“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

18/9/15

Cara a cara: El diálogo Maduro-Santos

Foto: Nicolás Maduro & Juan Manuel Santos
Gustavo Márquez Marín   |   El diálogo Maduro-Santos sería fecundo si es transparente y se enfoca en las políticas públicas que estimulan el contrabando y sus secuelas. En ese “cara a cara” el gobierno colombiano debería responde:

1. ¿Por qué desde el 2000 mantiene un mercado paralelo del bolívar operado por casas de cambio fronterizas, que arbitrariamente fijan  el valor de nuestra moneda, impulsando el lavado de activos y el contrabando?

2. ¿Sí Colombia produce 80.000 b/d de gasolina y consume una cantidad similar, por qué exporta 15.000 b/d? ¿Por qué en las estadísticas oficiales contabiliza como propio el combustible ilegal?

3. ¿Por qué autoriza a los municipios fronterizos para que “regulen” el precio de ese combustible ilegal? ¿A qué se debe que haya legalizado el contrabando con un valor menor a 10.000 dólares?

4. ¿Por qué permite que los bienes contrabandeados se expendan libremente en la economía formal e informal y los que son decomisados, nunca son devueltos a pesar del enorme daño que ocasiona al país? 

5. ¿A qué se debe la tolerancia del Estado colombiano ante el contrabando masivo, cuyo  valor anual pudiese estar entre 5 y 8 mil millones  de dólares, mientras el intercambio comercial legal apenas llega 1.300 millones de dólares? ¿Puede haber relaciones comerciales normales en esas circunstancias?

Ambos gobiernos deben explicar cómo es que salen diariamente de Venezuela y entran a Colombia de contrabando, 7 millones de litros de combustible y grades volúmenes de alimentos, materiales de construcción, electrodomésticos, insumos agrícolas e industriales, sin que se percaten de ello las autoridades de ambos países?  ¿Es eso posible sin la complicidad de funcionarios y empresarios insertos en la cadena de producción, importación, comercialización y resguardo fronterizo? ¿Cómo influye en ello el control de cambio y el precio de la gasolina?

Un tema insoslayable en el diálogo, es la acción conjunta para desalojar del eje fronterizo el narco paramilitarismo y avanzar en la construcción de una “nueva frontera” de trabajo y paz, basada en un plan de desarrollo territorial binacional. No habrá solución estable que devuelva el futuro a los colombianos y venezolanos que viven en la frontera, si ambos Estados no asumen que son parte del problema pero a la vez de la solución.
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