Especial para La Página |
He leído en diversos diarios que los europeos, en su
pobreza, han empezado a leer el Manifiesto Comunista. Risas. También he leído
que los economistas del viejo continente se niegan a aprender de los
economistas latinoamericanos. Risas. Además, he leído en el New York Times un
artículo de Krugman, uno aburrido, uno que dice que las grandes economías se
están viendo en la necesidad de pedir ayuda, pues se ahogan en bucles
desgraciados, si me es válido usar la arenga de los economistas profesionales…
oigo las risas de Keynes.
Todo esto me parece estúpido, inocente. Todo esto me ha
hecho preguntarme lo siguiente: ¿quién representa la estulticia mexicana?
Enrique Krauze. Indigno del morfema constituyente de su apellido, Krauze me
recuerda al magnífico y satírico Karl Krauss, periodista incisivo que afirmaba
que para ser periodistas es imperioso no tener ideas y escribir vacuamente,
como Krauze. Nuestro "intelectual" amateur, Krauze, delata una
pluma cansada. El señor Krauze debería abandonar la pluma, pues hace el
ridículo en cada publicación. Nuestro Enrique fabricó un ridículo texto para la
revista Letras Libres. El texto se llama Todo lo que ha cambiado (habla de
cambios con prosa añeja).
Krauze cree que nos engaña con su retórica universitaria y diplomática.
Krauze debería de aprender algo de Alfonso Reyes, rey de la prosa. Dice nuestro
escritorzuelo que los candidatos, en los debates, pueden mostrarse tal como son
(y nos habla de cubetas). ¿No ha leído a Platón, señorito Krauze? Usted sabe
muy bien que es imposible exponer la personalidad enfrente del voraz público.
Usted sabe, o debería saberlo, que la política es un asunto de máscaras (personae).
En el citado texto, el autor sostiene con valentía que el
debate político mexicano es atendido por los jóvenes, que es vigilado gracias a
los medios de comunicación. Si lo anterior es verdad, tenemos que los
candidatos tuvieron que mostrarse universales, impersonales.
Mientras más variado sea un público, más generalidades
tenemos que decir. Le recomiendo al viejo señorito que lea a Umberto Eco, a
Lippmann y a Krauss. También le recomiendo no usar técnicas persuasivas tan
descaradas, es decir, baratas. Cualquier chiquillo imberbe y cursor de la
carrera periodística, escribiría con más astucia.
Si quiere tener siempre la razón, lea a Schopenhauer y no
lea más a su amado, dilecto, norteño y novato Gabriel Zaid, ingeniero de pluma
mecánica y avezado en Ishikawa y no en Murasaki, conocedor de S. Shingo y no de
Confucio. Por culpa de payasos como Krauze nuestro pobre país desconoce la
ideología izquierdista.
Dice nuestro imberbe que los izquierdistas viven en la
sierra o en la academia. ¿Su artículo pretende descalificar la labor de la
Izquierda mexicana, Izquierda que intelectualmente no existe? Creo que sí.
Balbuceando, dice nuestro precoz bandolero que él pertenece a una generación
revolucionaria. Nuestro diletante echa mano de la hipérbole, echa mano de una
narrativa funesta, o mejor dicho, hipócrita.
Gracias a esta clase de artículos el periodismo mexicano
vive en los suelos políticos, en las cloacas y en los desenclavados postes de
luz, y no en la gran teoría política. Si no ha leído a Rousseau o a
Montesquieu, no hable, señor Krauze. Y por favor, deje de aseverar que México
ha adoptado una ideología "democrática" y "liberal".
¿Cuántos millones de mexicanos han oído hablar de Polibio?
¿Cuántos millones de mexicanos han leído a Gramsci? ¿Cuántos millones de
mexicanos poseen una carrera universitaria? ¿Cuántos millones de mexicanos
saben discernir entre las teorías de Bentham y las de Mill?
Ni usted mismo podría responder tales preguntas, no podría
hacerlo sin usar su retórica derechista. Krauze, ¿por qué dice que los medios
de comunicación son libres en México? El hecho de que usted y sus amigos puedan
escribir en todas las revistas capitalistas de la nación, no significa que el
país goza de un periodismo libre. Según ustedes, el periódico Reforma apoya al
terrorismo español, y según yo, Letras Libres fomenta una ideología
conservadora, opresora.
Y sí, es comprensible que lo hagan, pues los ancianos
quieren conservar el terreno ganado. Hemos leído, señor Krauze, a José
Ingenieros, y leyéndolo nos enteramos de que el peor enemigo de la juventud es
la gente como usted, áspero dinosaurio indigno de los tiempos modernos.
Descanse, señor Krauze, y permita que los jóvenes pensantes escriban con
libertad.
Tal vez usted no ha leído a Epícuro. Epícuro, en una carta
destinada al señor Herodoto, dijo que el pensamiento se mueve tan de prisa como
el átomo. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que su pensamiento es lento,
anquilosado. ¿Pruebas? Las pruebas de su lentitud yacen en sus textos lentos,
atestados de batología y de anáfora burocrática (ni Kafka me hace desesperar
tanto como lo hace usted).
Si Krauze tuviera una educación científica o un "espíritu
científico", citando a Bachelard, podría discernir entre la sintética
mitología y la analítica naturaleza. En su artículo, nuestro periodista nos
habla de mitos, pero jamás nos habla de la gran Historia, de los grandes
acontecimientos históricos que harían de Tlatelolco una escena más, un hecho
más. ¿Qué significa para usted Treblinka, o Francia, o Alemania o Venezuela?
Usted se cree el centro del universo y cree que sus amigos
son el centro del universo. Pero la realidad nos dice que ustedes son nulos,
pobretones en el extranjero. Es bien sabido que en México no hay filósofos,
sino charlatanes, charladores de tertulia como voacé. La Filosofía sirve para
construir ideales, para construir la imagen de un hombre libre.
Seamos tolerantes con personas como usted, gentes promotoras
de ideologías, no de filosofías. Krauze, usted pretende hacer análisis
fisiológicos de los hechos, no psicológicos. Los hechos importan menos que la
verdad, y la verdad es un asunto mental, no material. ¿Sabe de qué hablo? No.
Usted sabe de administración de empresas, de procesos, pero no sabe idear,
pensar (como Zaid).
Sus artículos son perversos, poco neutrales, pues carecen de
técnicas narrativas (le recomiendo leer a Spinoza en latín, y lo hago porque
quiero que aprenda a escribir). Usted es bueno, es bueno en el fondo. Sigo. No
se llega a la democracia dando un "salto", es decir, pasando del PRI
al PAN. Es muy burgués pensar en saltos mágicos, diría Lenin.
No se llega a la libertad de expresión adulando extranjeros
y vilipendiando a Monsiváis, enclenque mental. La democracia no es un
populismo, no es hacer que un millón de vecinos vigilen las votaciones. La
democracia se logra haciendo una distribución equitativa de la riqueza y de las
ideas. Lea Comte o a Marx y edúquese.
La Historia no cambia, no transforma, no transmuta esencias.
Nada ha cambiado. Supongo que no se acuerda de las diferencias que hay entre el
Materialismo histórico y el Materialismo dialéctico, derechista. Usted quiere
hacernos creer que habla de la Historia, cuando realmente nos habla de su
"historia familiar" (la historia de los reyes es una historia familiar),
citando a Freud.
¿Alguna vez ha ido al psicoanalista? Creo que no. Usted nos
habla de fantasmas y no percibe que sus historias heroicas son ficciones
causadas por pasiones y por acciones que no ha sabido asimilar. Su
"Es", su "Ich" y su "ÜberIch", son fácilmente
discernibles en sus textos. Su gramática es fraudulenta. Lea este verso y
reflexione en su significado político:
"De sol a sol es
tu jornada
y tu jornal es el sudor".
y tu jornal es el sudor".