“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

1/7/16

Papel de la Universidad Nacional de Colombia en la construcción de la paz

El debate en torno al reconocimiento otorgado al doctor Miguel Ángel Beltrán

Miguel Ángel Beltrán
Como profesoras y profesores de la Universidad Nacional de Colombia y de otras instituciones de educación superior del país, consideramos que la polémica en torno al reconocimiento que la Facultad de Ciencias Humanas le otorgó al doctor Miguel Ángel Beltrán como egresado de Sociología en la celebración de los 50 años de la Facultad reafirma la necesidad de plantear un debate de la mayor importancia, aplazado dentro y fuera del alma mater acerca de la inherente relación entre la academia, la ciencia y la política; y entre la universidad y la sociedad.

La controversia en torno al reconocimiento del colega Miguel Ángel Beltrán revela, al menos, dos posturas. Por un lado, quienes, al parecer, estiman como ciertos sus vínculos con la insurgencia y están de acuerdo con la destitución por parte de la Procuraduría y su actual detención. Por otro lado, quienes identifican vicios en tal procedimiento, ven en el fallo del Procurador una amenaza contra la libertad de cátedra e investigación, y esperan que el proceso jurídico esclarezca su situación jurídica. Quienes firmamos esta declaración nos inclinamos por la segunda opción, y por tanto entendemos como legítimo el reconocimiento a Miguel Ángel Beltrán como egresado, porque si bien ha perdido la libertad, no ha perdido sus derechos morales ni cesado su producción académica. Vemos con preocupación, sin embargo, que la difusión de la polémica ha alimentado la polarización en nuestra universidad.

Algunos pronunciamientos de colegas de la Universidad Nacional, motivados por el rechazo al mencionado reconocimiento, han desoído al Consejo de Facultad de Ciencias Humanas que aclaró que este no se otorgó a Miguel Ángel Beltrán como profesor activo sino como egresado. Desconocer esta aclaración no fue inocuo: permitió congregar a quienes sintieron incomodidad porque se le hubiera reconocido como profesor activo y a la vez sirvió para enfilar las baterías para proclamar la crisis de la Universidad Nacional, cuyo signo principal sería la politización y la captura de la academia por grupos radicales. Las voces de alarma no atribuyen responsabilidad a los paramilitares–lo que nos debería inquietar, pues ya varios docentes y estudiantes han sufrido las amenazas de Las Águilas Negras–, sino a una supuesta infiltración de extremo izquierdistas.

 Con curiosidad académica nos preguntamos si el principal problema de las universidades públicas es la supuesta infiltración izquierdista que terminaría desvirtuando su función académica. Reconocemos que, para bien o para mal, la trayectoria de la Universidad Nacional ha estado ligada con la historia de la nación, y que tanto la guerra como la paz la afectan. Más aún, no negamos que en nuestras aulas hay personas de pensamiento extremo, pero creemos que –mientras esgriman solo los argumentos del conocimiento– son expresión de la pluralidad que debe regir a las instituciones universitarias. Aún si discrepamos de las posiciones intelectuales extremas, no se les puede atribuir la crisis. Pensamos, en cambio que las causas de los graves problemas de las universidades públicas y en concreto de la Universidad Nacional, yacen en asuntos como la penuria presupuestal, el pasivo pensional, el deterioro de la planta física, para no hablar de la creciente precariedad de la nómina.

Otra parte del argumento de los críticos de la decisión del Consejo de Facultad es que la academia, y en particular nuestra Universidad, está siendo capturada por la política. Aflora aquí una visión maniquea de la política como si ésta fuera una actividad moralmente degradada ante una supuesta academia aséptica e incontaminada, ella sí moralmente buena. Nos preguntamos, empero, si temas como la guerra y la paz, las demandas de los movimientos sociales y de las víctimas, los trabajos de la memoria y demás asuntos en los que la Universidad Nacional está participando en el escenario del pos acuerdo, son ajenos a la política. Por supuesto que no lo son: no debemos olvidar que somos parte de una sociedad que se debate hoy entre la guerra y la paz, entre otros asuntos políticos que atañen al ejercicio académico.

Es claro que en este asunto no hay acuerdo. No lo habrá seguramente, pues el debate y la confrontación de posiciones diversas son el alma de la vida universitaria. Por ello, hemos de aprender a conversar con perspectivas analíticas distintas y prepararnos para convivir con quienes hayan abandonado las armas. Esa es la tarea de la universidad pública y ese es el llamado del momento histórico actual: valorar las diferencias, más que despreciarlas y condenarlas; construir en medio de la divergencia, discutir con respeto por los otros, con argumentos académicos y evitar la polémica sorda. No serán las estigmatizaciones como las que ha sufrido Miguel Ángel Beltrán o quienes lo defienden, incluso calificándoles como auxiliares de las Farc, con todos los riesgos que ello conlleva en nuestro país, las que nos conduzcan por la senda del diálogo democrático y académico. También reconocemos que tampoco llegaremos a él por medio de la estigmatización de quienes se opusieron al reconocimiento al colega Miguel Ángel Beltrán.
Consideramos que algunos medios de comunicación han abordado el tema de una manera desenfocada y tendenciosa, pues una vez más la Universidad Nacional de Colombia y, por extensión, las universidades públicas del país, son descalificadas y señaladas por opiniones que les atribuyen el origen del conflicto armado. Tales ataques hacen flaca justicia al papel que ha cumplido nuestra universidad en la construcción de una nación más democrática, justa e incluyente, y a la labor de varias generaciones de académicos y académicas que han cultivado el conocimiento, la docencia y la investigación en distintas áreas del saber científico, humanístico y artístico, contribución que el país entero no puede desconocer. Más aún cuando en este momento la Universidad Nacional juega un papel fundamental como facilitadora y garante de los Diálogos de Paz en La Habana entre el Estado y la insurgencia armada. Y ese papel será aún mayor en los años por venir en el escenario del pos acuerdo.

El momento del país exige hechos de generosidad. Convocamos al diálogo amplio entre integrantes de la comunidad académica y de cara a la opinión pública, para comenzar a reconocer estas diferencias sin la mutua descalificación, para debatir razonadamente sobre las causas y soluciones de la crisis del sistema universitario así como para deliberar acerca del papel de las universidades públicas, y en particular de la Universidad Nacional de Colombia, en la construcción de paz en el escenario del pos acuerdo.
Lista parcial de quienes firmaron y suscribieron el documento, todos ellos profesores de las de alguna de las siguientes Universidades colombianas:
Universidad Nacional de Colombia
Universidad de Caldas
Universidad de Antioquia
Universidad Distrital F.J de Caldas
Universidad Pedagógica Nacional
Universidad del Valle
Universidad de Nariño
Universidad del Tolima
Universidad de Cundinamarca
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Pontificia Universidad Javeriana
Universidad de los Andes
Universidad de la Salle
Universidad Santo Tomás
Universidad Jorge Tadeo Lozano
Universidad Sergio Arboleda
Universidad Central

Universidad Externado de Colombia
Claudia Patricia Sierra
Dora Isabel Díaz Susa
Juan Carlos Celis Ospina
Mara Viveros Vigoya
Mario Bernardo Figueroa
Mario Hernández Álvarez
Marta Zambrano
Mauricio Archila Neira
Nubia Yaneth Ruiz Ruiz
Patricia Jaramillo Guerra
Patricia Rodríguez Santana
Ricardo Arcos Palma
Rosembert Ariza Santamaría
Susana Barrera Lobaton
Sylvia de Castro Korgi
Yolanda López
Alejandra Jaramillo
Leopoldo Munera Ruiz
Álvaro Zerda Sarmiento
Alonso Correa Toro
Álvaro Rivas GuzmánAstrid Ulloa
Beatriz Martínez
Carlos Guillermo Paramo
Carmen Lucía Díaz
Carolina Jiménez
Catalina Toro Pérez
César Augusto Giraldo
Daniel Libreros
Darío Restrepo
Dioscórides Pérez
Dora Inés Munévar Munévar
Edgar Novoa
Eduardo José Vega
Eduardo Sáenz Rovner
Enrique Rodríguez Pérez
Eric Naves
Eucaris Olaya
Federico García Naranjo
Fernando Mauricio Parra
Francisco Javier Serna
Jaime Caycedo Turriago
Jairo Ernesto Luna
Jairo Estrada Álvarez
Jairo Orlando Villabona
Julio Quiñones
Ligia Cortés
Luis de la Rosa
Luz Gabriela Arango
Manuel Ruiz Montealegre
María Claudia del S. Nieto
María Elvira Naranjo
María Teresa Pinto Ocampo
Mario Opazo
Mauricio Torres Tovar
Melba Libia Cárdenas
Mery Constanza García
Nancy J. Molina Achury
Néstor Darío Duque Méndez
Nicolás Montoya Monsalve
Nohora García
Olga del Pilar Vásquez Cruz
Oliverio Ramírez Garzón
Oscar Mejía
Oscar Quintero
Plinio del C. Teherán
Rafael Malagón
Rafael Suárez Eugenio
Ramón Elberto Uribe Gálvez
Ramón Uribe
Santos Alonso Beltrán
Sonia Vargas Martínez
Stanley Simón Malinowitz
Tania Pérez Bustos
William Alfonso López Rosas
William Chavarro Rojas
Ximena Pachón
Yusmidia Solano Suarez
Carlos Jiménez      
Rosario Rojas Robles
Adriana González Gil
Gabriel Ignacio Gómez
Jaime Rafael Nieto López
Jorge Mahecha Gómez
Luis Javier Robledo Ruiz
Luis Vidal
María Roció Bedoya Bedoya
Marta Lucia Giraldo
Omar Alonso Urán Arenas
Orlando Arroyave Álvarez
Rafael Rubiano Muñoz
Sara Yaneth Fernández
Gabriel Gallego Montes
Alejandro Gamboa Medina
Carmen Helena Guerrero
Elkin Darío Agudelo
Frank Molano Camargo
Harold Vacca González
Héctor Orlando Pinilla
Jorge Peñuela
Juan Carlos Suzunaga
Ricardo Castaño Tamara
Ricardo Gordo Muskus
Rosendo López González
Alfonso Torres Carrillo
Ángela Castaño
Blanca Inés Zamudio
Carlos Eduardo Valderrama
Jeritza Merchán Díaz
Juan Manuel González Cruz
Piedad Ortega
Rocío Rueda Ortiz
Sandra Patricia Rodríguez
Yeimy Cárdenas Palermo
Antonio José Echeverry
María Mercedes Ortiz
Robert Behar Gutiérrez
Julián Sabogal Tamayo
Axel Rojas
Andrés Tafur Villareal
Beatriz Jaime Pérez
Adriana Isabel Orjuela
Carolina Mendoza Peñuela
Carlos del Cairo
Diana Ojeda
Donny Meertens
Eduardo Restrepo
Efrén Piña Rivera
Jefferson Jaramillo Marín
Julio Arias Venegas
Mauricio Caviedes
Ochy Curriel
Oscar Saldarriaga
Rafael Antonio Díaz Díaz
Rigoberto Rueda Santos
Samuel Vargas Mahecha
Santiago Castro-Gómez
Alhena Caicedo
María Alejandra Tapia
Vladimir Sánchez Calderón
Clara Inés Carreño Manosalva
Javier Ricardo Salcedo Casallas
Saúl Franco Agudelo
Elkin Rubiano
Diego García Ramírez
Andrea Neira
Tatiana Gutiérrez Alarcón
Daniel Aguilar Rodríguez

Roberto Lleras