“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

18/11/13

Robert Capa | La mejor foto de mi vida

La muerte de un miliciano ✆ Robert Capa
En una entrevista de 1947 para una radio norteamericana recientemente recuperada, Robert Capa el centenario de cuyo nacimiento se conmemoró el 22 de octubre,  relataba las circunstancias en las que tomó en el frente de Córdoba en septiembre de 1936 la que es acaso su imagen más célebre y debatida: Muerte de un miliciano.
Autorretrato de Robert Capa

Capa: Sabe usted, es una pregunta que exige cautela, porque no sabes nunca si tienes una foto de prensa o no la tienes. Y es que cuando disparas, todas las fotos son iguales, y las fotos del periódico nacen en la imaginación del director y del público que las ve.

En cierta ocasión tomé una foto que resultó mucho más valorada que las demás, y yo desde luego no sabía en el momento de disparar que había captado una foto especialmente buena. Fue en España, muy al principio de mi carrera de fotógrafo, y muy al
inicio de la Guerra Civil española; la guerra era algo como romántico, si es que lo puedes ver así.  
Entrevistadora: ¡No, no puedo!
Capa: Era allí, porque era en Andalucía y aquella gente estaba muy verde, no eran soldados, y morían a cada minuto haciendo grandes gestos y mostraban que era por la libertad y una justa, estaban entusiasmados, y yo estaba en la trinchera con cerca de veinte milicianos, y esos veinte milicianos tenían 20 fusiles viejos, y en la otra loma frente a nosotros había una ametralladora de Franco.

Así que mis milicianos disparaban en dirección a la ametralladora durante cinco minutos y luego se levantaban y decían "¡Vamos!" y salían de la trinchera a por la ametralladora. Como era de esperar, la ametralladora abría fuego y los barría. Con lo que los que quedaban volvían y tiraban otra vez al azar en dirección a la ametralladora, que era lo bastante lista como para no responder, y tras cinco minutos decían de nuevo "¡Vamos!" y volvían a barrerlos. Esto se repitió tres o cuatro veces, de modo que a la cuarta puse la cámara por encima de la cabeza sin mirar siquiera y tiré una foto cuando salían de la trinchera. Y eso fue todo. Ni siquiera miré allí las fotos, las envié con muchas otras más que había tomado. Me quedé tres meses en España, y para cuando volví me había convertido en un fotógrafo muy famoso porque esa cámara que había sostenido por encima de la cabeza había captado a un hombre justo en el momento en que le alcanzaban.
Entrevistador 2: Fue una gran foto
Capa: Probablemente la mejor foto que he hecho en mi vida. Nunca vi la foto en el encuadre porque tenía la cámara muy por encima de la cabeza.
Entrevistador 2: Por supuesto, hay una condición que tienes que crear tú mismo, Bob: para poder conseguir una foto afortunada como esa tienes que pasar mucho tiempo en las trincheras.
Capa: Sií, es una costumbre que me gustaría perder.

Robert Capa (1913-1954), pseudónimo de Endre Ernö Friedmann, fue uno de los fotorreporteros imprescindibles del periodismo gráfico del siglo XX. Nacido en Budapest, se hizo célebre gracias a sus fotos de la Guerra Civil española y de la II Guerra Mundial. Murió en Vietnam al pisar una mina.
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