva especulación. No hay duda de que la banca, las cajas, el Banco de España y las autoridades públicas, tanto españolas, como europeas, eran conscientes de ello. Bastaba con ver un gráfico en el que se comparara la evolución de los precios de la vivienda y de los salarios (la gran mayoría de compradores de vivienda derivan su dinero de las rentas del trabajo), para ver que los primeros crecían mucho más rápidamente que los segundos. La distancia entre los dos precios se intentaba llenar con crédito. Y de ahí el enorme endeudamiento de las familias.

Alan Turing, padre de la cibernética condenado por la homofobia / No le fue suficiente haber sido un héroe de guerra

Foto-composición de Alan Turing
Si esa pequeña manzana mordida hoy brilla vanidosa a lomos de todo Mac o iPhone que se precie, es gracias a un homosexual singular: Alan Turing.  Considerado padre de la computación y de la inteligencia artificial, este científico inglés, matemático, filósofo y criptógrafo de la primera mitad del siglo XX se implicó hasta las cejas con la causa antinazi, descifrando el código Enigma alemán, lo que salvó muchas vidas humanas. Desgraciadamente, el mismo mundo libre que tanto le debía le negaba amar a su manera, acarreándole un final trágico, donde una manzana fue también protagonista. Aunque la ciencia oficial, tan dada a silenciar las vidas y pasiones de los científicos, se ha resistido durante años a reconocer los muchos méritos de Turing, por fortuna el tiempo acaba poniéndolo todo en su lugar.

Un niño prodigio

Video sobre Alan Turing
Alan Mathison Turing había nacido un 23 de junio del año 1912 en el distrito londinense de Paddington, en Westminster. Sus padres, Julius y Ethel, viajaban constantemente a la India, donde Julius estaba destinado como funcionario británico, pero nunca llevaron con ellos a Alan, dejándole en Londres al cuidado de unos familiares. Desde edad muy temprana, el joven Turing destacaba por su privilegiada memoria, que le permitió aprender a leer en tres meses. Aficionado a los rompecabezas, con tan sólo ocho años ya se mostraba interesado por el conocimiento científico. Sin embargo, sus aptitudes derivarían hacia el abstracto universo de las matemáticas. Algo que fue posible gracias a su extraordinaria habilidad para realizar cálculos mentales y resolver complejos logaritmos.

A los seis años sus padres le envían al colegio St. Michael, cuyos docentes se percatan de la precocidad de aquel niño. A los catorce ingresa en un internado situado a unos 90 kilómetros de Southampton, donde fue protagonista de una hazaña que recogió puntualmente la prensa local. Era tan grande la resolución del joven Turing por asistir a la escuela que el primer día de clase, que coincidió con una huelga de transporte, llegó a recorrer en solitario esa enorme distancia en bicicleta.