Recordemos informaciones de hace algunos meses sobre la
situación de estos trabajadores: Cuarenta y cuatro obreros nepalíes,
el grupo más numeroso de esos trabajadores extranjeros, murieron entre el
4 de junio y el 8 de agosto de 2012
(un trabajador muerto por día) y miles de obreros jóvenes trabajaban y trabajan en condiciones paupérrimas, cercanas al esclavismo. Lo hacen dentro del proyecto de infraestructuras para organizar el Mundial de fútbol de 2022 (Qatar se gastará en torno a 100 mil millones de $USA en infraestructuras), una decisión de la FIFA, de Herr Joseph Blatter, que sólo es posible entender bajo la perspectiva “los negocios son los negocios, lo demás calderilla y música celestial y matutina de los domingos”
(un trabajador muerto por día) y miles de obreros jóvenes trabajaban y trabajan en condiciones paupérrimas, cercanas al esclavismo. Lo hacen dentro del proyecto de infraestructuras para organizar el Mundial de fútbol de 2022 (Qatar se gastará en torno a 100 mil millones de $USA en infraestructuras), una decisión de la FIFA, de Herr Joseph Blatter, que sólo es posible entender bajo la perspectiva “los negocios son los negocios, lo demás calderilla y música celestial y matutina de los domingos”
Eran informaciones del The Guardian, en un reportaje de
investigación, del periodismo que vale la pena, titulado “Los esclavos del
Mundial de Catar”. Tal como señalaba la OIT, la Organización Mundial del
Trabajo,la situación de estos obreros que trabajan en muchas ocasiones sin recibir
salarios durante meses “ni llevarse un bocado durante toda la jornada y
duermen hacinados en pobres habitaciones” roza o supera elesclavismo: 12 horas
trabajando y 12 sin comida toda la noche. Están construyendo los 9 o más
estadios que se levantarán para la cita, un aeropuerto, cientos de kms de
carretera, un enorme puente que unirá Catar con Bahréin, una línea férrea
de alta velocidad y, desde luego, miles de plazas hoteleras para los
turistas. ¡Todo por la pasta, el fútbol y la grandeza de las clases
dirigentes de Qatar… y sus grupos sociales afines del resto del mundo! El
trato dispensado a los obreros: “Cuando me quejé, mi jefe me agredió, me
echó del lugar donde vivía y se negó a pagarme. Tuve que mendigar por
comida”, confirma uno de los trabajadores.”
¿La situación ha cambiado meses después? No, en absoluto. Amnistía
Internacional (AI) dio el 17 de noviembre de 2012 otro contundente golpe
al Mundial de fútbol redoblando “la presión sobre la FIFA al denunciar
violaciones generalizadas a los derechos humanos en las obras de
construcción de escenarios para el evento”. Será o no será eso.
Pinturas viejas y materiales de desecho, que se almacenaban en los lugares de alojamiento de trabajadores en Qatar, octubre de 2012 © Shaival Dalal |
Lo señalado anteriormente: durante meses muchos trabajadores
no reciben salario “y son pese a ello obligados a trabajar bajo la amenaza
de quitarles el salario por completo o deportarlos" [1]. Son palabras
de Regina Spöttl, la experta en Qatar de la sección alemana de AI al
presentar el documento titulado “El lado oscuro de las migraciones: un
foco en el sector de la construcción en Qatar de cara al Mundial”. “Es
sencillamente inadmisible que en uno de los países más ricos del mundo se
explote de forma despiadada a tantos trabajadores migrantes, se los prive
de su salario y se los aboque a intentar sobrevivir”. Son estas últimas
palabras de Salil Shetty, el secretario general de AI. Algunas de las
situaciones denunciadas: “Los trabajadores son obligados a cenar en habitaciones
a oscuras y sin electricidad tras extensas jornadas de trabajo bajo un
fuerte calor. Las condiciones de higiene en los alojamientos, en los que
se hacinan trabajadores en su mayor parte provenientes del sudeste
asiático, son muy precarias. Los derechos de los trabajadores son violados
sistemáticamente en el emirato sobre el Golfo Pérsico. A menudo, los
obreros trabajan turnos de 12 horas siete días a la semana, incluidos los
seis meses de verano cuando las temperaturas superan los 45º C. Las medidas
de seguridad son escasas (el año pasado hubo al menos un millar de
ingresados por traumatismos en accidentes de trabajo, de los que un 10%
quedaron incapacitados). Las condiciones en que les alojan las empresas
son atroces: hacinados, sin aire acondicionado y, en casos extremos como en
el campamento de Al Khor, sin electricidad”.
Basándose en el informe, AI llama a la FIFA y al gobierno
qatarí a evitar nuevas violaciones a los derechos humanos y demostrar que
se los toma "en serio". Ya podemos imaginarnos la seriedad con
que se tomaran esas críticas a no ser que nuestras voces críticas, las de todo
el mundo, resuenen como un huracán imparable. Hay más. El sistema de
patrocinio “impide que los trabajadores cambien de empleo o salgan del
país sin permiso de sus patrocinadores, compañías abastecedoras de mano de
obra o ciudadanos cataríes queavalan a los trabajadores y los ceden a las
empresas por un precio”. Más aún: “Muchos de éstos confiscan los
pasaportes mientras dura el contrato”. El relator especial de la ONU para
los derechos de los emigrantes, François Crepeau, ha pedido la abolición
de la kafala, del sistema de patrocinio.
Ángeles Espinosa señalaba desde las páginas de El País [2]
nudos del mismo escenario. “Desde la ventana del dormitorio colectivo se
ven los focos del estadio Al Khor. Sin embargo, el recinto, en el que se alojan
varias decenas de obreros asiáticos, carece de electricidad y de las
mínimas condiciones sanitarias. Sus ocupantes han pasado ocho meses sin
cobrar salario alguno ni poder salir del país. Como ellos, muchos de los
cientos de miles de trabajadores extranjeros llegados a Catar para
construir las millonarias infraestructuras del Mundial de 2022 viven en
condiciones atroces y sufren abusos laborales. Algunos comentarios de
obreros explotados: “Ha sido horrible. No sé por qué vine. Lo considero la
peor etapa de mi vida. Mi padre se murió y no pude ir a verle por última
vez, a pesar de implorar [al responsable], llorar y echarme a sus pies”.
Palabras de un trabajador indio de 31 años que trabajaba como supervisor
de sistemas de ventilación para Kranz Engineering. La empresa “tenía a 250 trabajadores
subcontratados en la construcción de un campus en Ras Laffan. Los alojaron
en Al Khor, cerca de uno de los estadios previstos para el Mundial. A
partir de julio de 2012 dejaron de recibir su salario, al parecer porque
la obra se prolongaba más de lo previsto. Cuatro meses más tarde, los
obreros se plantaron e intentaron volver a sus países, India, Nepal y Sri
Lanka”. Estaban atrapados: “La compañía se negó a devolverles los
pasaportes,tramitarles el visado de salida y pagarles los billetes de regreso
tal como estipulaban los contratos. La situación era desesperada. Sin enviar
dinero a casa en meses, sabían que sus familias no podían pagar los
alquileres y en algún caso se habían quedado en la calle”. No se trata,
desde luego, de un caso aislado.James Lynch, uno de los autores del informe ha
señalado que “el Gobierno asegura que quiere proteger a los trabajadores.
Hay algunas leyes que debieran protegerlos, pero no se cumplen”.
¿Quién puede creerse esas promesas? ¿El gobierno qatarí
desea proteger a estos trabajadores? Una nota complementaria de Lynch: “La
población aumenta en 20 personas por hora. Muchos migrantes llegan a Catar
llenos de esperanzas, que se ven frustradas poco después. No hay tiempo
que perder: el gobierno y las empresas deben actuar ya para poner fin a estos
abusos”. Desde luego, no hay tiempo que perder pero es muy improbable que
empresas y gobierno actúen afablemente para evitar esos abusos. O la voz
crítica del mundo… o nade. Eso sí, el dinero de la explotación crea
riqueza para unos pocos y genera inversiones La Fundación Qatar o
instituciones y/o empresas afines es propietaria del Paris Saint Germain.
La misma institución financia al club de fútbol Barcelona, un club que
tiene a gala, como señaló muy generosamente Manuel Vázquez Montalbán, “ser
más que un club”. Ese ser más, ¿se nota admitiendo esta financiación?
¿Habría alguna diferencia en que el Barça llevara en su camiseta, si
pagaran bien, publicidad de la fundación “Francisco Franco”? ¿Eran peores
o eran mejores las condiciones de los trabajadores españoles (incluidos
los catalanes por supuesto) durante la dictadura militar del generalísimo
criminal que la de los obreros que trabajan en Qatar? ¿Ese es el buen
trato que, según él mismo declaró, recibió Herr Guardiola cuando jugó en
algún equipo del “país más rico del mundo”? ¿De qué hablamos de buen
trato? ¿De qué hablamos cuando hablamos de ser más que un club?
Notas
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