Erick Antonio
Jimeno
Especial para La Página |
La tarde- noche del 11 de junio de 2012 el Presidente Hugo Chávez
presentó al país, ante millones de compatriotas, su histórico Programa de Gobierno 2013-2019. A nosotros, que lo seguíamos atentamente por
Tv, nos ha parecido que, más que un programa electoral para cumplir con un requisito formal del CNE,
ese denso texto constituye el proyecto de evolución y revolución necesario
para la nación venezolana, asumido desde nuestro espacio-tiempo histórico y a
ser desplegado en un ámbito
suramericano, nuestro-americano y
planetario.
Muchos fueron los hechos y eventos que el
comandante Chávez rememoró y analizó en esas tres horas de sustantivo discurso.
Habló de milagros, de emboscadas y victorias y de su visión bolivariana de un
país independiente y descolonizado en un
mundo multicéntrico y pluripolar. Discurrió
sobre las relaciones de equidad entre aliados, y, por supuesto, habló de Rusia. Refirió sus conversaciones de petróleo, gas y
defensa con Medvedev, el Presidente ruso, y en ese instante contó la anécdota de las flores.
Chávez refiere que aprovechando un momento de su conversación preguntó
a Medvedev qué otros productos además
del petróleo podría necesitar la
república rusa. Medvedev, recordando la
colectiva afición de rusos y rusas por las flores, preguntó: ¿Chávez, Venezuela produce flores? El Comandante,
entonces, elogió con énfasis
llanero la belleza tropical y andina de nuestros lirios, calas, gerberas y rosas, entre otras hermosas flores del terruño, y prometió al visitante enviar en el corto
plazo un cargamento de flores venezolanas de exportación a la gran Rusia. Desde
ese momento comenzó una asociación estratégica entre el Estado venezolano , el
ruso y los productores y productoras nacionales, agrupados en una empresa mixta,
realizándose el primer envío de flores el 06 de Diciembre de 2011. Del mismo modo, se identificaron otras necesidades y se agregaron plátanos y cacao venezolanos, iniciándose así en la relación con Rusia la ruptura del paradigma fatalista de país mono-exportador petrolero.
Aunque no lo mencionó, el Presidente Chávez anteriormente, en octubre de 2011, había promovido a otro producto de la tradición venezolana en
la lista de candidatos para exportación a Rusia: el cocuy. En ese sentido, recordamos que el médico y
cocuyero artesanal caroreño, Alí Fernández, sostuvo que ese ancestral licor venezolano, por sus efectos vasodilatadores,
se adecuaba excelentemente a las condiciones climáticas y a las frías temperaturas rusas, y que la
producción del cocuy para exportación era evidentemente un proyecto sustentable.
¿Qué ocurrió, entonces, para que ese proyecto,
contrariamente al de las flores y los plátanos, no se concretará? ¿Por qué, si
recibió apoyo presidencial, el
Ministerio agrícola y sus funcionarios incumplieron la directriz del
Presidente? Es obvio que los productores artesanales de cocuy de Lara y Falcón, por sí
solos, no tienen la capacidad financiera, técnica ni logística
para asumir ese reto de exportación, cuando
a duras penas la tienen para la
precaria producción nacional. Era
evidente que la solución era ( y es ) la
de constituir una empresa mixta, o una empresa de propiedad social indirecta,
con la participación y financiamiento del Estado venezolano ( y aún del ruso), e incorporando a los productores regionales y sus familias que por cientos de años han procesado el
agave cocui en los territorios del semiárido. Una empresa mixta y social que planificara,
ejecutara y controlara los distintos
ciclos agrarios y productivos presentes en el cultivo y procesamiento del agave
cocui.
Cuando hablamos de ciclos comenzamos con el
cultivo. El 99% de las plantas de agave cocui
que se hallan en el país son de
origen silvestre. No sembradas ni cultivadas. Obras de la Naturaleza. Muchas
de esas plantas se localizan en zonas de muy difícil acceso. Por eso, se
requiere como inicio y condición
ineludible el cultivo intensivo y certificado de agave cocui, en parcelas y lotes numerados y protegidos. Para ello
existen miles de hectáreas baldías de terrenos nacionales o municipales en las
locaciones cocuyeras del semiárido. También existen los profesionales
universitarios en los estados Lara y Falcón para coadyuvar en la selección de
las variedades productivas y en las aplicaciones bio-tecnológicas para la
elaboración de cocuy de alta calidad. Finalmente y muy importante, existen centenares de
productores artesanales con la experticia tradicional necesaria, que han de agregarse como factores de socialización legítima en el proceso
productivo, de acuerdo a los paradigmas comunitarios y socio-productivos de nuestra nación.
Y aunque los ciclos del agave cocui son más prolongados que los de calas, lirios y rosas,
y sus magueyes florean después de al menos 5 años, se dispone actualmente de los recursos humanos y materiales necesarios
para emular, no al tequila y sus más de 250 millones de litros
anuales de exportación, pero si al tradicional
mezcal mexicano con sus 2 millones de
litros de producción de calidad certificada y su exportación cercana a los 500
mil litros anuales, que genera trabajo a más de 9 mil cultivadores y
productores..
El presidente Chávez usó exitosamente
el petróleo como una herramienta de posicionamiento comercial de otros
productos venezolanos, para lo cual contó con el apoyo y la eficiencia
productiva de instituciones y funcionarios públicos, sumando sus recursos a la experiencia de los
productores y productoras nacionales, generando inclusión, empleo y sentido de
pertenencia entre los actores involucrados y sus entornos comunitarios.
Del mismo modo, pensamos que es factible con la voluntad productiva de las instituciones y
funcionarios adecuados y la
participación en corresponsabilidad protagónica
de productores venezolanos, convertir en el mediano plazo al
apreciado cocuy, en una emblemática, genuina
y nativa bebida, exclusiva de Venezuela, afrodisíaca y con calidad de exportación. (y
sin ratones ni resacas)
De lo que se trata, en suma, es de encontrarle el modo al cocuy y sus derivados, y para eso se cuenta con un
notable aliado presidencial en Miraflores y con otros millones en Rusia, esperando, bajo gélidas temperaturas,
un cálido trago de cocuy.
¡Salud y Venceremos!