“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

1/3/16

Sigue la fiesta

Gustavo Márquez Marín   |   Intentando crear confusión, la cúpula de la MUD-FEDECAMARAS afirma que la crisis demuestra el fracaso del   “modelo socialista bolivariano”, aunque en realidad ésta forma parte de un  ciclo histórico depresivo del viejo capitalismo petro-dependiente-clientelar venezolano. La verdad es que asistimos a la crisis terminal del viejo modelo extractivista importador, generador de un aparato productivo desarticulado y altamente dependiente de las importaciones de insumos y tecnología, carente de dinamismo y autosostenibilidad. Creador de una burguesía cuya existencia dependen de la  extracción de la renta petrolera para acumularla en el exterior y de su articulación con el gran capital transnacional. Modelo este que no ha cambiado con la revolución e incluso se ha profundizado, porque la economía se hizo más dependiente de los petrodólares y la fuga de capitales se triplicó. Es en ese sentido que  podemos hablar de un gran  fracaso. Este reconocimiento debe ser el punto de partida y de encuentro para impulsar una rectificación profunda impulsada desde el chavismo crítico.

Al analizar las “nuevas” medidas cambiarias anunciadas por el Presidente Maduro, observamos con preocupación que al mantenerse el anclaje cambiario, se persiste en la “candidez” irresponsable al presumir que todo burócrata, importador o  comerciante que gestiona o recibe dólares preferenciales, trasladará al consumidor el jugoso subsidio cambiario y, que en la cadena burocrática que asigna las divisas no se aplicarán más coimas o que éstas se minimizarán con más “controles”. Al reconducir esa política nefasta se ancla la corrupción y sigue activo el motor que mueve el contrabando, el bachaqueo, el acaparamiento, la inflación, la escasez y la fuga de capitales. Ahora, con dos tipos de cambio, el fijo a 10 b/$, con él que se realizará el 80% de las importaciones y el otro, supuestamente “flotante”, dependiente de la intervención de un BCV inhábil para competir con el “dólar Cúcuta”, porque tiene seca la bóveda de divisas. Al mantenerse el statu quo cambiario seguirá la fiesta de los corruptos, mientras tanto, el pueblo padece los rigores de las colas, la inflación y la escasez. Parafraseando a Einstein, “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.