“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

14/6/12

México / Un derechista paradigmático como Enrique Krauze

Eduardo Zeind Palafox
   
Especial para La Página
He leído en diversos diarios que los europeos, en su pobreza, han empezado a leer el Manifiesto Comunista. Risas. También he leído que los economistas del viejo continente se niegan a aprender de los economistas latinoamericanos. Risas. Además, he leído en el New York Times un artículo de Krugman, uno aburrido, uno que dice que las grandes economías se están viendo en la necesidad de pedir ayuda, pues se ahogan en bucles desgraciados, si me es válido usar la arenga de los economistas profesionales… oigo las risas de Keynes. 

Todo esto me parece estúpido, inocente. Todo esto me ha hecho preguntarme lo siguiente: ¿quién representa la estulticia mexicana? Enrique Krauze. Indigno del morfema constituyente de su apellido, Krauze me recuerda al magnífico y satírico Karl Krauss, periodista incisivo que afirmaba que para ser periodistas es imperioso no tener ideas y escribir vacuamente, como Krauze. Nuestro "intelectual" amateur, Krauze, delata una pluma cansada. El señor Krauze debería abandonar la pluma, pues hace el ridículo en cada publicación. Nuestro Enrique fabricó un ridículo texto para la revista Letras Libres. El texto se llama Todo lo que ha cambiado (habla de cambios con prosa añeja).

Krauze cree que nos engaña con su retórica universitaria y diplomática. Krauze debería de aprender algo de Alfonso Reyes, rey de la prosa. Dice nuestro escritorzuelo que los candidatos, en los debates, pueden mostrarse tal como son (y nos habla de cubetas). ¿No ha leído a Platón, señorito Krauze? Usted sabe muy bien que es imposible exponer la personalidad enfrente del voraz público. Usted sabe, o debería saberlo, que la política es un asunto de máscaras (personae).

En el citado texto, el autor sostiene con valentía que el debate político mexicano es atendido por los jóvenes, que es vigilado gracias a los medios de comunicación. Si lo anterior es verdad, tenemos que los candidatos tuvieron que mostrarse universales, impersonales.

Mientras más variado sea un público, más generalidades tenemos que decir. Le recomiendo al viejo señorito que lea a Umberto Eco, a Lippmann y a Krauss. También le recomiendo no usar técnicas persuasivas tan descaradas, es decir, baratas. Cualquier chiquillo imberbe y cursor de la carrera periodística, escribiría con más astucia.
Si quiere tener siempre la razón, lea a Schopenhauer y no lea más a su amado, dilecto, norteño y novato Gabriel Zaid, ingeniero de pluma mecánica y avezado en Ishikawa y no en Murasaki, conocedor de S. Shingo y no de Confucio. Por culpa de payasos como Krauze nuestro pobre país desconoce la ideología izquierdista.

Dice nuestro imberbe que los izquierdistas viven en la sierra o en la academia. ¿Su artículo pretende descalificar la labor de la Izquierda mexicana, Izquierda que intelectualmente no existe? Creo que sí. Balbuceando, dice nuestro precoz bandolero que él pertenece a una generación revolucionaria. Nuestro diletante echa mano de la hipérbole, echa mano de una narrativa funesta, o mejor dicho, hipócrita.

Gracias a esta clase de artículos el periodismo mexicano vive en los suelos políticos, en las cloacas y en los desenclavados postes de luz, y no en la gran teoría política. Si no ha leído a Rousseau o a Montesquieu, no hable, señor Krauze. Y por favor, deje de aseverar que México ha adoptado una ideología "democrática" y "liberal".

¿Cuántos millones de mexicanos han oído hablar de Polibio? ¿Cuántos millones de mexicanos han leído a Gramsci? ¿Cuántos millones de mexicanos poseen una carrera universitaria? ¿Cuántos millones de mexicanos saben discernir entre las teorías de Bentham y las de Mill?

Ni usted mismo podría responder tales preguntas, no podría hacerlo sin usar su retórica derechista. Krauze, ¿por qué dice que los medios de comunicación son libres en México? El hecho de que usted y sus amigos puedan escribir en todas las revistas capitalistas de la nación, no significa que el país goza de un periodismo libre. Según ustedes, el periódico Reforma apoya al terrorismo español, y según yo, Letras Libres fomenta una ideología conservadora, opresora.

Y sí, es comprensible que lo hagan, pues los ancianos quieren conservar el terreno ganado. Hemos leído, señor Krauze, a José Ingenieros, y leyéndolo nos enteramos de que el peor enemigo de la juventud es la gente como usted, áspero dinosaurio indigno de los tiempos modernos. Descanse, señor Krauze, y permita que los jóvenes pensantes escriban con libertad.

Tal vez usted no ha leído a Epícuro. Epícuro, en una carta destinada al señor Herodoto, dijo que el pensamiento se mueve tan de prisa como el átomo. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que su pensamiento es lento, anquilosado. ¿Pruebas? Las pruebas de su lentitud yacen en sus textos lentos, atestados de batología y de anáfora burocrática (ni Kafka me hace desesperar tanto como lo hace usted).

Si Krauze tuviera una educación científica o un "espíritu científico", citando a Bachelard, podría discernir entre la sintética mitología y la analítica naturaleza. En su artículo, nuestro periodista nos habla de mitos, pero jamás nos habla de la gran Historia, de los grandes acontecimientos históricos que harían de Tlatelolco una escena más, un hecho más. ¿Qué significa para usted Treblinka, o Francia, o Alemania o Venezuela?

Usted se cree el centro del universo y cree que sus amigos son el centro del universo. Pero la realidad nos dice que ustedes son nulos, pobretones en el extranjero. Es bien sabido que en México no hay filósofos, sino charlatanes, charladores de tertulia como voacé. La Filosofía sirve para construir ideales, para construir la imagen de un hombre libre.

Seamos tolerantes con personas como usted, gentes promotoras de ideologías, no de filosofías. Krauze, usted pretende hacer análisis fisiológicos de los hechos, no psicológicos. Los hechos importan menos que la verdad, y la verdad es un asunto mental, no material. ¿Sabe de qué hablo? No. Usted sabe de administración de empresas, de procesos, pero no sabe idear, pensar (como Zaid).

Sus artículos son perversos, poco neutrales, pues carecen de técnicas narrativas (le recomiendo leer a Spinoza en latín, y lo hago porque quiero que aprenda a escribir). Usted es bueno, es bueno en el fondo. Sigo. No se llega a la democracia dando un "salto", es decir, pasando del PRI al PAN. Es muy burgués pensar en saltos mágicos, diría Lenin.

No se llega a la libertad de expresión adulando extranjeros y vilipendiando a Monsiváis, enclenque mental. La democracia no es un populismo, no es hacer que un millón de vecinos vigilen las votaciones. La democracia se logra haciendo una distribución equitativa de la riqueza y de las ideas. Lea Comte o a Marx y edúquese.

La Historia no cambia, no transforma, no transmuta esencias. Nada ha cambiado. Supongo que no se acuerda de las diferencias que hay entre el Materialismo histórico y el Materialismo dialéctico, derechista. Usted quiere hacernos creer que habla de la Historia, cuando realmente nos habla de su "historia familiar" (la historia de los reyes es una historia familiar), citando a Freud.

¿Alguna vez ha ido al psicoanalista? Creo que no. Usted nos habla de fantasmas y no percibe que sus historias heroicas son ficciones causadas por pasiones y por acciones que no ha sabido asimilar. Su "Es", su "Ich" y su "ÜberIch", son fácilmente discernibles en sus textos. Su gramática es fraudulenta. Lea este verso y reflexione en su significado político:

"De sol a sol es tu jornada
y tu jornal es el sudor".