“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

11/2/15

En desacuerdo: no hay desacuerdo | Las movidas de Yanis Varoufakis

Yanis Varoufakis ✆ Stefanos Papadatos
La hormiga trabaja y ahorra; la cigarra se dedica a cantar y holgazanear. En Europa predomina la extrañísima idea de que todas las cigarras viven en el Sur y todas las hormigas en el Norte… 

José Blanco   |  El retruécano que produjeron con su juego de palabras, resultado del intercambio entre el ministro de Finanzas alemán, el democristiano Wolfgang Schäuble, y su homólogo griego, el economista de izquierda Yanis Varoufakis, fue traducido de distintos modos por los medios de diversos países. Si no hay desacuerdo es que hay acuerdo, y en eso no estuvieron de acuerdo los ministros. La altanería de Schäuble no alteró a Varoufakis entrenado por años en la esgrima académica entre economistas, especialmente en sus años en la Universidad de Essex, sobre todo cuando pertenecen a corrientes distintas y más aún cuando uno de los polos, el neoliberalismo, no oye ni ve ni entiende.

Varoufakis sabía que se toparía con un muro arrogante que lo vería como un insecto. Pero hasta ahora Tsipras y su ministro de finanzas, Varoufakis, están recorriendo a los ejecutivos de la eurozona para ver hasta dónde están dispuestos los austeristas a hacerse el haraquiri, rechazando el programa de Tsipras y prolongando la miseria de los más en Grecia. Un rechazo será una declaración de guerra económica, de intensidad diversa entre los miembros de la eurozona.

Esa guerra puede estar acompañada a partir de cierto momento por la rebelión de las masas (no de la que hablaba Ortega y Gasset, pues nuestro momento es muy otro), sino una que hoy no puede ser, aunque con distintos alcances y medios, principalmente antisistémica. Tsipras cuenta con un guerrero en el Ministerio de Finanzas; veremos hasta dónde llega Varoufakis y hasta dónde lo sostendrá Tsipras. Pero en este gran desencuentro Grecia tiene ya muy poco que perder y el resto de la eurozona tiene muchísimo, especialmente Alemania.

Joaquín Estefanía –licenciado en economía y en pe­riodismo por la Universidad Complutense, y director de El País de 1988 a 1996–, que a veces parece usar una espada para escribir, se ha referido de este modo de Varoufakis: Participante habitual en todo tipo de debates sobre la Gran Recesión, sus análisis nunca dejan indiferente. Recoge esta cita del ministro griego: ¿Qué debería hacer Grecia para rescatarse a sí misma de su gran depresión?, ¿cómo deberían reaccionar España o Italia a las exigencias que la lógica nos dice que harán que las cosas empeoren? La respuesta es que no hay nada que nuestros orgullosos países puedan hacer más que decir no a las necias políticas cuyo real objetivo es profundizar la depresión.

Esas palabras, escribe Estefanía, pertenecen a “su libro más conocido, El Minotauro global (Capital Swing), que amplía un artículo publicado en la publicación norteamericana Monthly Review (fundada por el gran Paul Sweezy), lo que caracteriza su lugar ideológico”. Con la Primera Guerra Mundial y la revolución bolchevique, el debate teórico entre los marxistas desapareció. En 1914 Rudolf Hilferding escribió El capital financiero, en el que teoriza sobre la fusión del capital industrial, el capital bancario y el Estado en Alemania. En 1917 Nikolai Bujarin escribe El imperialismo y la economía mundial y Rosa Luxemburgo La acumulación de capital (1913); de altos vuelos teóricos no hay más, hasta que en 1942 Paul Sweezy revive a Marx y al debate marxista, con su Teoría del desarrollo capitalista, debate que alcanza un auge en los años 60. El marxismo fue echado de los círculos intelectuales y académicos con la crisis mundial de los años 70 y la victoria política del pensamiento único, pero desde hace unos 15/20 años los rescoldos marxistas que quedaron comenzaron a reanimarse cada vez más intensamente. En ese espacio se ha movido también el griego Varoufakis.

En 2013 Varoufakis junto a otros dos conocidos economistas contrarios al pensamiento único, Stuart Holland, ex diputado laborista británico y asesor de Jacques Delors, y James Galbraith, profesor de la Universidad de Texas, formularon Una modesta proposición para resolver la crisis de la eurozona, en la que plantean la urgencia de un new deal europeo contra la cuádruple crisis existente: bancaria, de endeudamiento, de falta de inversión y, sobre todo, social, motivadas todas ellas por fracasos políticos.

Estefanía informa de una entrevista de Varoufakis con la cadena austriaca ORF, dirigida al público de habla alemana, donde habla de la fábula de la cigarra y la hormiga: un intento de explicarse frente a públicos extensos. La hormiga trabaja y ahorra; la cigarra se dedica a cantar y holgazanear. “En Europa predomina la extrañísima idea de que todas las cigarras viven en el Sur y todas las hormigas en el Norte… Cuando la burbuja estalló, las cigarras del Norte y el Sur –digamos los banqueros–, decidieron que la culpa la tenían las hormigas del Norte y del Sur… La mejor forma de encarar esto era enfrentar a las hormigas del Norte con las hormigas del Sur, contándoles que en el Sur sólo existían cigarras. Así, la UE comenzó a fragmentarse…”

Por lo pronto, para continuar el debate 300 economistas y expertos universitarios de todo el mundo han firmado un manifiesto de solidaridad con Grecia en el que instan a gobiernos europeos e instituciones internacionales a emprender negociaciones de buena fe. Indican que el gobierno griego tiene razón porque las políticas aplicadas hasta ahora son un completo fiasco y no han aportado ni recuperación económica, ni estabilidad financiera, ni empleos, ni siquiera inversiones extranjeras directas. El Ejecutivo heleno, subrayan, está en lo correcto al exigir la quita de su deuda que es insostenible y no será nunca rembolsada pase lo que pase.
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