“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

7/6/12

El Manifiesto Comunista es un éxito de ventas

A la luz difusa de la crisis económica y social europea, el "Manifiesto Comunista" de Karl Marx y Friedrich Engels se ha convertido en un insólito éxito de ventas para un continente aprisionado y a la búsqueda de una salida a la heterodoxia monetarista que como una camisa de fuerza impone sus mandatos, fundada en las hipotecas y las deudas de la burbuja financiera que explotó con violencia este año. Las revisiones de la obra de Marx no sólo llegan del campo de la economía (el análisis del capital del filósofo de Tréveris sigue siendo complicado de refutar), sino incluso de la historia en su versión teleológica, la más discutida en su momento.

En esta suerte de remake se ubican los libros de Slavoj Zizek, Alain Badiou, Jean-Luc Nancy y los pensadores italianos con Toni Negri a la cabeza, y dos pasos atrás, Franco Berardi, "Bifo", el teórico del semiocapitalismo y la producción intelectual. Esta recuperación de Marx para "tiempos posmarxistas" podría leerse, en rigor, como el retorno de lo reprimido de una política que se aplicó con fórceps donde ni siquiera Lenin sospechaba que pudiera tener éxito: también él pensaba en una burguesía antes que en el proletariado, y en países industrializados antes que rurales.

Pero la historia también es una disciplina imprevisible, y la revolución, que se suponía estallaría en Alemania, Francia e Inglaterra, terminó sucediendo en la Rusia de los zares y más tarde, en China, el sudeste asiático y el Caribe. Y si se dice "retorno de lo reprimido" se dice que lo que retorna es algo que nunca sucedió, o que sucedió como una caricatura que como en el caso de la Unión Soviética, se desgastó por atraso, por deficiencias científicas y un sistema opresivo que se derrumbó al compás de las múltiples amenazas y la falta de pericia de sus dirigentes, hasta la aparición de Mijail Gorbachov.

El analista político español José María Ridao, que preparó una nueva edición del "Manifiesto..." (de 1848), ilustrado por Fernando Vicente, ha dado a la prensa de su país una explicación razonable.
“Puesto que Marx y Engels redactaron una enmienda a la totalidad del sistema capitalista hoy de nuevo en crisis, puede que detrás del inesperado éxito de la reedición del “Manifiesto...” se encuentre cuando menos la curiosidad de revisar esa enmienda y dilucidar en qué aspectos podría seguir vigente y constituir una esperanza para unos países que están perdiendo casi todas”.
Desesperación o esperanza, la puesta a punto de un Marx y Engels en el mundo global no podrá prescindir de los nuevos actores sociales, sudamericanos, antillanos, árabes, que la teoría clásica miraba con cierto desprecio, además de considerar a la regulación estatal menos como un paliativo que como la política posible de un momento de transición dominado por las tecnologías de punta.