En esta suerte de remake se ubican los libros de Slavoj
Zizek, Alain Badiou, Jean-Luc Nancy y los pensadores italianos con Toni Negri a
la cabeza, y dos pasos atrás, Franco Berardi, "Bifo", el teórico del
semiocapitalismo y la producción intelectual. Esta recuperación de Marx para
"tiempos posmarxistas" podría leerse, en rigor, como el retorno de lo
reprimido de una política que se aplicó con fórceps donde ni siquiera Lenin
sospechaba que pudiera tener éxito: también él pensaba en una burguesía antes
que en el proletariado, y en países industrializados antes que rurales.
Pero la historia también es una disciplina imprevisible, y
la revolución, que se suponía estallaría en Alemania, Francia e Inglaterra,
terminó sucediendo en la Rusia de los zares y más tarde, en China, el sudeste
asiático y el Caribe. Y si se dice "retorno de lo reprimido" se dice
que lo que retorna es algo que nunca sucedió, o que sucedió como una caricatura
que como en el caso de la Unión Soviética, se desgastó por atraso, por
deficiencias científicas y un sistema opresivo que se derrumbó al compás de las
múltiples amenazas y la falta de pericia de sus dirigentes, hasta la aparición
de Mijail Gorbachov.
El analista político español José María Ridao, que preparó
una nueva edición del "Manifiesto..." (de 1848), ilustrado por
Fernando Vicente, ha dado a la prensa de su país una explicación razonable.
“Puesto que Marx y Engels redactaron una enmienda a la totalidad del sistema capitalista hoy de nuevo en crisis, puede que detrás del inesperado éxito de la reedición del “Manifiesto...” se encuentre cuando menos la curiosidad de revisar esa enmienda y dilucidar en qué aspectos podría seguir vigente y constituir una esperanza para unos países que están perdiendo casi todas”.
Desesperación o esperanza, la puesta a punto de un Marx y
Engels en el mundo global no podrá prescindir de los nuevos actores sociales,
sudamericanos, antillanos, árabes, que la teoría clásica miraba con cierto
desprecio, además de considerar a la regulación estatal menos como un paliativo
que como la política posible de un momento de transición dominado por las
tecnologías de punta.