“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

20/9/15

Si la victoria de Jeremy Corbyn es un logro político increíble en Gran Bretaña, esa es la parte fácil

Foto: Jeremy Corbyn
Owen Jones   |   Debe contarse con seguridad entre las mayores victorias contra toda probabilidad  de la historia política británica. Jeremy Corbyn comenzó esta carrera como un marginal fuera de filas. Sus opciones estaban en 200 a1, y esa era una de las predicciones más favorables registradas. Fuera de las campañas que defiende con todo apasionamiento, apenas nadie sabía quién era ese diputado de a pie de suaves modales con barba galadornada  [Corbyn ha sido premiado varias veces con la distinción a la “Barba del Año” del Parlamento]. 

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Después de la disputa por el liderazgo más abierta y democrática de la historia del laborismo – una elección regida por reglas introducidas para apaciguar a la derecha blairista del Partido, que quería diluir la influencia de los sindicatos – este hombre dispone de un mandato mayor que el de cualquier otro dirigente laborista de la historia.

Aviso: mi caso es el de alguien que ha respaldado activamente su campaña y ha participado en algunos de sus actos. Desde un principio, la campaña tenía una finalidad clara: contribuir a sentar los términos del debate y llevar medidas políticas al orden del día político.

Entonces, ¿cómo es que ganó? El fenómeno Corbyn ha de ponerse en un contexto más amplio de creciente desilusión con las élites políticas en todo el mundo occidental que encuentra su expresión en el apoyo a Bernie Sanders y a Donald Trump, a Podemos y el Front National, al SNP y el UKIP.

La socialdemocracia está en crisis porque aceptó los principios subyacentes a la austeridad y, por lo tanto, tiene poco que decir. Dejó un vacío y el fenómeno Corbyn lo llenó. Corbyn ofreció una visión optimista y esperanzada que consiguió tener eco y sus rivales no lo consiguieron. Los herederos del Nuevo Laborismo tienen que hacer mucho examen de conciencia, lo que significará rechazar la negatividad y el nihilismo representados por sus defensores en los medios de comunicación.  

Pero no lo dudemos. Si este ha sido un logro político increíble, era la parte fácil. Los desafíos a los que hoy se enfrenta un Partido Laborista encabezado por Corbyn son absolutamente inmensos. Los que se han sentido inspirados por sus mensajes deben hacer algo más que votar por él.

Hay que construir un vasto y vibrante movimiento de base en cada comunidad a lo largo y ancho del país. Tiene que matar a besos a sus oponentes y tratar de llegar a la gente que no vota, a los votantes del UKIP, a los votantes del SNP, a los votantes verdes y, sí, también a los votantes conservadores. La campaña mediática contra el liderazgo de   Corbyn sera con certeza la más intensa de la historia británica y sólo un gran movimiento de base puede contrarrestarla.

Lo que impulsa a Corbyn, como a cualquiera en la izquierda, es más que nada el sufrimiento de los más pobres de la sociedad, los trabajadores mal pagados, los que carecen de vivienda asequible y así sucesivamente. Pero una coalición política no puede construirse pura y simplemente con los más pobres y la simpatía de los demás.

Ahora su liderazgo ha de llegar a la gente de medianos ingresos y clase media. Su campaña ha aportado medidas políticas detalladas acerca de los autónomos, que carecen de seguridad y de derechos. Esto ha de ser frente y centro. Además de compromisos sobre vivienda municipal y regulación de alquileres privados, debe  basarse en sus medidas políticas para poner a la gente en la escalera hacia una vivienda si es a eso a lo que aspiran, sobre todo en el caso de la gente joven. La gente mayor vota más y respaldó decisivamente a los conservadores en mayo pasado. Hay que ofrecer, por ejemplo, medidas políticas en materia de atención social y contra la pobreza que afecta a los pensionistas.

En el terreno de la inmigración, debe refutar el chivo expiatorio de los migrantes y refugiados como culpable de los problemas que causan los poderosos y ofrecer soluciones a cuestiones como los bajos salarios, la vivienda inasequible y la inseguridad en el empleo que fomentan la hostilidad. Pero puede, por ejemplo, ofrecer fondos suplementarios a las comunidades con mayores niveles de inmigración de modo que se dejen sentir los beneficios de la gente que se muda a nuestro país.  

La estrategia económica no debe consistir simplemente en la antiausteridad sino en estar en pro de otra cosa, un plan económico que mire hacia adelante para modernizar las infraestructuras y promover las energías renovables y las industrias de alta tecnología del futuro. Debe democratizar la economía, asimismo, con una propiedad pública democrática estratégica, en lugar de las nacionalizaciones de arriba abajo del pasado. Debe reducirse el gasto de seguridad social con un sueldo que alcance para vivir y afrontando la crisis de vivienda.

El laborismo fue casi barrido del mapa en Escocia el pasado mayo y el SNP obtiene actualmente en las encuestas hasta un 55%, mientras que el laborismo languidece en un 20%.  Darle a eso la vuelta a tiempo para el año que viene  las elecciones Holyrood [el Parlamento escocés] del año que viene resulta imposible. El laborismo debe ser paciente mientras trata de ganarse a quienes lo abandonaron, arrastrarse por haberles dejado tan torpemente de lado y mostrar que verdaderamente ha cambiado.  

Corbyn dispone de pocos defensores en el Partido Laborista en el Parlamento, de modo que tendrá que mostrarse conciliador en sus nombramientos e implicar más a los diputados en la elaboración de medidas políticas. Los congresos amplios deberían contribuir a decidir las medidas políticas, de modo que los diputados que voten contra las indicaciones del jefe de grupo se estén rebelando contra el Partido en lugar de hacerlo simplemente contra el líder. Los conservadores se dedicarán a aullar durante el turno de preguntas al primer ministro. Corbyn tendrá que reiniciar el formato para que ya no sea algo propio de gladiadores.

Hay luego otros desafíos. Los tories se proponen llevar a la ruina al Partido Laborista con su nueva legislación sindical, que en sí misma supone una amenaza existencial al Partido. Es un movimiento de base el que ha catapultado a Corbyn a la cumbre. Si tú le respaldaste, tienes hoy una responsabilidad. Muévete, construye un movimiento en tu comunidad y empezad a organizaros para ganaros a los que no están convencidos. Sin esos esfuerzos, esto fracasará. Así que nada de presiones.

http://www.sinpermiso.info/
Traducción del inglés por Lucas Antón
http://www.theguardian.com/