Especial para La Página |
Con el triunfo de Nicolás Maduro el 14A, se inició una nueva etapa en la revolución
bolivariana, en la cual se pondrá a prueba su capacidad de construir un
liderazgo colectivo, que garantice la cohesión de su base social y política
conformada a partir del legado de Chávez y, la direccionalidad estratégica de
la revolución.
No es casual que la última proclama del Comandante fuese
similar a la que hizo El Libertador al presentir su partida. Un dramático
llamado a la Unidad. Quizás, porque
estaba consciente de la diversidad de factores que se aglutinaron alrededor de
su liderazgo y del pensamiento político
que nos legó.
Este, si bien se nutrió de referentes históricos e ideológicos nuestroamericano y universales, fue el resultado de una permanente reflexión sobre la praxis, “haciendo el camino al andar”, no de la aplicación de recetas o dogma alguno. Esa diversidad es una gran fortaleza, expresión de una nueva hegemonía política en construcción centrada en los intereses de las mayorías populares empero, también es un permanente desafío para quienes tienen la responsabilidad de maniobrar el timón en aguas turbulentas, bajo el acoso sin pausa de la derecha fascista interna y del imperio estadounidense, la cual ha orquestado un plan de desestabilización y violencia pretendiendo deslegitimar la elección de Presidente Maduro.
Este, si bien se nutrió de referentes históricos e ideológicos nuestroamericano y universales, fue el resultado de una permanente reflexión sobre la praxis, “haciendo el camino al andar”, no de la aplicación de recetas o dogma alguno. Esa diversidad es una gran fortaleza, expresión de una nueva hegemonía política en construcción centrada en los intereses de las mayorías populares empero, también es un permanente desafío para quienes tienen la responsabilidad de maniobrar el timón en aguas turbulentas, bajo el acoso sin pausa de la derecha fascista interna y del imperio estadounidense, la cual ha orquestado un plan de desestabilización y violencia pretendiendo deslegitimar la elección de Presidente Maduro.
Cinco días después del triunfo electoral del
7O, el Presidente Chávez emplazó a sus Ministros a trabajar duro y en equipo para profundizar
la revolución. Resaltó la importancia de la crítica y la autocrítica como
herramientas esenciales para corregir el rumbo. Exhortó a luchar sin descanso contra el secuestro de las
instituciones por roscas burocráticas y contra la corrupción que se anida en
ellas. Llamó a trabajar por la construcción del socialismo comunal y a irrumpir
contra del tutelaje burocrático del Poder Popular.
Exigió comuna o nada, eficiencia o nada. Señaló la urgencia
de “territorializar” la gestión del gobierno, con la participación efectiva de
los actores que se mueven en el
territorio. Al reconocer que la
“nave” estaba desviándose del
rumbo, el Comandante ordenó un “golpe de timón”. He ahí el gran reto del
nuevo Presidente.