“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

6/4/13

Subjetivismo y materialismo

  • A raíz de un artículo que escribí sobre ‘Monismo y dualismo’,  Ramón Casares me envió amablemente su libro ‘El doble compresor’, para que lo leyera y lo comentara.
Luis Roca Jusmet

Especial para La Página
He leído el libro, muy denso e interesante y que plantea gran cantidad de problemas filosóficos. Voy a comentar aquí algunas de sus hipótesis y mi comentario crítico. No pretendo resumir el libro ( disponible en la dirección electrónica citada ) sino formular algunas de las ideas que me han sugerido sus planteamientos. Aunque no estoy de acuerdo con lo que plantea el libro la mejor función que un texto filosófico tiene es la de dar que pensar. Ramón Casares lo consigue.

Primera hipótesis epistemológica: Defensa del subjetivismo y crítica del objetivismo realista

 El objetivismo es falso porque plantea que hay entidades materiales independientes que podemos conocer de manera objetiva. La crítica de Ramón Casares se basa en que los objetos son construcciones subjetivas a partir de nuestra percepción y nuestra lógica.
Nuestros sentidos y nuestra razón son las que generan los objetos mensurables en términos de espacio y de tiempo. Nuestro conocimiento de un proceso de acumulación, comprensión y ordenación de información. No hay objeto sino información fuera de nuestro conocimiento. Es el sujeto el que construye el objeto, por lo que es el sujeto la causa del objeto. Pero no es solipsismo porque afirma la existencia de una información ajena al sujeto.

Segunda hipótesis ontológica :  Defensa de la realidad como información y crítica del sustancialismo espiritualista o materialista. La defensa del conocimiento como construcción a partir de la información le lleva a la afirmación ontológica de que no hay sustancias, ni materiales ni espirituales, lo que hay es información. ¿ Qué es la información ? Es potencia actualizada, nos dice en algún momento. La materia y el espíritu son manifestaciones de la información

Evidentemente aquí simplifico las complejas argumentaciones del autor. Pero mi lectura, quizás superficial, me plantea algunas críticas.  En primer lugar estoy de acuerdo con su crítica al realismo ingenuo, que pretendería que hay un mundo independiente que podemos representar de manera fiel en nuestra conciencia y que esto sería el conocimiento objetivo de lo real. Estas afirmaciones representan el peor empirismo y positivismo. Kant ya nos argumenta con consistencia ( y Casares lo recoge) que el sujeto y el objeto se construyen mutuamente. Digo mutuamente, no que el sujeto construya el objeto. El matiz de Kant sirve para evitar el solipsismo, que consideraría que es el sujeto causa del objeto. Hay una realidad a partir de la que construimos el objeto, éste no es una proyección nuestra. Pero yo a esto no le llamaría subjetivismo sino realismo crítico. El subjetivismo me parece una expresión más adecuada para el idealismo epistemológico, que considera que el mundo es una realidad mental. Lo planteaba Berkeley y anteriormente pienso que tampoco Descartes fue capaz de salir de manera consistente de él. Utilizó el argumento de afirmar la evidencia de Dios para hacerlo. En todo caso para mí el realismo quiere decir que partimos de una realidad que está fuera de nuestra mente y que accedemos a ella de manera interactiva : ni subjetivismo ni objetivismo : se construyen mutuamente, dialécticamente podríamos decir.

En segundo lugar pienso que hay que mantener el término materialismo porque me parece que puede entenderse de manera amplia, como afirmación de que todo forma parte del Universo físico. Universo que es energía. En otro libro he leído la misma hipótesis que plantea Casares, que la realidad es información. Pero no acabo de entender lo que quiere decir y si lo intuyo lo hago como una transmisión a través de unidades físicas: no sé entenderlo de otra forma. Lo que sí me parece una ficción es el espíritu, que no sabe nunca de que se hable, más allá de las ficciones construidas por el imaginario humano.  ¿ Cómo lo justifica Ramón Casares ? A través de la conciencia y la libertad, que para él son irreductibles a la materia. Pienso con Antonio Damasio que la conciencia es una propiedad de la  mente, que al final es posible por el  cerebro y sus redes neuronales, que serían materiales. Otra cosa es que yo no crea que la realidad mental se reduzca a lo neuronal, como dirían los materialistas reduccionistas. Creo que es algo que emerge del cerebro pero es distinto de él ( autónomo, no independiente ). En este sentido me defino como un materialista crítico. La conciencia es una propiedad de la mente, diferente del acto mental ( que puede ser inconsciente). Creo que éste es el hallazgo de Freud ( al que el amigo Casares también considera en su libro) : la mente no es igual a la conciencia.   ¿ Y la libertad ? Aquí me contrapongo totalmente a lo que afirma el libro. Ser libre, dice, significa poder elegir y esto implica diversos futuros posibles. Pienso, como Spinoza, que si la piedra fuera consciente pensaría que ha elegido caer. Y el león que ha elegido comer o atacar. Pero son acciones determinadas por una interacciones de condicionantes internos y externos. Igual que los humanos, con dos diferencias, la primera es que las acciones humanas son tan complejas que nunca las podemos prever. Pero esto es un factor de ignorancia, no una dinámica real. Yo soy totalmente determinista. Pero no hablo de un determinismo mecánico, de leyes, sino de interacciones. Los futuros posibles existen solo en el imaginario humano. Y este imaginario de los futuros posibles se convierte en otro condicionante. En este marco entiendo la libertad, en el sentido de Spinoza o de Nietzsche: es la capacidad de autodeterminación, es decir de hacer pesar más los factores internos que los externos. Actuar más por el deseo interno que por la reacción a los estímulos externos.

Un último tema que me gustaría comentar es lo que nos dice Ramón Casares sobre el lenguaje y sus aspectos semánticos y sintácticos. Aquí si me parece que hay una confusión de términos. Aclaro : confusión quiere decir que los utiliza de una manera que no ayuda a entender su funcionamiento. En lo que sí estoy de acuerdo es en su afirmación que lo propio del lenguaje humano es su carácter simbólico, es decir la utilización de significantes que tienen significados abstractos. Pero la abstracción Casares la deriva de lo sintáctico, mientras considera que lo semántico es una simple representación de objetos, que tiene una dimensión concreta : este significante representa este objeto. Pero el error es que los significantes significa casi siempre conceptos y los conceptos son, por definición, abstractos. El caso de la niña ciega Helen Keller es significativo: ella accede al lenguaje simbólico cuando entiende que agua se refiere a algo abstracto. El concepto de agua es abstracto porque se refiere a un conjunto posible de objetos con unas propiedades. Lo sintáctico es abstracto porque son reglas formales pero precisamente estas son las que puede imitar un ordenador. Precisamente la crítica de John Searle a la metafóra del ordenador para explicar la mente humano va por aquí. Un ordenador puede escribir un libro con lógica si le damos las reglas adecuadas, pero nunca entenderá lo que dice.

Bien, esta es mi primer y modesto comentario al libro que Ramón Casares tuvo la gentileza de comentar conmigo. Espero sus comentarios en mi blog o en el lugar que considere oportuno.