“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

6/6/16

La conspiración de los robots

Paula Bach
Las páginas de la prensa en general y la británica en particular están desde hace un tiempo plagadas de información sobre las habilidades de los robots, los vehículos “driverless” y la “inteligencia artificial”. Autos sin conductor diseñados por Google,barcos autónomos ideados por el Pentágono, humanoides que podrían operarcon escasa colaboración de médicos de carne y hueso, robots pensados por Airbus para trabajar junto a humanos en la línea de montaje o la plataforma de inteligencia artificial Amelia que, según dicen, maneja treinta idiomas y puede aprender a interactuar con humanos.

Pero la información -que se ocupa de destacar particularmente imágenes humanoides- no viene sola ni es gratis. Su correlato lo constituyen insistentes preguntas aviesas del tipo: “Robots: ¿amigos o enemigos del hombre?”, “¿más o menos eficaces que los humanos?” “¿los robots son buenos o malos para la humanidad? o, más directamente, afirmaciones tales como: “millones de trabajadores perderán sus empleos”.