“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

10/2/13

Física y Filosofía / Un encuentro necesario

Luis Roca Jusmet

Especial para La Página
Históricamente las palabras ciencia, filosofía, cosmología y física han tenido significados diferentes en nuestra propia tradición civilizatoria. Entiendo por esta tradición la que se inicia en Grecia, continua en Roma y con el cruce con el cristianismo produce Europa, primero la medieval y después la moderna. Inicialmente ciencia y filosofía se identificaban en Grecia en la palabra Episteme, saber fundamentado diferente de la opinión. Aristóteles las divide en teóricas y prácticas. Dentro de las teóricas estarían la metafísica, la física, las matemáticas y la cosmología. 

Física cuántica
La metafísica (aunque la palabra no es suya, ya vale) trata sobre las ideas más radicales, los conceptos más amplios a partir de los cuales entendemos todo lo que es, sea lo que sea. Las matemáticas tratan sobre el elemento cuantitativo, son parciales porque se olvidan de lo cualitativo. Sirven para la cosmología, porque el único cambio de los planetas es de lugar y este movimiento es exacto.
Pero no para la Naturaleza, donde todos los cambios son cualitativos e inexactos. Estos planteamiento no se cuestionan hasta el siglo XVII (ni siquiera Copérnico los cuestionó).

Joseph Needhman, un gran biólogo e historiador de la ciencia inglés, mostró a través de un monumental estudio que la ciencia china estuvo más desarrollada que la europea hasta el siglo XIV. Esto, con los criterios generales de ciencia experimental: observación y lógica. Pero en el siglo XII todo cambió. Hubo una revolución científica radical. Aunque algunos historiadores de la ciencia como Pierre Duhem consideran que hubo una continuidad otros como Alexander Koyré lo plantearon en términos de discontinuidad. El gran cambio fue que la experiencia-observación se centró en el experimento, que es un montaje artificial para probar una hipótesis. Y sobre todo porque se pasó del lenguaje conceptual al matemático: el universo tiene una estructura matemática, es matemático. Esta revolución finalizó con Newton y sus principios de física, que aun llamaba filosofía natural. Pero antes Descartes ya había separado la ciencia de la filosofía al considerar que la física y la metafísica tratan de cosas diferentes. La física trata de la substancia extensa, que es la que ocupa un espacio. Estas substancias se mueven mecánicamente en un espacio. Sus propiedades reales son las cualidades primarias, que son las que pueden medir la física: masa, peso... El gran debate entre racionalistas y empiristas era si es posible o no la metafísica. Los primeros decía que sí y los segundos que no. Para estos la filosofía trata de la teoría del conocimiento, de la moral o de la política, pero no del mundo real, ya que las entidades metafísicas (Dios, alma) no forman parte de lo cognoscible. Kant dejó las cosas en su sitio: aunque la metafísica no es una ciencia (como la física) es posible y necesaria porque apunta a cuestiones que el hombre nunca dejará de plantearse: El Mundo como Totalidad, la existencia de un posible sentido, la naturaleza de ela mente... Sabemos lo que dice la ciencia pero podemos especular sobre otras cuestiones que por su temática la ciencia nunca resolverá.

El positivismo intentó eliminar, en el siglo XIX, la metafísica nuevamente, planteando que era una etapa superada por la ciencia positiva, la de los hechos. Esta ilusión duro un tiempo en que los científicos eran positivistas. Pero con la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica la misma física da lugar a preguntas metafísicas, que se hacen los físicos o algunos filósofos a partir de lo que afirman los anteriores. Hay varios temas que me parecen muy sugerentes y que iré tratando en sucesivos artículos: la existencia del tiempo, la naturaleza de la realidad, el determinismo y el azar y la existencias de universos paralelos. Estas preguntas devuelven al lenguaje conceptual lo que los físicos formulan en términos matemáticos. El lenguaje de las matemáticas y el de los conceptos no son incompatibles : tienen funciones diferentes. Volver al lenguaje conceptual significa entender lo que ocurre. Ni siquiera es necesario el lenguaje conceptual para probar o aplicar una teoría física pero sí para entenderla. Como decía Kant, también tenemos derecho a especular, aunque sabiendo que no es posible demostrar ni probar nada de lo que afirmemos. Pero la intuición conceptual y la argumentación lógica son poderosas armas de la razón humana de las que no debemos privarnos.

La filosofía clásica nos da instrumentos conceptuales que hoy pueden resultar fecundos. Por ejemplo Spinoza. La Substancia única de Spinoza, de la que la materia y el pensamiento son manifestaciones ( en un marco de atributos que puede ser infinito) podría relacionarse con el vacío cuántico. El planteamiento de Kant de que el mundo es una construcción interactiva entre lo que pone el sujeto y lo que recibe de lo real también está muy en sintonía con un aspecto de la la física cuántica. Me refiero al planteamiento de que es el mismo observador el que fija el objeto. Paradójicamente un filósofo que habría que recuperar es Aristóteles. Digo paradójicamente porque la física moderna se constituye contra la física aristotélica. Pero un gran físico contemporáneo, René Thom, ya ha afirmado que hay que volver a Aristóteles. Su teoría de la materia/forma y de la potencia/acto puede servirnos para entender el mundo de los posibles que adquieren forma, según los planteamientos cuánticos.