“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

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24/6/15

¿Con qué puedo retenerte?..., dijo Jorge Luis Borges

Jorge Luis Borges ✆ Tullio Pericoli
F. Vladimir Pérez Casal   |   […] el pasado 14 de junio, se cumplió un aniversario de la muerte del poeta, ensayista y escritor argentino Jorge Luis Borges, (24 de agosto de 1899 en Buenos Aires, y 1986, Ginebra, Suiza)[i]. Admiro la poesía y a los poetas, me hubiera gustado serlo, no lo soy, me faltó el talento y el talante, el creérmelo y aparentarlo y otras cosas más, he sido solo un juntador de versos, mas ajenos que propios, por razones lógicas.

Historia Universal de la Infamia, fue escrita en 1934 y publicado el libro en 1935, tiene una dedicatoria: Dedico este libro a I.J.: Inglesa, innumerable y un Ángel. Además: Te ofrezco ese núcleo de mí mismo que he salvado, de algún modo: ese corazón que no comercia con palabras, que no trafica con sueños, y que no ha sido tocado por el tiempo, por el júbilo, por las adversidades [ii].

En 1943, cuando el escritor recopiló las poesías escritas en un volumen que llamó Poemas (1922-1943), podemos descubrir que la dedicatoria de este libro es parte de un texto escrito en inglés, un segundo poema que tituló: Poemas en Prosa para I.J. En 1954 en otra edición de Poemas (1923-1953), el autor cambia el título a: Two English Poems (Dos Poemas Ingleses), y en una nota a pie de página aclara que el primero de ellos fue escrito para Beatriz Bibiloni Webster de Bullrich.

18/11/13

Fragmentos del mundo | Un abordaje posible al texto ‘Del rigor en la ciencia’ de Jorge Luis Borges

J. L. Borges ✆ Fernando Vicente
Analía Gonzalía [1]  |  ¿Es  posible para el hombre conocer más allá de aquello que le muestran sus ojos? Para los cartógrafos del Imperio del que nos habla Borges no. En el cuento ‘Del rigor en la ciencia’ [2] de Jorge Luis Borges la rigurosidad por la reproducción perfecta del Imperio llevó a un mapa totalmente inútil pues el último realizado fue destruido. Esto nos hace reflexionar sobre el rigor en las disciplinas. La obsesión por conocer exhaustivamente una cosa llevó a estos hombres a una mera reproducción de lo visto. Conocer no tiene porque significar reproducir. El solo reproducir termina siendo una copia y no implica un proceso de conocimiento. El conocimiento así concebido es un producto y no un proceso productivo complejo. Un niño copia las letras de su nombre en un papel y el padre orgulloso comenta a los familiares que el niño “sabe” escribir su nombre. Pues el niño ni “sabe” escribir su nombre ni “conoce” las letras, solo copio lo que vio. Hizo una reproducción, una réplica, una líneas que dieron por producto final un nombre pero no hubo en el medio ningún proceso mental para llegar a tal fin. Así, los hombres del cuento han reproducido lo visto. En un primer intento

3/11/13

Inquisiciones y anatemas de Borges

J.L Borges ✆ Hugo Enio Braz
Edvard Zeind  |  Manderechas a la lingüística, a Bertrand Russell y a Ludwig Wittgenstein, que con sus observaciones filosóficas y sendos análisis del lenguaje clarificaron los problemas del estructuralismo, de los andamios culturales que escamotearon y confundieron al mundo; albricias al estructuralismo del historiante Michel Foucault y del gramático Jacques Derrida, pues merced a sus escrutamientos y apuntamientos metafísicos y semióticos hicieron posible la observación de los epistémicos fenómenos del pasado, sacados a la estampa, que no a luz, por gentes como el crítico Kant o como el dialéctico Marx; parabienes al positivismo de Augusto Comte, que en su libro llamado ‘Filosofía Positiva’ adunó ciencias naturales y sociales, o por mejor decir, métodos de estudio donde la percepción y el entendimiento, acendrados de teología, pudieron trabajar conjuntamente; albricias al idealista empirismo inglés, a su economía política, a Stuart Mill, a Locke y a Berkeley y a Hume, meditadores profundos que a fuer de nominalismo, cartesianismo y espiritualismo sacaron de la almáciga humana todo resabio de medievalismo, es decir, de lógica escolástica, aderezada ésta por el genio de Santo