Personas aisladas, llamadas indigenistas, clamaron durante
siglos por la injusta situación social de los naturales. Son embargo, en
los años setenta el indigenismo comenzó a ser cuestionado abiertamente en
distintos lugares del continente americano. Resultaba ya evidente a todas luces
su fracaso para solucionar los problemas de las naciones indias. Su
contribución ha sido a lo largo de casi cinco siglos de existencia muy
positiva, defendiendo abiertamente a los
indios, criticando el genocidio y procurando su mejora social. Sin embargo, pese a sus aportes, sus soluciones no han sido nunca aceptadas por los propios amerindios, pues si bien luchaba contra el genocidio, asumía el etnocidio y lo tomaba como propio.
indios, criticando el genocidio y procurando su mejora social. Sin embargo, pese a sus aportes, sus soluciones no han sido nunca aceptadas por los propios amerindios, pues si bien luchaba contra el genocidio, asumía el etnocidio y lo tomaba como propio.
1. El indianismo
El indianismo ha pretendido ser la solución presentada por
los propios colectivos indios. Desde la Declaración de Barbados del 2
de julio de 1977 surgió con gran fuerza el indianismo que se resistía a la
integración y defendía, en cambio, el etnodesarrollo y la diversidad cultural.
El indianismo se puede definir como un proyecto civilizatorio diferente del
occidental o indigenista, y elaborada por los propios indios. Esta filosofía
indianista se fundamenta en la visión cósmica de la vida y del mundo que
para el indio significa equilibrio y armonía entre los distintos elementos de
la naturaleza, de la cual él mismo es parte integrante. El indianismo es
también, como escribió María-Chantal Barre, la búsqueda y la identificación con
el pasado histórico, pues, pasado y presente forman un todo inseparable basado
en la concepción colectivista del mundo. Esta ideología plantea una política
indígena común, pese a lo difícil que resulta poner de acuerdo a personas que
hablan unas 863 lenguas diferentes. Tan sólo en México los indios hablan nada
menos que 204 lenguas según ha estudiado Gonzalo Aguirre Beltrán.
Además, sus deseos de volver al estado en que se encontraban
en 1492 es una falacia ya que es imposible dar marcha atrás. Todas las culturas
evolucionan y está ha tenido que evolucionar a marchas forzadas por el brutal
impacto de la cultura occidental. En su empeño, lo único que consiguen es
intentar parecerse a lo prehispánico produciéndose un sincretismo que, no
obstante, les sirve para mantener su identidad frente a la cultura que ellos
denominan blanca. A mi juicio, no es posible la involución histórica y no
pueden pretender volver a la supuesta civilización ideal que poseían
antes de la llegada de los españoles. No obstante, no cabe la menor duda de lo
difícil que resulta decidir si es mejor dejarlos a su arbitrio en una política
indianista que está dando buenos resultados en algunos lugares de América o si
optar finalmente por la integración y la incorporación a la educación a la
cultura y a los avances del mundo occidental.
En cualquier caso hay que reconocer que los logros de la
etapa indianista a la evolución del problema de la indignidad han sido muchos.
Han conseguido, por ejemplo, que numerosas constituciones americanas reconozcan
el derecho a la diversidad cultural de los indios. Así, en la constitución
mexicana de 1991 se reconoció, en su capítulo IV la composición
pluricultural de la nación mexicana. Era un gran avance, aunque no ha sido
suficiente como prueba la situación de los propios indígenas, catalizada en
movimientos rebeldes como el zapatista de Chiapas.
2.- La ciudadanía
étnica
Desde los años 80 ha aparecido una nueva ideología que reivindica
la recuperación de sus tierras comunales y de sus hábitats tradicionales. Es
cierto que los pueblos indígenas tienen derecho a su autodeterminación. No
debemos olvidar que en la propia Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano se estableció la necesidad de respetar las diferencias
culturales de todos los pueblos.
En realidad, esta ideología no es nueva sino que es un
perfeccionamiento de la ideología indianista. Mantiene los principios
fundamentales reivindicados por los indianistas pero haciéndoles viables.
Parten de la base del establecimiento de pactos políticos con partidos
clasistas, sobre todo de izquierdas, del respeto a los Derechos Humanos y de su
unidad dentro de su nación política. En definitiva, la ciudadanía étnica
intenta armonizar las relaciones entre indios y occidentales. A nivel político
piden el retorno de los consejos tribales, que estarían sometidos, obviamente,
a los funcionarios reales. A nivel cultural piden el bilingüismo y el respeto a
sus leyes consuetudinarias solo con la limitación de que deben estar limitadas
por la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Demetrio Cojtí, un líder
indígena maya ha sintetizado las reivindicaciones indígenas en las siguientes:
territoriales –propiedad colectiva y privada de la tierra-, políticas
–autonomía-, jurídicas –derecho consuetudinario-, lingüísticas –bilingüísmo-,
educativas, culturales, civiles, económicas –desarrollo propio- y sociales
–promoción de la lucha contra el racismo y el colonialismo.
Entre finales del siglo XX y principios del XXI se ha
alcanzado un verdadero hito en la lucha por la defensa de los pueblos
indígenas. La instauración de un Foro permanente sobre Cuestiones Indígenas y
sobre todo la aprobación por la Asamblea General de la ONU, el 13 de septiembre
de 2007, de la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas han
constituido un salto adelante sin precedentes. La aprobación de este último
documento no fue fácil, pues, lograr un acuerdo costó varias décadas de trabajo
y de debates. Y ello porque muchos la vieron como una amenaza a la integridad
de sus respectivos Estados nacionales. Por ello, nada tiene de particular que
el artículo más polémico fuese el 3º que establecía el derecho de los pueblos
indígenas a su libre determinación. Finalmente, gracias al esfuerzo de todos se
logró el acuerdo, por una mayoría aplastante, 144 Estados a favor frente a
cuatro en contra, concretamente Estados Unidos –cómo no-, Canadá, Australia y
Nueva Zelanda.
En realidad, no es más que la misma Declaración de los
Derechos Humanos adaptada y concretada para los pueblos indígenas. Por ello hay
muchos que piensan que es innecesaria, porque esos mismos derechos los deben
garantizar en teoría la Declaración Universal. Sin embargo, su promulgación ha
sido necesaria por la falta de implementación de la legislación vigente,
nacional e internacional. Ni se han respetado la protección establecida en las
Constituciones de los distintos países americanos ni tan siquiera la de los
Derechos Humanos. Es más, la promulgación de esta carta específica para los
indios denota las violaciones reiteradas que continuaron sufriendo en la
praxis. Por ello, todo lo que sea asegurar más la protección de las comunidades
indígenas siempre es bien recibida. En ella se establece su derecho a la
libertad (art 2º), a la libre determinación (art. 3º), a mantener y conservar
sus propias instituciones y tradiciones (art. 5º y 11º), a gozar de unas
condiciones de vida adecuadas (art. 21º) y a la reparación por los despojos
pasados (art. 28º).
Otra cuestión diferente es su implementación. Incluso, los
países que la firmaron ahora se encuentran en la tesitura de su incumplimiento
si sus intereses económicos o políticos están en juego. Así, por ejemplo,
recientemente se ha denunciado la falta de sensibilidad del gobierno peruano
con los pueblos awajún y wampis por la existencia de riquezas mineras en su
territorio y las actuaciones de las poderosas compañías extractivas.
Desgraciadamente, no es el único caso.
Como reflexión final, está bien claro que aunque se ha
avanzado, seguimos lejos de dar una solución definitiva a la situación de los
indígenas americanos, que cinco siglos después de la destrucción de su mundo
siguen a la espera de la restitución de sus derechos y de su dignidad. ¿Llegará
algún día su redención?, nada parece indicar que esto ocurra a juzgar por el
pasado y por el presente. No obstante, debemos confiar que algún día sus
reivindicaciones y el triunfo de los Derechos Humanos en todo el mundo den sus
frutos.
Bibliografía básica
ALCINA FRANCH, José (comp.): Indianismo e indigenismo
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ALVARÉZ MOLINERO, Natalia, J. Daniel OLIVA MARTÍNEZ Y Nieves
ZÚÑIGA GARCÍA-FALCES (Edts.): Declaración sobre los Derechos de los
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2009
ANAYA, S. James: “Por qué no debería existir una declaración
sobre derechos de los pueblos indígenas”, en Declaración sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas. Hacia un mundo intercultural y sostenible.
Madrid, Catarata, 2009
BARRE, Marie-Chantal: Ideologías indigenistas y
movimientos indios. México, Siglo XXI, 1983.
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siglo XXI. Madrid, Siglo XXI, 2009
PEÑA, Guillermo de la: “Ciudadanía social, demandas étnicas,
derechos humanos y paradojas neoliberales: un estudio de caso en el occidente
de México”, en América indígena ante el siglo XXI. Madrid, Siglo XXI,
2009.