“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

19/4/13

Golpe de timón / He ahí el gran reto del presidente Maduro

Gustavo Márquez Marín

Especial para La Página
Con el triunfo de Nicolás Maduro el 14A,  se inició una nueva etapa en la revolución bolivariana, en la cual se pondrá a prueba su capacidad de construir un liderazgo colectivo, que garantice la cohesión de su base social y política conformada a partir del legado de Chávez y, la direccionalidad estratégica de la revolución.

No es casual que la última proclama del Comandante fuese similar a la que hizo El Libertador al presentir su partida. Un dramático llamado a la Unidad. Quizás,  porque estaba consciente de la diversidad de factores que se aglutinaron alrededor de su liderazgo y del pensamiento político  que nos legó.
Este, si bien se nutrió de referentes históricos e ideológicos nuestroamericano y universales, fue el resultado de una permanente reflexión sobre la praxis, “haciendo el camino al andar”, no de la aplicación de recetas o dogma alguno. Esa diversidad es una gran fortaleza, expresión de una nueva hegemonía política en construcción centrada en los intereses de las mayorías populares empero, también es un permanente desafío para quienes tienen la responsabilidad de maniobrar el timón en aguas turbulentas, bajo el acoso sin pausa de la derecha fascista  interna y del imperio estadounidense, la cual ha orquestado un plan de desestabilización y violencia pretendiendo deslegitimar la elección de Presidente Maduro.

Cinco días después del triunfo electoral  del  7O, el Presidente Chávez emplazó a sus Ministros  a trabajar duro y en equipo para profundizar la revolución. Resaltó la importancia de la crítica y la autocrítica como herramientas esenciales para corregir el rumbo. Exhortó a luchar sin  descanso contra el secuestro de las instituciones por roscas burocráticas y contra la corrupción que se anida en ellas. Llamó a trabajar por la construcción del socialismo comunal y a irrumpir contra del tutelaje burocrático del Poder Popular.

Exigió comuna o nada, eficiencia o nada. Señaló la urgencia de “territorializar” la gestión del gobierno, con la participación efectiva de los actores  que se mueven en el territorio. Al reconocer  que la “nave”  estaba desviándose del rumbo,  el Comandante ordenó  un “golpe de timón”. He ahí el gran reto del nuevo Presidente.