Apuntes para el aprendizaje y des-aprendizaje en la experiencia socialista cubana
Geydis Elena Fundora Nevot | Para dimensionar la obra y el pensamiento de
Chávez, es pertinente comenzar por una reflexión que sirva como punto de
partida: Pongámonos a pensar si nosotros, como sujetos históricos, tuviéramos
el reto de transformar una sociedad víctima de años de dominación económica,
política, cultural, por el capitalismo salvaje; que ha dejado como saldo
histórico una sociedad desmemoriada, despolitizada, con poco sentido del
momento histórico; fraccionada, atomizada, desagregada; altamente condicionada
por los medios de comunicación y fácil de manipular; con vacíos educacionales
acumulados; con notables brechas de equidad de género, étnico-raciales,
territoriales, de estratos sociales, con una notable exclusión social; a la que
le han arrebatado la dignidad; con una tendencia cultural pro-norteamericana;
con una cultura de desorganización social, poca sistematización, improvisación
y sedentarismo; con hiperconsumismo; con concepciones de pseudolibertad; una
sociedad con una cultura instalada del miedo y la inseguridad; con una
trasmisión intergeneracional de valores contrarios a la Revolución como la
corrupción, el individualismo, la realización material por encima de la
espiritual, el clientelismo político, la deslealtad, la traición; y con una
desconexión del plano internacional. Si tuviéramos el reto de convertir esta
sociedad en una revolución, pero no una cualquiera, sino en una Revolución
Bolivariana, ¿qué haríamos…?