Especial para La Página |
Se está preparando un viaje a las islas Malvinas, territorio
éste del que se ha hablado mucho durante los últimos días, debido a la disputa
que en torno a él mantienen Argentina y Gran Bretaña. El propósito del viaje es
familiarizar a los asistentes con lo que se conoce como la geopolítica,
especialmente a aquellos que ven y analizan la realidad sociopolítica, como si
el territorio no existiera o fuera algo hueco.
Durante el viaje se revisarán los textos de algunos autores,
entre los que destacan el francés Ives Lacoste y el argentino Carlos Pereyra
Mele. El primero de ellos define a la geopolítica como el estudio de las
rivalidades de poder en el territorio, y fue el mismo que en 1992 señaló que, “contrariamente a aquellos que proclaman que
el mundo se desgeopolitiza, debido a la finalización de la guerra fría, se
puede pensar más bien que el mundo entró
progresivamente en la era de la geopolítica”. El segundo, por su parte, expresó
recientemente que “se acabó la lucha ideológica y empiezan las luchas
geopolíticas y estratégicas para el control de los recursos naturales”.
Una vez en territorio del archipiélago de las Malvinas, se
procederá a realizar un reconocimiento del mismo y, con mapas en mano, se hará
el correspondiente análisis geopolítico. Lo primero que será destacado es que
el territorio en disputa tiene una superficie de 12.173 km2, pero da derechos
sobre un mar epicontinental que tiene una extensión cercana a los 3 millones de
km2, en cuyo lecho hay inmensos yacimientos minerales y petrolíferos. Además, se comprobará que, el ejercer
dominio sobre las islas Malvinas, posibilita el control del estrecho de
Magallanes y el paso de Drake, da proyección sobre el territorio de la Antártida y permite el
funcionamiento de una base militar para el monitoreo del Atlántico Sur. He ahí
entonces la importancia de este territorio, cuyo destino está en estos momentos
en manos de la dinámica geopolítica, más allá de los conceptos del derecho
internacional, la democracia y la soberanía.