El referéndum sobre la independencia de Escocia del 18 de
septiembre ha desatado una gran polémica. Sin embargo, lo que a menudo falta en
estos debates es una consideración de la naturaleza de los referéndums y de su
papel, tanto históricamente como en la sociedad contemporánea. Con demasiada frecuencia, incluso en las filas de la
izquierda, los referéndums se aceptan como un hecho y por lo tanto el análisis
se reduce a si se debe abogar por un "sí" o por un "no", y
poco más. Sin embargo, dada la centralidad de la "batalla por la
democracia" en el proyecto marxista, ¿cómo debemos abordar los referéndums
en particular y la democracia directa en general? Este artículo no pretende
responder exhaustivamente a esa pregunta, pero tratará de centrarse en algunas
de las cuestiones relacionadas con una contribución en gran parte ignorada de
Karl Kautsky -el "Papa del marxismo", que en agosto de 1914 se hizo
famoso como "el renegado Kautsky"- titulada Parlamentarismo, legislación directa por el pueblo y la socialdemocracia
.
Escrito en 1893, este libro fue reimpreso en 1911 (bajo el
título abreviado Parlamentarismo y democracia)
y tuvo un impacto considerable en la socialdemocracia europea. Fue traducido al
ruso, holandés, francés, castellano, polaco y otros idiomas, pero hasta el
momento no existe una versión en inglés. Sin embargo, es sin duda más que
oportuno para que esté disponible en inglés. (1)
Una buena razón para interesarse por este libro es su centralidad para muchas de las concepciones estratégicas del bolchevismo. Al igual que con muchos otros trabajos de Kautsky, fue rápidamente traducido al ruso y ampliamente discutido entre los socialdemócratas rusos. En su amplia introducción al ¿Qué hacer? de Lenin, el historiador Lars T. Lih ha argumentado que este texto proporcionó a la socialdemocracia rusa gran parte de la materia prima necesaria para su versión del 'Erfurtismo': los revolucionarios rusos estaban decididos a hacer todo lo posible para asegurarse que su partido fuese lo más parecido posible a la socialdemocracia alemana y su programa de Erfurt (1891) como lo permitiesen las condiciones en Rusia. El partido alemán había demostrado que era posible y necesario, a través de la ampliación de los círculos de concienciación, que la socialdemocracia conquistase al movimiento obrero para la causa del socialismo, y a la vez no sólo al proletariado en su conjunto, sino también a las "clases trabajadoras", en ese momento el campesinado y la pequeña burguesía. Este fue el escenario de la hegemonía de clase del proletariado: una característica crucial y duradera del bolchevismo hasta 1917 y, de hecho, más allá. Resumiendo, Lih escribe:
Una buena razón para interesarse por este libro es su centralidad para muchas de las concepciones estratégicas del bolchevismo. Al igual que con muchos otros trabajos de Kautsky, fue rápidamente traducido al ruso y ampliamente discutido entre los socialdemócratas rusos. En su amplia introducción al ¿Qué hacer? de Lenin, el historiador Lars T. Lih ha argumentado que este texto proporcionó a la socialdemocracia rusa gran parte de la materia prima necesaria para su versión del 'Erfurtismo': los revolucionarios rusos estaban decididos a hacer todo lo posible para asegurarse que su partido fuese lo más parecido posible a la socialdemocracia alemana y su programa de Erfurt (1891) como lo permitiesen las condiciones en Rusia. El partido alemán había demostrado que era posible y necesario, a través de la ampliación de los círculos de concienciación, que la socialdemocracia conquistase al movimiento obrero para la causa del socialismo, y a la vez no sólo al proletariado en su conjunto, sino también a las "clases trabajadoras", en ese momento el campesinado y la pequeña burguesía. Este fue el escenario de la hegemonía de clase del proletariado: una característica crucial y duradera del bolchevismo hasta 1917 y, de hecho, más allá. Resumiendo, Lih escribe:
“La fórmula de la fusión - la socialdemocracia es la fusión del socialismo y del movimiento obrero - unifica todos los argumentos de Kautsky [es decir, la visión erfurtiana]: el círculo en expansión de la concienciación [socialdemócrata], la separación original y casi fatal del socialismo y el movimiento obrero, la guerra polémica en dos frentes contra los que niegan la síntesis marxista, la libertad política como la luz y el aire para el proletariado, la fuerza que surge de una meta inspiradora, la necesidad de partidos disciplinados de alcance nacional, la aspiración de convertirse en un Volkspartei, la necesidad de llevar a término las tareas democráticas que la burguesía estaba demasiado asustada para llevar a cabo y, por último, el propio sentido exaltado de la socialdemocracia de su misión – todo ello se desprende de la narrativa sobre la fórmula de la fusión.” (2)
Como tal, este texto es digno de estudio más allá de sus
provocativos argumentos sobre los referéndums, el parlamentarismo y la
democracia. Los lectores podrán ver estos grandes temas reaparecer una y otra
vez. En su mejor momento, evoca poderosamente lo que Lenin quería decir cuando
alababa lo bien que escribía Kautsky "cuando era marxista". Sin
embargo, como argumentaré, el texto está lejos de escapar a la crítica y en
varios aspectos está limitado por una lectura errónea tanto de la esencia como
de la función de las distintas alas del aparato estatal capitalista que ha
nublado en varias ocasiones el pensamiento de izquierda. Tanto más importante,
por lo tanto, que tratamos de comprender lo que Kautsky decía, cómo lo argumentaba
y cómo el libro encaja en su obra en general.
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