“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

13/2/16

Colombia: La i-lógica de la política económica

Kristy Lorena Vivas Olaya    |    La desaceleración que viene experimentando la economía colombianay las presiones inflacionarias, que desvelan al Banco de la República, son ambas resultado de los ajustes estructurales implementados por el país durante las tres últimas décadas. La apertura económica, la liberalización del mercado de capitales, y en los últimos diez años, la promoción de las actividades minero-energéticas, han profundizado el papel de Colombia en la división internacional del trabajo - de proveedora de materias primas- y su carácter de economía dependiente, a tal punto que su crecimiento se ha sustentado en las rentas petroleras,lo que significa mayor vulnerabilidad frente a los choques externos.
 
En efecto, el sostenido crecimiento de la economía colombiana de la última década, cercano a4,6% en promedio anual, solo opacado en 2009 por los efectos de la recesión de 2008, fue productodel crecimiento de las exportaciones de petróleo, promovidas por el sostenido incremento de su precio internacional. A su vez, el auge de las exportaciones y de la inversión extranjera en ese sector contribuyeron con la disminución de la tasa de cambio, lo que redujo los precios de las crecientes importaciones y por esta vía el nivel de los precios internos.

Pero la fiesta del petróleo terminó, su precio internacional se redujo a menos de la mitad, fundamentalmente gracias a una sobreoferta del crudo resultado delas grandes inversiones en fracturación hidráulicarealizadas por parte de Estados Unidos.Un procedimiento de extracción de petróleo que se ha mostrado sumamente destructivo. 

Como el sustento del crecimiento de Colombia era el petróleo, la caída de su precio ha generado al menos tres efectos:Primero, la desaceleración de la economía debido a la reducción del valor de las exportaciones y de la inversión extrajera en el sector. En el año 2015, las exportaciones colombianas se redujeron en cerca del 35%, siendo el petróleo el de mayor contribución con una caída de 60% en su valor. A noviembre de 2015, la inversión extranjera había caído en 42,4% con respecto al mismo mes del año anterior. Se estima generosamente que durante el año 2015 la economía creció alrededor de 3,0%, lo cual significa una caída de 34% con respecto a 2014, cuando la economía creció en 4,6%.

Segundo,el gobierno enfrenta problemas de financiamiento debido a la importancia de las rentas del petróleo como fuente de sus ingresos (representaban, en promedio, cerca del 16% de los ingresos totales del gobierno).Y tercero, una fuerte devaluación del peso resultado de la caída del ingreso de dólares al país cercana al 60%. Lo que ha generado inflación debido al encarecimiento de los bienes de consumo e intermedios importados (más de la mitad de los alimentos que se consumen en Colombia son de origen externo).

Ante tal coyuntura, investigadores del Banco de la República afirman que afortunadamente Colombia cuenta con un sólido marco institucional asociado a una banca central independiente que sigue el régimen de inflación objetivo, y a la regla fiscal adoptada por el Ministerio de Hacienda. ¿Esto supone que las autoridades económicas tomarán medidas adecuadas frente a la coyuntura?

La respuesta es No. El “sólido marco institucional” tiene un único objetivo: restaurar la confianza inversionista y parece no preocuparse por las consecuencias directas y reales de sus medidas sobre el empleo y el crecimiento. Este marco supone que la estabilidad de precios y unas finanzas públicas sanas generarán señales de estabilidad económica y confianza en los inversionistas, quienes se sentirán incentivados a realizar sus inversiones en Colombia. 

Siguiendo esa lógica, en la actual coyuntura de desaceleración,el gobierno le apuesta al cumplimiento de las reglas fiscal y monetaria, a las políticas de austeridad que no harán más que profundizar el ciclo recesivo que enfrenta el país con la consecuente pérdida de empleos.

En efecto, en términos de política fiscal, y frente a su desfinanciamiento, el gobierno se ha comprometido con un programa de “austeridad inteligente” consistente en cumplir con la regla fiscal (un déficit no superior a 2,4%) a través de la reducción del gasto en inversión, un 17% menos para el presupuesto de 2016. Un plan de reforma tributaria regresiva con la propuesta de incremento en el IVA. Y la privatización de empresas públicas, como la venta de ISAGEN. 

El cumplimiento del programa de austeridad y de la regla fiscal, evidencia que el gobierno sigue fielmente y sin cuestionamientos la doctrina neoliberal, que está comprometido con  la consecución de un presupuesto fiscal equilibrado y que es “buen” deudor. La lógica del gobierno consiste en que estas medidas le permitirán alcanzar excelentes calificaciones crediticias por parte de las firmas internacionales, estabilidad macroeconómica e incentivos para la inversión. Pero esa lógica, que en realidad resulta “i-lógica”, genera un menor consumo por parte del gobierno, un menor dinamismo económico y pérdidas de empleos.

A su vez,por el lado monetario, el Banco de la República  supone que sólo a través del control de la inflación se generan las condiciones que conducen a la economía por una senda de estabilidad y pleno empleo. Sin embargo, y a pesar de la coyuntura y de lo desvelador que pueda llegar a ser para el Banco, éste no está cumpliendo su objetivo de inflación, como resultado de la fuerte devaluación y la dependencia de productos importados. En el año 2015 la inflación ascendió a 6,77%, cerca de 4 puntos por encima de la meta.

Frente al incumplimiento de la meta, el Banco de la República decidió aumentar las tasas de interés de manera consecutiva en los últimos meses de 2015, pasando de 4,50% a 5,75%. La entidad supone que tal incremento representa una señal de compromiso institucional que devuelve la confianza inversionista y adicionalmente, con ello, buscaba anclar el incremento salarial en las negociaciones. Pero lo anterior se contrapone a otro argumento, de acuerdo con el mismo Banco de la República si aumenta la tasa de interés a la que le presta a los bancos privados para proveerles liquidez (dinero para que ellos inviertan y ofrezcan créditos al público), éstos a su vez aumentarán la tasa de interés a la que se prestan entre bancos, y entonces todos los demás créditos de la economía bien sea de consumo, de inversión o de vivienda se vuelven más costosos. Las empresas dejan de invertir y los consumidores sustituyen consumo por pago de intereses. Finalmente, las empresas venden menos, producen menos y emplean menos trabajadores. Y se vende menos y se emplea menos gente...La conclusión es que con el incremento de la tasa de interés de intervención, la desaceleración económica será mayor, lo que a la postre genera mayor desconfianza inversionista.

En el fondo, un banco central independiente y las reglas de inflación y fiscal corresponden a iniciativas de política económica promovidas por la banca multilateral (FMI) que acompañan la liberalización, privatización y desregulación de mercados. De acuerdo con ese organismo, esas medidas configurarían un marco institucional sólido, conformado por reglas y compromisos por parte del gobierno que suponen el logro de la estabilidad macroeconómica para generar confianza y alta calificación crediticia internacional.

Paradójicamente, se busca y reclama un ambiente de estabilidad macroeconómica cuando se han creado todas las condiciones para que reinen la incertidumbre, la inseguridad y los desequilibrios. La globalización ha conducido a la generación y reproducción de las quiebras en efecto dominó, las crisis financieras han proliferado. Prima el capital financiero, las inversiones son especulativas y de riesgo. La economía se sustenta en la deuda, los mercados no son regulados, principalmente los financieros, y la competitividad se garantiza a través de los bajos salarios. A lo anterior se suma la total dependencia, en países como Colombia, de un único producto de exportación cuyo precio es volátil.

¿Y cuál es la lógica, en realidad “i-lógica”, de política económica? Cumplir fielmente con reglas de política de austeridad en unescenario de desaceleración económica. Se trata de medidaspro cíclicas, pues conducirán a una mayor reducción de la producción agregada, pérdida de empleos y pobreza. Evidentemente la experiencia griega no deja ninguna lección para Colombia. 

Kristy Lorena Vivas Olaya es Economista de la Universidad del Tolima, Magister en Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia y docente del Departamento de Economía de la Universidad Central