“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

14/6/12

El cocuy en Rusia / Delicia venezolana para el mundo

A propósito del discurso presidencial del 11 de junio

Erick Antonio Jimeno

Especial para La Página
La tarde- noche del  11 de junio de 2012 el Presidente Hugo Chávez presentó al país, ante millones de compatriotas,  su histórico Programa de Gobierno 2013-2019.  A nosotros, que lo seguíamos atentamente por Tv,   nos ha parecido que,  más que un programa electoral  para cumplir con un requisito formal del CNE, ese denso texto  constituye el  proyecto de evolución y revolución   necesario  para  la  nación venezolana,   asumido desde nuestro espacio-tiempo histórico  y  a ser  desplegado     en  un ámbito suramericano, nuestro-americano  y planetario.

Muchos fueron los hechos y eventos que el comandante Chávez rememoró y analizó en esas tres horas de sustantivo discurso. Habló de milagros, de emboscadas y victorias y de su visión bolivariana de un país independiente y descolonizado  en un mundo  multicéntrico y pluripolar. Discurrió sobre  las relaciones de equidad entre  aliados, y, por supuesto, habló de Rusia.  Refirió sus conversaciones de petróleo, gas y  defensa con Medvedev,  el Presidente ruso, y en ese instante   contó la anécdota de las flores.

Chávez  refiere que aprovechando   un  momento de su conversación   preguntó a Medvedev  qué otros productos además del petróleo podría  necesitar la república rusa. Medvedev, recordando  la colectiva afición de rusos y rusas por las flores,  preguntó:  ¿Chávez, Venezuela produce flores? El Comandante, entonces, elogió  con énfasis llanero  la belleza tropical y andina  de nuestros lirios, calas, gerberas  y rosas, entre otras  hermosas flores del terruño, y  prometió al visitante enviar en el corto plazo un cargamento de flores venezolanas de exportación a la gran Rusia. Desde ese momento comenzó una asociación estratégica entre el Estado venezolano , el ruso y los productores y productoras nacionales, agrupados en una empresa mixta, realizándose el primer envío de flores  el 06 de Diciembre de 2011.  Del mismo modo,  se identificaron otras necesidades  y se agregaron  plátanos y  cacao venezolanos,  iniciándose así en la relación con Rusia  la ruptura del   paradigma fatalista de país mono-exportador petrolero.

Aunque no lo mencionó,  el Presidente Chávez anteriormente, en  octubre de 2011, había promovido   a  otro producto de la tradición venezolana en la lista de    candidatos para   exportación  a Rusia:  el cocuy.  En ese sentido, recordamos que el médico y cocuyero  artesanal caroreño,  Alí Fernández,  sostuvo que ese ancestral  licor venezolano, por sus efectos vasodilatadores, se adecuaba excelentemente a las condiciones climáticas y a las  frías temperaturas rusas,  y que  la producción del cocuy para exportación  era  evidentemente un proyecto sustentable.


¿Qué ocurrió, entonces, para que ese proyecto, contrariamente al de las flores y los plátanos, no se concretará? ¿Por qué, si recibió apoyo presidencial,  el Ministerio agrícola y sus funcionarios incumplieron la directriz del Presidente? Es obvio que los productores artesanales de cocuy de Lara y Falcón,   por sí solos,  no tienen la  capacidad financiera, técnica ni logística para asumir ese reto de exportación, cuando  a duras penas  la tienen   para la precaria  producción nacional. Era evidente que la solución era ( y  es ) la de constituir una empresa mixta, o una empresa de propiedad social indirecta, con la participación y financiamiento del Estado venezolano ( y aún del  ruso), e incorporando  a   los productores regionales y sus familias   que por cientos de años han procesado el agave cocui en los territorios del semiárido.  Una empresa mixta y social que planificara, ejecutara y  controlara los distintos ciclos agrarios y productivos presentes en el cultivo y procesamiento del agave cocui.

Cuando hablamos de ciclos comenzamos con el cultivo. El 99% de las plantas de agave cocui  que se hallan  en el país son de origen silvestre. No sembradas ni cultivadas. Obras de la Naturaleza.  Muchas  de esas plantas se localizan en zonas de muy difícil acceso. Por eso, se requiere  como inicio y condición ineludible el cultivo intensivo y  certificado de agave cocui, en parcelas  y lotes numerados y protegidos. Para ello existen miles de hectáreas baldías de terrenos nacionales o municipales en las locaciones cocuyeras del semiárido. También existen los profesionales universitarios en los estados Lara y Falcón para coadyuvar en la selección de las variedades productivas y en las aplicaciones bio-tecnológicas para la elaboración de cocuy de alta calidad. Finalmente y  muy importante, existen centenares de productores artesanales con la experticia tradicional necesaria,  que han de agregarse como factores de   socialización legítima en el proceso productivo, de acuerdo a los paradigmas comunitarios y  socio-productivos de   nuestra nación.
Y aunque los ciclos del agave  cocui son más prolongados que los  de calas, lirios  y rosas,  y sus magueyes florean después de al menos  5 años, se dispone actualmente de  los recursos humanos y materiales necesarios para emular,  no  al tequila y sus más de 250 millones de litros  anuales de exportación, pero  si al  tradicional mezcal mexicano  con sus 2 millones de litros de producción de calidad certificada y su exportación cercana a los 500 mil litros anuales, que genera trabajo a más de 9 mil cultivadores y productores..

El presidente Chávez usó  exitosamente  el petróleo como una herramienta de posicionamiento comercial de otros productos venezolanos, para lo cual contó con el apoyo y la eficiencia productiva de instituciones y funcionarios públicos, sumando sus recursos  a la experiencia   de  los productores y productoras nacionales,  generando inclusión, empleo y sentido de pertenencia entre los actores involucrados y sus entornos comunitarios.

Del mismo modo,  pensamos que es factible con  la voluntad productiva de las instituciones   y funcionarios adecuados  y la participación en corresponsabilidad protagónica  de  productores  venezolanos, convertir en el mediano plazo al apreciado cocuy, en una  emblemática,  genuina  y nativa bebida,  exclusiva de  Venezuela,  afrodisíaca y con calidad de exportación. (y sin ratones  ni  resacas)

De lo que se trata, en suma,  es de encontrarle el modo  al cocuy y sus derivados, y  para eso se cuenta con  un  notable aliado presidencial en Miraflores y con  otros  millones en Rusia, esperando, bajo gélidas temperaturas, un cálido trago de cocuy.

¡Salud y  Venceremos!