A pocas horas de haberse desplomado el Archivo Histórico de la ciudad de Colonia, a los trabajos de rescate de posibles víctimas y la investigación de las causas de la catástrofe, se suma la abrumadora conciencia de haber perdido 2000 años de historia. Todavía no se sabe cuánto material de este gran archivo, “el mayor y más completo al norte de los Alpes”, se ha perdido para siempre y cuánto se podrá rescatar de los escombros.
Los 6.500 documentos del año 922, los
Lo que podría perderse
El diario local Kölner Stadt- Anzeiger en su recuento de los tesoros albergados por el archivo asevera que del 11 de agosto de 922 data el primer documento –que probablemente sea una antigua falsificación- con el cual el entonces arzobispo de Colonia, Hermann I, le cede al legendario séquito de Santa Úrsula un edificio que luego será su convento e iglesia. Las actas de fundación de la Universidad de Colonia del año 1388; manuscritos de Karl Marx y Friedrich Engels; disposiciones firmadas por Napoleón y muchas joyas históricas más se guardaban en ese edificio.
Un archivo como pocos
El Archivo de Colonia-comparable sólo a los archivos de Sevilla o al Archivo Nacional de París- se encontraba en un edificio diseñado y equipado en 1971 especialmente con este propósito y con el objeto de que tuviera 30 años de vida útil. Ya en 1996 se le reventaban las costuras de tanto material acumulado y los materiales fueron, parcialmente, guardados en otros edificios. Cuando el 3 de marzo se escuchó el rugido previo al desplome, sólo los empleados pudieron ser evacuados.
De milagro catalogó el alcalde de la ciudad, Fritz Schramma, que no haya que lamentar más pérdidas humanas. Dos personas se dan hasta ahora por desaparecidas; los edificios aledaños están amenazados; a 400 millones de euros asciende el monto de la pérdida en términos de seguros y, lo peor de todo, “la memoria de la ciudad ha sido destruida”, titula el Kölner Stadt-Anzeiger.
Aunque las causas del siniestro aún no se conocen a ciencia cierta, cada vez se ve como más probable que ésta sea la construcción de un brazo adicional del metro. La información difundida hasta el momento habla de un deslizamiento de tierra hacia los túneles subterráneos que habría, primero, causado grietas en los sótanos del archivo y que, finalmente, habrían dejado sin sustento sus bases. El alcalde Schramma pone en duda que se siga construyendo la red de metro bajo el casco histórico de la ciudad. Y mientras avanzan lentamente los trabajos de entre los escombros, cada caja de documentos que se recupera es una buena noticia.