“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/9/11

La moderna y deliciosa esclavitud del BlackBerry


La escritora francesa Marguerite Yourcenar, en su magnífico libro "Memorias de Adriano", escribió: "Dudo de que toda la filosofía de este mundo consiga suprimir la esclavitud, a lo sumo le cambiarán el nombre".

En la otra época de la esclavitud en Estados Unidos, a los esclavos nuevos, y mientras tanto no hubieran sido debidamente alienados y domesticados, se les ataba una bola negra de hierro muy irregular (no era una bola perfecta), con una cadena y un grillete al pie, para que no escaparan corriendo de los campos de algodón.

Los amos, para usar un eufemismo (palabra políticamente más correcta, suena más bonito), le llamaban Black Berry (cereza negra) porque se asemejaba a dicha fruta.