A 25 años de su
muerte, la obra y el legado de Louis Althusser siguen generando polémica
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Louis Althusser
✆Arturo
Espinosa
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Juan Dal Maso | El 24 de octubre de 1990, el diario francés
Le Monde publicaba un artículo titulado “Althusser, el maestro quebrado” e
informaba: “El filósofo murió el lunes 22 de octubre de una insuficiencia
cardíaca en el centro geriátrico de La Verrière (Yvelines). Tenía 72 años”. El
mismo día, del otro lado de los Pirineos, El País titulaba “Muere a los 72 años
Louis Althusser, el último gran filósofo del marxismo” y el copete agregaba, no
exento de cierto morbo: “El pensador, que en 1980 estranguló a su mujer, estaba
internado en un centro geriátrico”.
Quien fuera uno de los principales si no el principal
filósofo identificado con el marxismo durante la segunda mitad del siglo XX a
nivel internacional, no dejaba solamente un triste y solitario final. Dejaba
por sobre todo un legado discutido, contradictorio y complejo, que sigue en
debate hasta el día de hoy.
Louis Althusser había nacido el 16 de octubre de 1918 en la
localidad argelina de Birmandreis. Hijo de una familia alsaciana instalada en
Argelia, durante su primera juventud fue un católico convencido. En 1939
ingresó como estudiante en la Escuela Normal Superior (ENS). Durante la Segunda
Guerra Mundial fue movilizado y estuvo prisionero durante cinco años en un
campo de concentración nazi. En 1948 empezó a trabajar de profesor en la ENS.
Ese mismo año se afilió al Partido Comunista Francés (PCF).