“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

10/12/15

El desafío del cambio climático

Gustavo Márquez Marín   /   La   XXI Conferencia de las Partes del Acuerdo sobre Cambio Climático de la ONU (COP21) ha despertado expectativas positivas moderadas, luego de 23 años de negociaciones infructuosas, porque ha tenido como punto de partida las ofertas voluntarias de reducción de emisiones de  Gases con Efecto Invernadero (GEI) a partir del 2020, por la gran mayoría de los Estados Partes. Es  en ese escenario que el gobierno bolivariano  ha denunciado con razón, que mientras no cambie el sistema continuará el problema –por ser este una consecuencia de la crisis ecológica ocasionada por el modo de producción y consumo capitalista- pero contradictoriamente, se mantiene el enfoque desarrollista en la gestión pública, con un debilitamiento de la función de regulación y control del Estado en materia ambiental, afectando  la capacidad del país para enfrentar las secuelas del calentamiento global

 Lo cierto es que en apenas un lustro (2020) se iniciará la aplicación de un acuerdo global de reestructuración de la matriz energética, para sustituir los  combustibles fósiles  por fuentes de energía limpias. No todo  quedará resuelto en las negociaciones de Paris, por la negativa de los llamados países industrializado a reconocer su responsabilidad en la catástrofe planetaria en marcha. Pero más allá de los desacuerdos actuales, lo relevante es que ya existe un consenso en la comunidad internacional para acelerar la implantación de las energías sustitutivas del petróleo como única opción para hacer reversible el calentamiento global.

Cuando la Agencia Internacional de Energía -vocera de los grandes consumidores de petróleo- afirma que  “el 70% de la demanda mundial deberá ser cubierta por  energías alternativas en 2030”, está dibujando un panorama sombrío para los países petrodependiente,  especialmente para aquellos que como Venezuela, basan su economía en la renta petrolera  con la “seguridad” de contar con la mayores  reservas petroleras del mundo. El cambio climático es importante para los venezolanos no solo por las consecuencias socio-ambientales desastrosas que está produciendo sino también, porque le pone fecha límite al declive del  capitalismo rentístico-dependiente venezolano.  Como dice el refrán, “o corremos o nos encaramamos”.