“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

4/3/13

Los hombres de Vasco Núñez de Balboa

Esteban Mira Caballos

Especial para La Página
Pese a la falta de fuentes primarias sobre todo lo relativo a Vasco Núñez de Balboa, el cronista del quinientos, Gonzalo Fernández de Oviedo, nos ofreció una detallada lista en la que nombró una a una, las 67 personas que lo acompañaron en su expedición descubridora del Mar del Sur, así como los 27 que seleccionó para tomar posesión efectiva del océano Pacífico (Fernández de Oviedo, 1992, III, pp. 213-215).
E. Mira Caballos
         
Yo la ofrezco a continuación para facilitar el acceso a ella, aunque tengo más que reservas sobre el heroísmo de estas personas y de los hechos que protagonizaron. Aunque la expedición por el istmo de Panamá se ha presentado tradicionalmente como una travesía heroica, donde los hispanos lucharon contra la selva y los indígenas, no parece que fuera exactamente así; el trayecto desde el Atlántico al Pacífico tenía sólo 110 kilómetros, y duró unos 12 o 13 días, el tiempo restante lo pasaron robando oro y alimentos por los cacicazgos y pueblos por los que pasaban.
La jornada fue tan llevadera que no murió ni uno solo de los 67 hispanos. Estuvieron bien provistos de alimentos y lo más importante, ni un solo pueblo de la zona se rebeló, obviamente por temor. Cualquier otra jornada de los conquistadores fue más dura y penosa que ésta: las de Norteamérica, de Pánfilo de Narváez, Lucas Vázquez de Ayllón, Alvar Núñez Cabeza de Vaca o Hernando de Soto, la de Diego de Almagro por Chile, la de Cortés por Nueva España o la de Francisco Pizarro por Perú.

Por otro lado, el descubrimiento tuvo ciertos aspectos cómicos, con esa teatralidad y parafernalia tan propia de la época. Corriendo el día 25 de septiembre de 1513, cuando los indios advirtieron a Balboa que desde la próxima cima se divisaba el nuevo mar, éste ordenó a sus hombres que se detuvieran para ser él el primero en contemplarlo, consciente de la importancia de su descubrimiento. Sólo después de que el líder lo avistara, autorizó a sus hombres a que se sumaran, arrodillándose, al tiempo que el clérigo de la expedición, Andrés de Vera, entonaba un emocionante Te Deum Laudamus, colocando cruces por aquí y por allá. Iniciaron el descenso y pasaron por el poblado del cacique Chiape que, atemorizado por las noticias sobre los españoles, los acogió afectuosamente, entregándoles el poco oro que tenía. El 29 de septiembre, el jerezano decidió tomar posesión del nuevo mar, seleccionando a 27 de sus hombres, todos vestidos con las mejores galas. Junto a ellos, cómo no, su fiel perro Leoncico, y el cacique Chiape.
         
Asimismo, conviene insistir que el jerezano no lo hacía tanto por un afán descubridor como por encontrar oro. Fue el hijo de Comagre, Panquiaco, el que indignado por la obsesión aurífera de los cristianos les indicó que más al sur, en el otro mar, había un pueblo rico que usaba vajillas de oro para comer. Su objetivo no era otro que despertar la ambición de los hispanos, en particular de Balboa y Pizarro para que se marchasen de su tierra. Sin embargo, su estrategia no fue suficiente para librarse del yugo. De hecho, al regreso, como el océano Pacífico no producía oro, que era lo que quería el jerezano, hizo una amplia cabalgada por otros pueblos, robando los cacicazgo de Teoca, Pacra, Bugue, Bononaima y Chiorizo para conseguir más metal precioso. Contaba irónicamente Fernández de Oviedo que él leyó las actas del viaje, redactadas por el escribano oficial Andrés de Valderrábanos, y no se consignaron pero muchas hubo, y muchos indios hizo atormentar y a otros aperrear en este camino para que le diesen oro. Y a unos se tomaban las mujeres y a otros las hijas; y como Vasco Núñez hacía lo mismo, por su ejemplo o dechado, sus mílites se ocupaban en la misma labor, imitándole. (Fernández de Oviedo, 1992: III, 219).

Cuando regresaron a Santa María de la Antigua traían 100.000 castellanos de oro, además perlas y prendas de algodón. Balboa, a diferencia de otros descubridores como Hernán Cortés o el propio Cristóbal Colón que pretendieron encontrar el Mar del Sur para ampliar el comercio, no pensó en eso, sino en la posibilidad de encontrar nuevos pueblos con mucho oro que robar. Aunque avistara o descubriera el Pacífico, Balboa no fue ni de acción ni de vocación un descubridor sino un conquistador.
         
Y para finalizar, a nadie se le puede escapar que eso de descubrir el océano Pacífico era más que relativo. Los nativos de Centroamérica y de Sudamérica lo tenían más que descubierto y, por supuesto, las milenarias civilizaciones orientales. Pero es más, los portugueses hacía años que navegaban por él, comerciando con las islas de la Especiería, conocidas como las Molucas. En realidad, el descubrimiento se limitó, al descubrimiento para Europa del Pacífico americano porque el asiático estaba más que descubierto por los portugueses. En cualquier caso este supuesto descubrimiento fue tan positivo para occidente como nefasto para las altas civilizaciones andinas. El descubrimiento del Mar del Sur y la fundación del Panamá Viejo supusieron la apertura de la puerta al Tahuantinsuyo. El gran imperio de los Incas tenía los días contados.
     
Por si después de todo lo dicho, alguien sigue queriendo conocer los nombres de todos los héroes, los ofrezco a continuación. Quede constancia que he subrayado en negrita los 27 seleccionados por el jerezano para tomar posesión oficial del Mar del Sur:

Vasco Núñez de Balboa / Nacido en Jerez de los Caballeros (Badajoz) en 1475 y enrolado en 1500 en la expedición del trianero Rodrigo de Bastidas. Tras descubrir el Mar del Sur, murió ajusticiado en Acla en 1519.
Diego de Albítez
Francisco de Arias
Francisco de Ávila
Antonio u Ortuño de Baracaldo / En este nombre el cronista se contradice y pone en la lista de los 67, Antonio de Baracaldo y en la de los 27 pone Ortuño de Baracaldo. Ibídem, T. III, pp. 213-215.
Juan de Beas Loro
Álvaro de Bolaños
Benito Burán
Juan Camacho
Bernardino de Cienfuegos / Asturiano
Miguel Crespo
Cristóbal Daza
Hernando Díaz
Pedro de Escobar
Juan de Espinoza
Pedro Fernández de Aroche
Juan Ferrol
Juan Gallego
Juan García / Marinero
Martín García
Andrés García de Jaén
Francisco González de Guadalcanal / Natural de Guadalcanal (Sevilla)
Sebastián de Grijalba
Alonso de Guadalupe
Luis Gutiérrez
Juan Gutiérrez de Toledo
Hernando Hidalgo
Francisco Lentín / Siciliano
Cristóbal de León / Era platero de profesión
Mateo Lozano
Francisco de Lucena
Alonso Martín / De origen asturiano
Francisco Martín
Pedro Martín de Palos / Natural de Palos (Huelva)
Juan Martínez
Juan Mateos
Juan de Medellín
Andrés de Molina
Diego de Montehermoso
Bernardino de Morales
Hernando Muñoz
Nufro de Olano / De color negro
Pedro de Orduña
Fabián Pérez
Francisco Pesado de Malpartida / Natural de Malpartida de Plasencia (Cáceres)
Francisco Pizarro / Natural de Trujillo (Cáceres), futuro conquistador del Perú
Gregorio Ponce
Juan de Portillo
Juan del Puerto
Cristóbal de Robledo
Juan Rubio de Malpartida / Natural de Malpartida de Plasencia (Cáceres)
Pascual Rubio de Malpartida
Alonso Ruiz
Martín Ruiz
Miguel Sánchez
Maestre Alonso de Santiago
Alonso Sebastián
Diego de Texerina
Francisco de la Tova
Cristóbal de Valdebuso
Francisco de Valdenebro / No parece que se trate de la misma persona que fue paje de Hernán Cortés en la conquista de México. Pues éste había nacido en 1501 y por tanto en 1513 tenía 12 años
Andrés de Valderrábanos / Natural de San Martín de Valdeiglesias (Madrid), escribano de la expedición
Juan Vegines
Juan de Velasco
Rodrigo Velázquez
Andrés de Vera / Era el clérigo de la jornada