“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

17/12/08

¿Por qué cayapean a Mario Silva y no critican a Diosdado Cabello o a Jesse Chacón?

¿Buena pregunta verdad? Sin embargo he visto cómo se arremete contra Mario Silva, para lo cual se aprovechan de cualquier cosa, hasta de un artículo de opinión que se atrevió a escribir y a publicar en Aporrea y en el que planteaba inquietudes sobre cuestiones ideológicas, que no voy a comentar por los momentos. El problema no es que se discuta en torno la ideología, sino que se busque una pequeña rendija para caerle encima a Mario Silva y cobrarle “su” derrota en las elecciones del 23N.
La impresión que me da es que muchos quieren que el único habitante de la isla La Borracha, lugar al que prometió enviar el presidente Chávez a los perdedores de las elecciones regionales, sea Mario Silva, mientras contemplo con estupor  que no se diga nada de otros que están en iguales o peores condiciones que éste para fijar residencia en ese lugar aparentemente muy inhóspito.

En la apreciación acerca de la naturaleza de la isla La Borracha, están equivocados todos, inclusive el Presidente. ¿Por qué? Por que a pesar que en la isla La Borracha predomina una vegetación y ambiente xerófilos, resulta ideal para las excursiones  turísticas y para las exploraciones subacuáticas, por la riqueza y variedad de cuevas marinas que allí se encuentran, resultando ideal para la práctica del velerismo, el submarinismo y el “snorkeling”. Entre los grandes atractivos de la isla La Borracha están los espectaculares fondos marinos y las burbujas de aire que se han formado dentro de las cuevas, que allí se encuentran, producto de la erosión y del incesante golpetear de las olas sobre la costa desnuda; posee además una pequeña pero extraordinaria bahía, ideal para el atracadero de peñeros y otras pequeñas embarcaciones. 

Si hay algún lugar en el mundo en donde me gustaría vivir y tener una casa es, precisamente, en La Borracha, con sus aguas azules y transparentes y una vista bellísima sobre la bahía de Pozuelos, que permite destacar otra ventaja adicional, y es que se encuentra a sólo 11 km. de Puerto La Cruz. La isla La Borracha forma parte del archipiélago Islas Borrachas y está acompañada por otra isla llamada El Borracho y unos islotes llamados Los Borrachitos, El Lobo, El Cangrejo, Caribe, Cachúa y Los Beatos, que forman parte del Parque Nacional Mochima.

Las Borrachas son además sitios donde anidan y se alimentan algunas especies de tortugas marinas y gran número de aves que allí residen o que son migratorias, y son muy apetecidas por la riqueza de peces. Pueden verse con cierta frecuencia a las ballenas arenqueras y a los juguetones delfines.

Por eso, pensar que la única persona que debería ser enviada como castigo a la isla La Borracha sea Mario Silva es no sólo una estupidez por las condiciones del lugar, sino una injusticia que, como decimos popularmente, “no tiene nombre”.

Los que agreden a Mario Silva, pública o privadamente, deberían hacerlo también con Diosdado Cabello o Jesse Chacón, para poner un ejemplo. Yo no tengo ningún motivo ni interés personal en criticar a estos compatriotas, que igualmente se la jugaron toda por obtener el triunfo en la gobernación de Miranda o la alcaldía del municipio Sucre, pero en obviarlos para cayapear a Mario Silva, no, no estoy de acuerdo.

El éxito que logró Mario Silva en televisión, gracias a su talento, no ha tenido parangón. Por eso desata tanta envidia, que podría ser la causa que haya motivado el destape de tantas pasiones; y por la confianza y afecto que ha despertado en su persona, el presidente Chávez.

No te preocupes Mario, porque si necesitan a alguien que te “cuide” en la isla La Borracha, me ofrezco desde ya para asumir esa tarea.

Correo: omar1montilla@gmail.com   

¡Dále un Zapatazo a Bush!

El objetivo del juego de Sock and Awe es sencillo: tratar de golpear con unos zapatos una figura en movimiento que representa a Bush. Millones de zapatos han logrado ya dar en la diana, según el contador del sitio 'web', que a cada acierto responde con un "¡Bien hecho!".

El jugador dispone de 30 segundos para lanzar sus zapatos a la cabeza de Bush, que se mueve en una tribuna durante una rueda de prensa. El nombre “Sock and Awe” (medias y pavor, en inglés) es un juego de palabras con “Shock and Awe” (golpe y pavor), el nombre con que se bautizó la operación lanzada por EEUU en 2003 para desalojar del poder en Irak a Saddam Hussein.

El inventor del juego es Alex Tew, de 24 años. El juego se basa en el incidente provocado por el periodista iraquí Muntazer al Zaidi, del canal televisivo Al Bagdadia, que el pasado domingo lanzó sus zapatos contra Bush durante una rueda de prensa del presidente estadounidense en Bagdad. El periodista, además, le insultó, llamándole "perro".

16/12/08

¿Quiénes están implicados en Venezuela con la estafa Madoff?

Víctor José de Vargas e Irausquín

Antecedentes de otra gran estafa

Realmente no hay cifras confiables sobre las fortunas de venezolanas depositadas en el exterior, pero se calcula muy conservadoramente que pudieran por encima de los 200 mil millones de dólares, es decir 5 veces mayor que las reservas internacionales de Venezuela.

Entre los más destacados saqueadores de nuestro país, están los banqueros que en enero de 1994 provocaron aquella crisis que significó una erogación de cerca 10 mil millones de dólares en “ayudas” recibidas del gobierno del Dr. Rafael Caldera, quien decidió intervenir el Banco Latino y después el Banco Progreso, de Orlando Castro, y seguidamente los bancos Principal, Italo, Profesional, Amazonas, Bancor, Barinas, Construcción, La Guaira, Maracaibo, Metropolitano y la Sociedad Financiera Fiveca. Más tarde son estatizados el Banco de Venezuela y el Banco Consolidado.

Fueron en total de 15 bancos, mas la maraña de subsidiarias y relacionadas, que representaban casi el 40% de los depósitos del sistema bancario venezolano, cuyos capitales se habían esfumado. A la par, otros bancos  se permitieron un crecimiento exagerado, al recibir los depósitos de los bancos que habían sido “afectados”. Hay que recordar que los años precedentes a este gigantesco fraude fueron muy movidos y los hechos más destacados fueron las rebeliones militares de 1992, la defenestración en 1993 de Carlos Andrés Pérez, a lo que se le sumó la caída de los ingresos petroleros, un espantoso déficit fiscal y la enorme inestabilidad del sistema financiero venezolano.

Las tasas de interés llegaron a rondar el 100%, las fugas incontroladas de capital fueron gigantescas, las reservas internacionales cayeron a 2.060 millones de dólares, ante la pasividad del gobierno y del Banco Central, que había implantado el llamado sistema de “crawling peg”, después vino el régimen de flotación y una fuerte devaluación del bolívar. En mayo de 1994 el sistema de flotación fue reemplazado por el sistema de subasta.

Con ese relajo generalizado en el sistema financiero venezolano, se hizo inevitable una crisis gigantesca y el sistema bancario venezolano comenzó a generar unas supuestas y cuantiosas pérdidas, cuyo detonante fue el Banco Latino, que desde finales de 1992, cándidamente se presentaba con “problemas de liquidez”, cuando en realidad, el Banco Latino había sido prácticamente saqueado.

Caldera y sus asesores, entre ellos Teodoro Petkoff,  en lugar de admitir la existencia de una crisis financiera, se hacen los desentendidos con lo que inevitablemente se agudizó el problema.

¿Saben los venezolanos que tienden a olvidar, cuáles fueron algunas de las consecuencias que generó la crisis bancaria?: Disminución del Producto Interno Bruto (PIB) de casi 3%, contracción de la demanda agregada interna de 4,5%, fugas de capitales por casi 4 mil millones de dólares, una tasa de inflación de 71% y devaluación de la moneda en un 70%.

Gracias a la Revolución Bolivariana los ricos están más tranquilos

A pesar de que el “Financial Times” de Londres,  auguraba hace poco un eventual colapso de la banca venezolana como consecuencia de la decisión tomada por el gobierno del presidente Chávez de obligar a la banca a vender las llamadas “notas estructuradas” por un valor de 5.600 millones de dólares, la realidad, la cruel realidad, les golpeó la cara una vez más, porque sucedió todo lo contrario y no sólo se salvaron de la hecatombe financiera que sacude a los EE.UU., sino que no se vieron afectados los denominados  “títulos de deuda soberana”.

"Tengo la certeza que cuatro o cinco bancos no podrían mantenerse un año más" dijo el sesudo analista Cesar Aristimuño, quien añadió que si sólo un puñado de bancos es afectado seriamente, esto puede terminar dañando completamente al sistema. Hasta el desaparecido banco Lehman Brothers se atrevió a pronosticar lo que no pudieron hacer con ellos mismos y a través de un vocero muy  “calificado” el economista Gianfranco Bertozzi, expresaron: "El daño al sector bancario será mayor si la regulación es aplicada rigurosamente” Resultado: se aplicó tal cual y no pasó nada.  

Gracias al control de cambios implantado desde febrero del 2003 el precio del dólar quedo sujeto a Bs. 1.600; en el 2004 se estableció en Bs. 1.920 y a partir del año 2005 quedo en Bs. 2.150 (Bs.F. 2,15), lo que ha generado reservas cercanas a los 40 mil millones de dólares. Con la implantación de esta política se buscó evitar la fuga de capitales que se había acentuado desde 1999 por la incertidumbre política en el país, que culminó en el golpe de estado del 2002 y el paro petrolero del 2002-2003; y segundo para evitar que la presión en el mercado cambiario pudiera forzar a una devaluación del bolívar. Ambas metas se lograron.

A los 40 mil millones de dólares que tiene Venezuela en reservas internacionales, se le suma una cantidad similar que están en el Fondo Nacional de Desarrollo (Fonden), más los fondos con China e Irán y el banco binacional ruso-venezolano, que otorgan al sistema financiero venezolano una sólida garantía de unos 100 mil millones de dólares. ¿Qué tal?

¿Quienes pudieran estar implicados en la “movida” de Madoff?

Los ricos venezolanos son muy frasquiteros, al contrario de los recontrarricos gringos, que generalmente pasan desapercibidos, como el fulano Bernard Madoff. Nuestros ricos son muy proclives al lucimiento personal como el señor Lope Mendoza, presidente del Banco Venezolano de Crédito, que no pierde ocasión para hablar mal del gobierno, el mismo que ha evitado su ruina. Pero los inevitables e infaltables en la “lista Madoff” son Gustavo Gómez López (Banco Latino) quien se habría asociado a Eduardo Gómez Sigala (Grupo Polar) y a Central Banco Universal, el cual aparece en la lista de los bancos privados venezolanos que atraviesan en la actualidad, como sucedió tres lustros atrás, con graves “problemas de liquidez”.

Otro infaltable sería José Álvarez Stelling (Banco Consolidado), quien está fugado del país y que se ha dedicado, a falta de bancos propios en Venezuela, a “administrar” el dinero que ilegalmente se llevó de Venezuela. Este señor maneja las financieras Rimini Holdings Ltd., radicada en Gran Bretaña y Álvarez Stelling Investment (Astinvest) en España, a nombre de quienes está un banco en este último país.

Fuentes muy confidenciales han revelado que dentro del país los más seguros inversionistas que cedieron a los encantos de Madoff, son Juan Carlos Escotet (Banesco) y Nelson Mezerhane (Banco Federal), quienes habrían invertido millones de dólares de sus clientes; así como Víctor Vargas, del Banco Occidental de Descuento (BOD), quien con su “agresiva” política financiera, logró engullir al  Norvalbank, a Valencia EAP, al Banco Monagas y al Fondo de Activos Líquidos BOD, a través del holding Cartera de Inversiones, con negocios en banca, seguros, petróleo, redes de gasolina, gas e inmuebles.

Como se sabe, Víctor Vargas tiene una larga y vieja relación con Emilio Botín y el Banco Santander de España, el mismo que quedó engarzado con 2.330 millones de dólares de sus clientes, en productos gestionados por Madoff. Cuando se planteó la negociación entre Vargas y Botín por el Banco de Venezuela, el primero entregó en garantía bonos, de acuerdo a lo que publicó el diario 'El Universal', de Caracas, citando “fuentes financieras”, hecho ratificado posteriormente por el presidente Chávez. Los bonos que Vargas entregó a Botín habrían sido entregados como “muesca” del precio que pactaron y que rondaría los 1.200 millones de dólares, parte de los cuales se los había embolsillado Madoff.

Víctor José de Vargas e Irausquin, como se hace llamar ahora, se codea con la realeza europea porque casó a su hija María Margarita con Luis Alfonso de Borbón, bisnieto del general Franco y duque de Anjou, entre los “grandes” de España. Los amigos de Vargas son recibidos en su mansión de Florida,  situada en Palm Beach, que le fue vendida por George Lindemann por la irrisoria suma de 70 millones de dólares.

El dinero de don Víctor estaría colocado en un subfondo denominado Optimal Strategic, de EE.UU., del que Madoff era el responsable de "ejecutar sus inversiones", según el Banco Santander.

Les aseguro que pronto habrán nuevas y sorprendentes revelaciones.

Correo: omar1montilla@gmail.com   

La verdadera historia del zapatazo a Bush

Globoterror.com, portal venezolano, descubrió la aterradora verdad sobre lo ocurrido en Bagdad: no fue ningún "periodista iraquí" quien lanzó sus zapatos contra el benefactor de la humanidad George Bush, sino un maracucho tarifado del régimen venezolano, movido por el odio y con un vocabulario propio de marginal. Luego de analizar varias veces las últimas imágenes transmitidas desde Irak, donde el presidente George Bush fue salvajemente atacado por un iraquí, chavista y loco que le lanzó un zapato socialista, el Pentágono emitió un comunicado en el cual expresa que “todos los zapatos son armas de destrucción masiva”


14/12/08

Capitalistas Estúpidos

Joseph Stiglitz

Premio Nobel de Economía, profesor de la Universidad de Columbia

 

Cito: “La verdad es que la mayoría de los errores individuales se reducen a sólo uno: la creencia en que los mercados se ajustan solos y que el papel del gobierno debiera ser mínimo. Al mirar retrospectivamente a esa creencia durante audiencias en otoño de este año en el Congreso, Alan Greenspan dijo en voz alta: “He encontrado un defecto.” El congresista Henry Waxman lo presionó, respondiendo: “En otras palabras, usted ha descubierto que su visión del mundo, su ideología, no era correcta; no funcionaba.” Ciertamente, precisamente,” dijo Greenspan. La adopción por EE.UU. – y por gran parte del resto del mundo – de esa filosofía económica defectuosa hizo inevitable que hayamos llegado al lugar en el que nos encontramos actualmente.” ¡Qué en paz descansen!

Algún día se habrán calmado las amenazas más urgentes posadas por la crisis crediticia y nos veremos ante la tarea principal de elaborar una dirección para los pasos económicos del futuro. Será un momento peligroso. Detrás de los debates sobre la política futura hay un debate sobre la historia: un debate sobre las causas de nuestra situación actual. La batalla por el pasado determinará la batalla por el presente. Por lo tanto es crucial entender bien la historia

¿Cuáles fueron las decisiones críticas que llevaron a la crisis? Se cometieron errores en cada encrucijada – tuvimos lo que los ingenieros llaman una “falla del sistema:” cuando no una sola decisión sino una cascada de decisiones producen un resultado trágico. Consideremos cinco momentos cruciales:

No. 1: Despido del presidente

En 1987 el gobierno de Reagan decidió remover a Paul Volcker de su puesto de presidente del Consejo de la Reserva Federal y nombrar en su lugar a Alan Greenspan. Volcker había hecho lo que supuestamente es la tarea de los banqueros centrales. Bajo su control, la inflación fue reducida de más de un 11% a bajo de un 4%. En el mundo de la banca central, eso le habría significado un grado de A+++ y asegurado su renombramiento. Pero Volcker también entendió que los mercados financieros deben ser regulados. Reagan quería a alguien que no creyera algo semejante, y lo encontró en un devoto de la filósofa objetivista y fanática del libre mercado, Ayn Rand.

Greenspan tuvo un doble papel. La Reserva Federal controla el grifo del dinero, y en los primeros años de esta década, lo abrió a todo dar. Pero la FED también es un regulador. Si se nombra a un anti-regulador como brazo ejecutor, se sabe el tipo de ejecución que se tendrá. Un torrente de liquidez combinado con diques reguladores defectuosos resultaron ser desastrosos.

Greenspan presidió sobre no una, sino sobre dos burbujas financieras. Después de que reventó la burbuja de la alta tecnología, en 2000 – 2001, ayudó a inflar la burbuja de la vivienda.

La primera responsabilidad de un banco central debería ser el mantenimiento de la estabilidad del sistema financiero. Si los bancos prestan sobre la base de valores artificialmente altos de los activos, el resultado puede ser una catástrofe como la que estamos viendo, y Greenspan lo debiera haber sabido. Tenía muchos de los instrumentos necesarios para hacer frente a la situación. Para encarar a la burbuja de la alta tecnología, podría haber aumentado los requerimientos marginales (la cantidad de dinero que deben financiar los compradores con sus propios medios para adquirir acciones). Para deflacionar la burbuja de la vivienda, podría haber limitado los préstamos depredadores a hogares de bajos ingresos y prohibido otras prácticas insidiosas (los préstamos sin documentación o “mentirosos”, los préstamos sólo con intereses, etc.). Esto habría ido bastante lejos para protegernos. Si no tenía los instrumentos, podría haber ido al Congreso y haberlos solicitado.

Desde luego, los actuales problemas con nuestro sistema financiera no son sólo el resultado de préstamos incobrables. Los bancos han hecho mega-apuestas mutuas mediante instrumentos complicados como los derivados, “credit-default swaps” (CDS), etc. Con estos, una parte paga a la otra si ocurren ciertos eventos; por ejemplo, si quiebra Bear Stearns, o si el dólar aumenta. Estos instrumentos fueron originalmente creados para ayudar a gestionar el riesgo, pero pueden también ser utilizados para jugar por dinero. Por lo tanto, si uno se siente seguro de que el dólar va a caer, podría hacer una gran apuesta correspondiente, y si el dólar verdaderamente cayera, sus ganancias aumentarían considerablemente. El problema es que, con este complicado entrelazado de apuestas de gran magnitud, nadie podía estar seguro de la posición financiera de otro, o incluso de la propia. No es sorprendente que los mercados crediticios se hayan paralizado.

Greenspan también jugó un papel en esto. Cuando yo era presidente del Consejo de Asesores Económicos, durante el gobierno de Clinton, participé en un comité de todos los principales reguladores financieros federales, un grupo que incluía a Greenspan y al Secretario del Tesoro Robert Rubin. Incluso entonces, era obvio que los derivados planteaban un peligro. No lo señalé de un modo tan memorable como Warren Buffett – quien vio en los derivados “armas financieras de destrucción masiva” – pero comprendimos lo que quería decir.

Y sin embargo, con todo ese riesgo, los desreguladores a cargo del sistema financiero – en la FED, en la Comisión de Mercados e Inversores de Estados Unidos, (SEC), y en otros sitios – decidieron no hacer nada, preocupados de que cualquier acción podría interferir con la “innovación” del sistema financiero. Pero la innovación, como el “cambio,” no tiene un valor inherente. Puede ser mala (los préstamos “mentirosos” son un buen ejemplo) así como buena.

No. 2: Demoliendo los muros

La filosofía de la desregulación pagó dividendos indeseados durante años. En noviembre de 1999, el Congreso revocó la Ley Glass-Steagall – culminación de un esfuerzo de cabildeo de 300 millones de dólares por las industrias bancarias y de servicios financieros, y liderado en el Congreso por el senador Phil Gramm. Glass-Steagall había separado desde hace tiempo a los bancos comerciales (que prestan dinero) y a los bancos de inversiones (que organizan la venta de bonos y valores); había sido promulgada como consecuencia de la Gran Depresión y debía limitar los excesos de esa era, incluidos los conflictos de intereses. Por ejemplo, sin separación, si una compañía cuyas acciones habían sido emitidas por un banco de inversión, con su fuerte apoyo, se metía en problemas, ¿no sentiría su brazo comercial, si lo tuviera, presión para prestarle dinero, tal vez insensatamente? No cuesta prever la espiral resultante de malas decisiones. Yo me había opuesto a la revocación de Glass- Steagall. Sus defensores dijeron, en efecto: Confiad en nosotros, creamos murallas chinas para asegurar que los problemas del pasado no vuelvan a ocurrir. Como economista, yo poseía ciertamente un grado saludable de confianza, confianza en el poder de los incentivos económicos para desviar la conducta humana hacia el interés propio a corto plazo, en todo caso, en lugar del “interés propio bien entendido” de Tocqueville.

La consecuencia más importante de la revocación de Glass-Steagall fue indirecta – fue cómo la revocación cambió toda una cultura. No se supone que los bancos comerciales sean empresas de alto riesgo; se supone que administren el dinero de otros de un modo muy conservador.

Basado en este entendimiento el gobierno acepta pagar la cuenta si llegan a quebrar. Los bancos de inversión, por otra parte, han administrado tradicionalmente el dinero de gente acaudalada – gente que puede tomar riesgos mayores para obtener mayores ganancias. Cuando la revocación de Glass-Steagall juntó a los bancos de inversiones y comerciales, la cultura de la banca de inversiones salió ganando. Existía una demanda para el tipo de altas ganancias que sólo podían ser obtenidas mediante un alto apalancamiento y la aceptación de grandes riesgos.

Hubo otros pasos importantes por el camino desregulador. Uno fue la decisión en abril de 2004 de la Comisión de Mercados e Inversores de Estados Unidos, (SEC), tomada en una reunión a la que no asistió casi nadie y que fue pasada por alto en gran parte, de permitir que los grandes bancos de inversiones aumentaran su ratio de deuda a capital (de 12:1 a 30:1, o más) para poder comprar más valores respaldados por hipotecas, inflando al hacerlo la burbuja de la vivienda. Al aceptar esa medida, la SEC argumentó a favor de las virtudes de la autorregulación: la noción peculiar de que los bancos pueden controlarse efectivamente a sí mismos. La autorregulación es disparatada, como reconoce ahora hasta Alan Greenspan, y como asunto práctico no puede, en todo caso, identificar riesgos sistémicos – los tipos de riesgos que aparecen cuando, por ejemplo, los modelos utilizados por cada uno de los bancos para administrar sus carteras de inversiones indican a todos los bancos que vendan de golpe algunos valores.

Cuando echamos por tierra las antiguas regulaciones, no hicimos nada por encarar los nuevos desafíos planteados por los mercados del Siglo XXI. El desafío más importante fue el planteado por los derivados. En 1998, la jefa de la Comisión del Comercio en Futuros sobre Mercancías de EE.UU., Brooksley Born, había llamado a que hubiera una tal regulación – una preocupación que ganó en urgencia después que la FED, en ese mismo año, organizó el rescate de Long-Term Capital Management, un hedge fund cuya quiebra de más de un billón de dólares amenazó los mercados financieros globales. Pero el Secretario del Tesoro, Robert Rubin, su Secretario-Adjunto, Larry Summers, y Greenspan, fueron inflexibles y exitosos en su oposición. No se hizo nada.

No. 3: Aplicando sanguijuelas

 Luego vinieron los recortes tributarios de Bush, impuestos primero el 7 de junio de 2001, con una nueva entrega dos años después. El presidente y sus asesores parecían creer que recortes tributarios, especialmente para estadounidenses de altos ingresos, constituían un cura-lo-todo para cualquier enfermedad económica – el equivalente moderno de sanguijuelas. Las reducciones de impuestos jugaron un papel fundamental en la conformación de las condiciones que crearon el trasfondo de la actual crisis. Como su contribución al estímulo de la economía fue mínima, el verdadero impulso quedó en manos de la Fed, que emprendió la tarea con tasas bajas y liquidez sin precedentes. La guerra en Iraq empeoró las cosas, porque llevó a un aumento brutal de los precios del petróleo. Ante la dependencia de EE.UU. de las importaciones de petróleo, tuvimos que gastar varios cientos de millones de dólares más para comprar petróleo – dinero que de otra manera habría sido gastado en bienes estadounidenses. Normalmente eso hubiera llevado a una ralentización económica, como lo hizo en los años setenta. Pero la Fed enfrentó el desafío del modo más miope que se pueda imaginar. El diluvio de liquidez hizo que el dinero fuera fácilmente disponible en los mercados hipotecarios, incluso para los que normalmente no estarían en condiciones de pedir prestado. Y, sí, eso logró impedir una desaceleración económica: la tasa de ahorro doméstica de EE.UU. cayó a cero. Pero debiera haber sido obvio que estábamos viviendo de dinero prestado, y de tiempo prestado.

La reducción de la tasa de impuestos sobre ganancias del capital contribuyó de otra manera a la crisis. Fue una decisión que enfocaba los valores: los que especulaban (léase: jugaban con dinero) y ganaban eran gravados menos que los que ganaban un salario, los que simplemente trabajaban duro. Pero más que eso, la decisión alentaba el apalancamiento, porque los intereses eran deducibles de los impuestos. Si, por ejemplo, se pedía prestado un millón para comprar una casa o se tomaba un préstamo sobre la apreciación inmobiliaria por 100.000 dólares para comprar acciones, los intereses serían totalmente deducibles cada año. Cualquier ganancia de capital que se hacía era levemente gravada – en algún día posiblemente remoto en el futuro. El gobierno de Bush hacía una invitación abierta a los excesos al pedir prestado y prestar – pero los consumidores estadounidenses no necesitaban que los estimularan para hacerlo.

No. 4: Falsificación de las cifras

Mientras tanto, el 30 de junio de 2002, después de una serie de grandes escándalos – notablemente el colapso de WorldCom y Enron – el Congreso aprobó la Ley Sarbanes-Oxley. Los escándalos habían involucrado a cada firma contable estadounidense, a la mayoría de nuestros bancos, y a algunas de nuestras principales compañías, y dejaron en claro que teníamos serios problemas con nuestro sistema de contabilidad. La contabilidad es un tópico que causa sueño a la mayoría de la gente, pero si no se puede confiar en las cifras de una compañía, no se puede confiar en nada respecto a una compañía. Por desgracia, en las negociaciones sobre lo que llegó a ser Sarbanes-Oxley, se tomó la decisión de no encarar lo que muchos, incluyendo el respetado anterior jefe de la SEC, Arthur Levitt, consideraban un problema subyacente fundamental: las opciones de compra de acciones. Las opciones de compra de acciones habían sido defendidas como la contribución de saludables incentivos para una buena administración, pero en realidad eran sólo tenían el nombre de “pagos de incentivos”. Si a una compañía le va bien, su jefe ejecutivo obtiene grandes compensaciones en la forma de opciones de compra de acciones; si a una compañía le va mal, la compensación es casi del mismo tamaño, pero otorgada de otras maneras. Es bastante malo. Pero un problema colateral con las opciones de compra de acciones es que ofrecen incentivos para llevar una mala contabilidad: el personal directivo superior tiene todos los incentivos para suministrar información distorsionada a fin de elevar los precios de las acciones.

La estructura de incentivos en las agencias de calificación también resultó ser perversa. Agencias como Moody's y Standard & Poor's son pagadas por los mismos a los que supuestamente deben calificar. Como resultado, tienen todos los motivos del mundo para dar buenas calificaciones a las compañías, en una versión financiera de lo que los profesores universitarios conocen como inflación de notas.

Las agencias de calificación de riesgos, como los bancos de inversión que les pagaban, creían en la alquimia financiero – que hipotecas tóxicas de grado F podían ser convertidas en productos suficientemente seguros para estar en poder de bancos comerciales y fondos de pensión. Habíamos visto el mismo fracaso de las agencias de calificación durante la crisis del Este Asiático durante los años noventa: altas calificaciones facilitaron una fuerte corriente de dinero hacia la región, y luego una repentina inversión de las calificaciones produjo la ruina. Pero los supervisores financieros no se interesaron.

No. 5: Que se desangre

El momento decisivo final vino con la aprobación de un paquete de rescate el 3 de octubre de 2008 – es decir, con la reacción del gobierno a la crisis en sí. Sentiremos las consecuencias durante años. Tanto el gobierno como la Fed habían sido impulsados desde hace tiempo por ilusiones, esperando que las malas noticias fueran sólo un accidente pasajero, y que un retorno al crecimiento estuviera a la vuelta de la esquina. Mientras los bancos de EE.UU. enfrentaban el colapso, el gobierno viraba de un modo de actuar a otro. Algunas instituciones (Bear Stearns, A.I.G., Fannie Mae, Freddie Mac) fueron rescatadas. Lehman Brothers no. Algunos accionistas recuperaron algo. Otros no.

La propuesta original del Secretario del Tesoro, Henry Paulson, un documento de tres páginas que habría proporcionado 700.000 millones de dólares al secretario para gastar a su sola discreción, sin supervisión o revisión judicial, fue un acto de extraordinaria arrogancia. Vendió el programa como necesario para restaurar confianza. Pero no encaró las razones subyacentes de la pérdida de confianza. Los bancos habían otorgado demasiados préstamos incobrables. Tenían grandes agujeros en sus balances. Nadie sabía lo que era verdad y lo que era ficción. El paquete de rescate fue como una masiva transfusión a un paciente con hemorragia interna – y no se hizo nada en cuanto a la fuente del problema, es decir todas esas ejecuciones hipotecarias. Se desperdició un tiempo valioso mientras Paulson presionaba por su propio plan: “efectivo por basura,” comprando activos malos y trasfiriendo el riesgo a los contribuyentes estadounidenses.

Cuando terminó por abandonarlo, suministrando a los bancos el dinero que necesitaban, lo hizo de una manera que no sólo estafó a los contribuyentes estadounidenses sino no logró asegurar que los bancos utilizaran el dinero para reiniciar los préstamos. Incluso permitió a los bancos que entregaran dinero a sus accionistas mientras los contribuyentes depositaban su dinero en los bancos.

El otro problema que no fue encarado tenía que ver con las amenazantes debilidades en la economía. La economía había sido sostenida con préstamos excesivos. Ese juego se había acabado. Al contraerse el consumo, las exportaciones mantuvieron en funcionamiento la economía, pero con el fortalecimiento del dólar y la debilidad en Europa y en el resto del mundo, era difícil ver cómo eso podría continuar. Mientras tanto, los Estados enfrentaban masivas caídas de los ingresos – tendrían que reducir sus gastos. Sin una acción rápida del gobierno, la economía enfrentaba un receso. E incluso si los bancos hubieran prestado sabiamente – lo que no habían hecho – era seguro que el receso significaría un aumento en las deudas perdidas, debilitando aún más al sector financiero en dificultades.

El gobierno habló de desarrollo de confianza, pero lo que presentó fue en realidad un timo. Si el gobierno hubiera querido realmente restaurar confianza en el sistema financiero, habría comenzado por encarar los problemas subyacentes – las estructuras deficientes de incentivos y el sistema regulador inadecuado.

¿Hubo una sola decisión aislada que, si hubiera sido revertida, habría cambiado el curso de la historia? Todas las decisiones, incluidas las de no hacer algo, como han sido muchas de nuestras malas decisiones económicas, son consecuencia de decisiones anteriores, una red interrelacionada que va desde el pasado lejano hasta el futuro. Se escuchará a algunos de la derecha apuntar a ciertas acciones del propio gobierno – como ser la Ley de Reinversión Comunitaria (CRA), que requiere que los bancos pongan a disposición dinero para hipotecas en vecindarios de bajos ingresos. (En los hechos los incumplimientos de pagos en los préstamos basados en la CRA fueron efectivamente mucho menores que en otros préstamos.) Muchos han culpado a Fannie Mae y Freddie Mac, los dos inmensos prestamistas hipotecarios, que originalmente eran de propiedad gubernamental. Pero en los hechos llegaron tarde al juego de las hipotecas de alto riesgo, y su problema fue similar a los del sector privado: Sus jefes ejecutivos tuvieron el mismo perverso incentivo para lanzarse al juego.

La verdad es que la mayoría de los errores individuales se reducen a sólo uno: la creencia en que los mercados se ajustan solos y que el papel del gobierno debiera ser mínimo. Al mirar retrospectivamente a esa creencia durante audiencias en otoño de este año en el Congreso, Alan Greenspan dijo en voz alta: “He encontrado un defecto.” El congresista Henry Waxman lo presionó, respondiendo: “En otras palabras, usted ha descubierto que su visión del mundo, su ideología, no era correcta; no funcionaba.” Ciertamente, precisamente,” dijo Greenspan. La adopción por EE.UU. – y por gran parte del resto del mundo – de esa filosofía económica defectuosa hizo inevitable que hayamos llegado al lugar en el que nos encontramos actualmente.

Ha muerto Gastón Parra, Presidente del Banco Central de Venezuela y ex Presidente de PDVSA

Economista de la Universidad del Zulia, (1963); Doctor Honoris Causa de la Universidad del Zulia, (1999), Doctor Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar, Colombia (1987), Doctor Honoris Causa de la Universidad del Atlántico, Colombia (1971), Profesor Titular de La Universidad del Zulia. 

Desempeño Profesional

* Presidente del Banco Central de Venezuela, cargo actual. * Primer Vicepresidente Gerente del Banco Central de Venezuela (2000 - 2005). * Presidente de Petróleos de Venezuela (2002). 

Cargos Directivos Universitarios

* Vice-Rector Académico de LUZ (1980-1984). * Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de LUZ (1972-1975). * Coordinador del Curso de Post-Grado de Economía y Administración de Hidrocarburos de la UCV (1976-1977). * Director de la Escuela de Economía de La Universidad del Zulia (1969- 1972). * Coordinador del Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos de LUZ (1984-1989 y 1993-1996). 

Carrera Docente

* Profesor de Economía Minera y Petrolera, LUZ (1964-1985). * Profesor de Problemas Económicos de Venezuela, LUZ (1969-1972). * Profesor de Integración Económica, LUZ (1969-1979). * Profesor de Economía y Política Petrolera. Post-Grado, LUZ. * Profesor de Macroeconomía, LUZ (1971-1972). * Profesor de Economía Venezolana I y II, LUZ (1986-1998). * Profesor de la Universidad “Simón Bolívar”, Barranquilla, Colombia. * Profesor de la Universidad del Atlántico, Barranquilla, Colombia. * Profesor de “Economía y Administración de los Hidrocarburos”, Postgrado UCV. 

Obra escrita

* “La Inversión Extranjera y sus efectos para los países de atraso económico”, 1973. * “La Nacionalización Petrolera: ¿Para quién y para qué?, LUZ, 1974. * “La Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad del Zulia contra el Sub-desarrollo”, LUZ, 1975. * “Economía Minera y Petrolera”, LUZ, 1977. * “El despojo de Venezuela. Los precios del Petróleo”, LUZ,1979. * “La OPEP y la Economía Internacional “ LUZ, 1979. * “El Desafío del Cartel Petrolero”, LUZ, 1981. * “La Universidad Creativa”, LUZ, 1984. * “La Compleja Realidad de la Economía Venezolana”, 1990. * “La economía venezolana 1989-1993”. Maracaibo: Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de Luz., 1994. * “Transformación e Integración Económica en América Latina”, LUZ, 1997. * “De la Nacionalización a la Apertura Petrolera, Derrumbe de una esperanza”, 3ra edición LUZ, 1995. * “La Apertura Petrolera. Conflictos y contradicciones”, LUZ, 1999. * “Condiciones y Perspectivas del Crecimiento económico en Venezuela”, BCV 2002. * “La apertura petrolera, los cambios mundiales y la economía venezolana”, Ediplus producción, C.A. Caracas. 2002. * “La Constituyente. Renacer de una esperanza ¿Utopía?”, Ediplus Producción, C.A. Caracas 2002. * “La euforia neoliberal en Venezuela (1989-1993)”. Ediciones del Centro Experimental de Estudios Latinoamericanos de L.U.Z. Caracas 2003. 

Representaciones en Venezuela y en el Exterior

* Miembro de la Comisión Presidencial para la Reversión Petrolera, Caracas (1974). * Miembro de la Directiva del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (1976-1983). * Vice-Presidente del Comité Directivo de las Facultades y Escuelas de Economía de América Latina (1975-1979). * Coordinador: Jornadas I Centenario de la Industria Petrolera de Venezuela, (1977). * Miembro de la Comisión Técnica en Ciencias Económicas del Conicit (1981-1983). * Miembro del Consejo de Economía Nacional, (1992 - 1996). * Miembro del Consejo Asesor del Banco Central de Venezuela, (1995 - 1998). * Asesor Permanente del Consejo de Economía Nacional desde 1997. * Constituyente de la República de Venezuela 1999. * Presidente de la subcomisión “Del sistema fiscal, economía monetaria, hidrocarburos y minería”. * Coordinador de la Comisión para la elaboración de la Ley del BCV. * Miembro de la Comisión Interministerial para la Coordinación de Criterios y el Examen Conjunto de las materias relacionadas con el Régimen Fiscal de las Actividades relacionadas con los Hidrocarburos. 2003.

13/12/08

Capitalismo, Codicia y “Esquema Ponzi”


Carlo Ponzi

Básicamente el "Esquema Ponzi", bautizado así en “honor” a su creador, el italiano Carlo Ponzi, es una operación de inversión de dinero que se realiza a partir de la promesa de grandes utilidades o de elevados e injustificados rendimientos que finalmente son obtenidos, no por los ingenuos “inversionistas”, sino por la persona (natural o jurídica) que ha recaudado el dinero. Es la típica estafa que genera una situación donde las ganancias son producidas gracias a nuevos “inversionistas” que ceden al encanto y a las promesas de obtener a cambio, elevadas sumas de dinero por la inversión realizada.

El sistema funciona siempre y cuando crezca la cantidad de nuevos inversionistas en el sistema, se basa en la fe ciega, en la creencia de que quien engaña siempre va a cumplir. Y eso no es posible. Esto se demostró durante los años 1996 y 1997. En Albania, el valor nominal de las pirámides, llegó a equivaler el 50% del producto interior bruto del país; dos tercios de la población habían "invertido" en ellas y la violencia que acompañó a su colapso, provocó la caída del gobierno y dejó prácticamente al país en un estado de mayor pobreza y de anarquía, cuyo costo fue la vida de unas 2 mil personas.

Hay otro acontecimiento que está “en pleno desarrollo”, y se refiere a la gigantesca estafa cometida por uno de los inversionistas más grandes y famosos de Wall Street, el señor Bernard Madoff, ex-presidente de Nasdaq (la segunda Bolsa de Valores de New York) y uno de los “inversores” más destacados en los últimos 50 años.

Bernard Madoff fue detenido el11/12/08 por el FBI, tras confesar que habría causado pérdidas de más de 50.000 millones de dólares a sus clientes. Resulta inconcebible que en pleno Siglo XXI, siga funcionando el “Esquema Ponzi”, que es un fraude piramidal como el que se ha descubierto en Colombia: la rentabilidad prometida se paga con el dinero ingresado mediante la entrada de nuevos clientes, no por la producción de bienes y servicios, como es la industria o la agricultura.

Las anunciadas pérdidas de más de 50.000 millones de dólares, una cifra 20% mayor que las reservas internacionales de Venezuela, prometen convertir a este escándalo en uno de los mayores fraudes de la historia. Cuando la empresa Enron quebró en 2001, por lo menos tenía activos para soportar las pérdidas por el orden de los 63.400 millones de dólares.

La empresa “holding” de Bernard Madoff “sólo”, tiene unos 17.100 millones de dólares en activos, no verificados en la realidad. Al menos la mitad de sus clientes son “hedge funds”, que así son los llamados “fondos de inversión libre”, denominados también "fondos de cobertura", o "instituciones de inversión alternativa". Son en esencia una red bien enmarañada de empresas que nada producen, salvo beneficios para sus promotores.

¿Estamos frente a la mayor estafa de todos los tiempos?

Empezaremos por decir que el señor Bernard Madoff empezó sus tracalerías en 1960, y al decir de algunos hizo lo mismo que el ex gobernador del estado Zulia, Manuel Rosales, pues  también abandonó sus estudios de Derecho, salvo que aquel los empezó en la Universidad de Hofstra. La firma de Madoff  se define, de acuerdo a lo que expone en su página Web:  "En una era de organizaciones sin rostro, cuyos propietarios son organizaciones igualmente sin rostro, Bernard L. Madoff Investment Securities LLC se remonta a una época anterior en el mundo financiero: el nombre del dueño está en la puerta. Los clientes saben que Bernard Madoff tiene un interés personal en mantener el intachable historial de valor, gestión justa y de altos estándares éticos que siempre han sido el sello de la firma".

Estos “hedge funds” ya eran anunciados por el diario "El Mundo" (España) en el año 2004 como “… fondos que no están regulados, por lo que las autoridades financieras no tienen control sobre ellos. Su objetivo de inversión es obtener rentabilidades positivas, independientemente de que los mercados suban o bajen, para lo cual invierten en todo tipo de derivados (opciones, futuros, warrants...).  Esto significa que esta gigantesca estafa, cuyo fondo está muy lejano de ser alcanzado, no tiene, como cínicamente lo reconoce el propio Madoff, “una explicación inocente”.

Los “hedge funds”, según el diario español “… dirigen siempre su acción allí donde hay volatilidad y movimiento, y pueden obtener rentabilidad en poco tiempo. Su gran poder reside en la ausencia total de limitaciones y en que invierten muy por encima de su patrimonio. Así, es normal que los hedge fund estén apalancados (invertidos) tres, cuatro, ocho o 10 veces por encima de su patrimonio. Precisamente, por invertir muy por encima de sus posibilidades se les denomina fondos de alto riesgo. […] Long Term Capital Management (LTCM), el hedge fund que protagonizó hace unos años la mayor quiebra de la historia del sector, en plena crisis asiática,[1] tenía un capital apalancado 50 veces superior que su patrimonio disponible. Perdió casi 4.000 millones de euros. Se mueven a corto plazo, muchas veces en el mismo día, con grandes cantidades de dinero y posiciones muy agresivas.”

Por descontado damos que personas como Madoff no están solas. En esta era de capitalismo salvaje, cuyo rostro apenas empezamos a dibujar, los capitales y los capitalistas se mueven en la oscuridad. Es gracias a este escándalo que se conoce este apellido, de lo contrario hubiera pasado por desapercibido. Sólo muy pocos son los que emergen, como los DuPont, Morgan, Rockefeller, etc. El resto permanece en el anonimato por la obvia razón de que sus propósitos son, nada inocentes.

Actualmente, casi todas las instituciones en bancarrota en el mundo están fundadas en el “Esquema Ponzi” y se vinieron abajo porque este sistema siempre tiene fecha de vencimiento, y la burbuja financiera, como las pompas de jabón, tienen capacidad limitada de expansión. Por ejemplo el terremoto del desaparecido Banco de Inversión Bearn Stearns tuvo lugar porque se vio impelido a acudir al rescate de uno de sus "hedge funds" , el entonces denominado “The Bearn Stearns High Grade Structured Credit Fund”, a quien auxilió infructuosamente con cerca de 3.200 millones de dólares.

De la codicia y la avaricia: la enfermedad terminal del capitalismo

La estafa cometida en Colombia, en la que tienen metidas sus manitas los hijos del presidente Uribe, es una minúscula operación frente a esta colosal crisis que se suma a las debacles en curso y a las que están por venir. El elemento común que une a toda esta trama de vagabunderías es la codicia. Según la Fiscalía colombiana, en el país funcionan 240 pirámides y hasta hoy sólo 67 han sido intervenidas. En total, hasta ahora las autoridades han incautado apenas 58.000 millones de pesos, poco más de 25 millones de dólares.

La codicia (avaricia) no es el inocente afán excesivo de riquezas, o aquel apetito sin mesura por las cosas buenas de la vida, el descarnado deseo sensual, que en este envoltorio cándido condenan las religiones. Es todo eso multiplicado sin recato a niveles insospechados de degradación, con el aplauso de gobiernos, iglesias y corporaciones.

Adam Smith, escribió en “La riqueza de las Naciones” [2]: "No es la benevolencia del carnicero, el panadero o el cervecero lo que nos proporciona nuestra cena sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas. Sólo un mendigo escoge depender básicamente de la benevolencia de sus conciudadanos". Esta es la justificación filosófica de la codicia neoliberal a la que se le adhieren sin pestañar la iglesia católica y las confesiones cristianas llamadas genéricamente protestantes, cuyo pendón de lucha se engalana con un apego desmedido por el trabajo, concepto en el cual se pretende esconder la explotación de los vulnerables, que ha terminado de ser etiquetada como una nueva ética.

Adam Smith y con él su larga fila de seguidores deja al Estado el desempeño de las actividades poco lucrativas como los servicios de justicia, fuerza armada, policía, obras públicas de uso social (carreteras, hospitales, acueductos), ciertos ámbitos de la salud y la educación y la acuñación de sus monedas. El Estado tiene una esfera de acción muy restringida, porque primero hay que dejar actuar a “la invisible mano del mercado”, donde “…cada persona debe primero cuidar de sí misma”, en un torneo endiablado donde cada competidor procura dejar atrás a los demás sin sentimiento de culpa alguna.

Las consideraciones económicas, morales y éticas tienen una vecindad mucho mayor de lo que generalmente se cree. El capitalismo es un sistema inmoral que no respeta ningún lindero, ni siquiera los religiosos. La avaricia tiene como pareja inseparable a la codicia que es vista por las iglesias cristianas y por Dante Alighieri [3] como uno de los Siete Pecados Capitales, que siempre anda de la mano con la ira, la envidia y la soberbia. El capitalismo, donde prolifera toda esta cantidad de vicios, es fuente de desigualdades, que conducen a la injusticia y con ello a la violencia.

Los pobres tienen que pagar más por lo mismo que compran los ricos. ¿A cuenta de qué?

El “crack” financiero que ha hecho metástasis en toda la economía del mundo, donde ya nos hemos familiarizado con la palabra recesión, en buena medida es el resultado lógico por la codicia sin medida, que los cínicos atribuyen al descontrol de las “subprimes” que hizo eclosión cuando los menos favorecidos por la fortuna dejaron de pagar las cuotas hipotecarias de las casas que los codiciosos les habían proporcionado a título de propiedad, pero… hipotecada. Un crédito “subprime” es un crédito financiero que tiene el riesgo de no ser pagado, superior a la media del resto de créditos; son de carácter hipotecario; tienen un límite máximo fijado por ley, pero este  nunca fue respetado porque podría, en los hechos, ser superado por otros bancos e instituciones financieras. Aquí entraron en juego los codiciosos banqueros y especuladores de toda laya, que comenzaron a “jugar” con esos papeles mediante cesiones de créditos interminables a terceros que tenían como cebo la oferta de hacerse los desentendidos con los intereses.

Para la concesión de un crédito en los EE.UU., los acreedores prefieren a aquellas personas que tengan una evaluación preferente, en este caso superior a los 850 puntos. Estos son los créditos llamados “prime”, que pagan un tipo de interés muy bajo, y con amplias facilidades. Los evaluados entre 650 y 850 puntos se consideran solventes y las tasas de interés están dentro de una escala media. Los que están por debajo de 650 puntos se consideran de alto riesgo: estos son los “subprime”.

Los más pobres, en la práctica, tienen que pagar más intereses, más comisiones y otras exacciones por las mismas casas, que convertían a una modesta operación financiera en una tragedia de proporciones gigantescas, cuyas cuotas a medida que subían las tasas de interés resultaban impagables. Allí está pues el origen de la implosión de esa burbuja que terminó por ceder a la presión.

En los EE.UU. la palabra pobreza tiene color negro. Por eso quienes dejaron de pagar las cuotas de las “subprimes” fueron los negros, seguidos de cerca por los llamados “hispanos”. Es fácil pues encontrar el origen de todos estos problemas en el hecho de que los negros hayan dejado de pagar. Si eso es cierto, creo que encontraron la mejor forma de vengarse por todos los atropellos y vejaciones recibidos a través de los siglos, amén.

Notas

[1] Para saber más sobre la crisis asiática.

[2] Adam Smith: “La riqueza de las Naciones”, Alianza, 1994, página 46)

[2] Dante Alighieri: La Divina Commedia, donde se enumeran así: Lujuria, gula, avaricia, pereza, ira, envidia y soberbia. 

 

11/12/08

Manuel Rosales está rifando la Alcaldía

¡Seguid el ejemplo que Illinois dio!

 "Uno comete errores en la vida, pero lo que en definitiva vale, cuando se toma una decisión como esa, en medio de una confusión, es que se haga de buena fe". Con esta frase lapidaria Manuel Rosales se despachó y se dio el vuelto para justificar sus amapuches con Pedro Carmona, en el brevísimo golpe de estado del 11 de abril del 2002.  Ahora se encuentra ante el linchamiento moral (o inmoral) a que está siendo sometido por el gobierno, que está violando flagrantemente sus derechos humanos por no permitirle disfrutar a plenitud de los bienes mal habidos por el reiterado latrocinio a que durante más de 36 años ha sometido al estado Zulia.

Como se sabe, el eminente filósofo inició su vida académica como maestro en la población de Santa Bárbara del Zulia. A esa temprana edad, él mismo reconoce que logró el puesto a pesar de que no se había graduado en ninguna Escuela Normal. Es decir, que el primer ejercicio profesional de Manuel (como le dicen sus íntimos), comenzó a fuerza de palanca. ¿Cómo es posible que a pesar de todas las investigaciones realizadas en el Zulia no se le conozca ni un solo discípulo? Afortunadamente para el país, Manuel cobraba sin trabajar, por lo que debemos estarles agradecidos de no haber generado una cohorte de párvulos que pudieran haber seguido su ejemplo.

Fue Concejal de Santa Bárbara del Zulia, Auditor Interno del Concejo Municipal (1973-1974) y diputado a la Asamblea Legislativa del Zulia (1983-1994). Se vino a Maracaibo y allí fue concejal y Alcalde, (1996) y gobernador (2000-2008). Es decir que Manuel no ha tenido descanso, salvo las brevísimas temporadas que pasa en Florida (USA), a donde viaja con mucha frecuencia para, por estricta prescripción facultativa, sacarse el estrés por el trabajo realizado a favor de su pueblo. Fue Auditor Interno del Concejo Municipal en 1973, tenía entonces apenas 21 años. ¿Se imaginan ustedes a Manuel haciendo auditorías sin tener idea, de lo que estaba haciendo?

Como en el caso de su supuesto ejercicio como maestro, debemos agradecer que Manuel cobrara también sin trabajar y sólo se limitaba a firmar lo que otros hacían.

Con ese primer sueldito de maestro de escuela, mas lo que “rajuñaba” como Auditor, Manuel Rosales empezó a comprar fincas y más fincas, hasta llegar a la apreciable cantidad de 13 (según cifras conservadoras), todas cercadas, dotadas todas de las maquinarias y equipos más modernas, dotadas de miles de reses; y además casas y villas, cuya cuantía no ha sido considerada, pero entre ellas hay una, en Maracaibo, cuyo valor es por la irrisoria suma de US$ 1,7 millones, que al cambio oficial es la minucia de Bs.F. 3.825.000,oo.

Si ello no bastase, Manuel maneja cifras astronómicas en dólares en el “Bank of de América” a través de empresas como RT International y todas sus filiales, entre ellas la famosa Agropecuaria La Milagrosa, cuyo nombre, al parecer ha surtido efecto y ha permitido la multiplicación de los vacunos hasta alcanzar cifras que son la envidia de los zulianos.

Pero, siempre hay un pero, Manuel ha advertido que debe unos cobritos y ante la ausencia de suficiente firifiri para pagar las cuotas de algunas de sus villas y haciendas, ha entrado en un período de iliquidez que preanuncia serios trastornos económicos. Para ello necesita dinero.

Ahora bien, Manuel no tiene un pelo de tonto. Está consciente que Mario Isea le está pisando los talones, lo acosa, no le deja respirar con tranquilidad. Lo tiene a las puertas de la Fiscalía y pronto deberá comparecer ante los jueces. Manuel está perdido.

¿Qué hacer? Ante la evidencia que seguramente será encanado, lo más lógico es que tenga preparado su plan B, que obviamente es darse a la fuga, lo cual hará a través de Valledupar, donde son caciques sus amigos los Araújo, entre ellos su protegido y hoy prisionero, don Álvaro. Pero resta el problema del dinero extra que Manuel necesita urgentemente para pagar algunas cuotas irresolutas de ciertas haciendas, casas, villas y apartamentos.

Y aquí es donde la gata se montó en la batea. Manuel tuvo una brillante idea, sugerida por la tremenda actuación del gobernador del estado de Illinois, en donde se encuentra la ciudad de Chicago. Manuel pues ha decidido rifar la Alcaldía y para ello ha puesto a disposición de los interesados un talonario de tickets, cada uno de ellos por la modesta suma de 100 mil dólares. Abran juego señores, que la Lotería del Zulia se encargará del sorteo.