“Tres pasiones, simples, pero abrumadoramente intensas, han gobernado mi vida: el ansia de amor, la búsqueda del conocimiento y una insoportable piedad por los sufrimientos de la humanidad. Estas tres pasiones, como grandes vendavales, me han llevado de acá para allá, por una ruta cambiante, sobre un profundo océano de angustia, hasta el borde mismo de la desesperación” — Bertrand Russell

19/6/16

Petróleo, deuda, Brexit y productividad: el tráiler y la película

Paula Bach

La Reserva Federal norteamericana volvió a dejar sin cambios la tasa de interés de referencia. Con caídas bursátiles considerables, los “mercados” bailaron durante los dos días que se desarrolló la reunión de la Fed. Pero a diferencia de lo que podría pensarse, esos movimientos de coyuntura no estuvieron vinculados a la “incertidumbre” sobre las resoluciones del organismo que ya estaban cantadas. El origen de las perturbaciones hay que buscarlo en la cercanía de un eventual Brexit, es decir en la posibilidad de que el Reino Unido abandone la Unión Europea tras el plebiscito del 23 de junio.

Mientras la probabilidad de este suceso resultó baja durante la primer parte de la campaña, los sondeos –es cierto que muy cuestionados- en su mayoría muestran ahora ganador al Brexit aunque el 17% de los electores se mantiene aún en el terreno de la indecisión. Si bien gran parte de los analistas considera que llegado el momento es probable que el resultado se revierta o que una victoria por la salida obtenga una diferencia tan mínima que obligue al Reino Unido a renegociar con la Unión Europea, en el caso de que el Brexit se hiciera realidad, se calcula que la respuesta tan solo inmediata de la libra esterlina y del mercado de valores británico se traduciría en caídas superiores al 10%.

Crisis del capitalismo periférico y la bancarrota del extractivismo

Daniel Libreros, Camila Galindo & John Gómez

Es un hecho constatable la caída en los precios internacionales de las materias primas y alimentos (comodities) en los mercados internacionales de capitales a partir del 2012. El caso del petróleo es ilustrativo; sus precios presentaron oscilaciones recurrentes en las últimas décadas. Así, en el lapso 1988-2001 mantuvieron una relativa estabilidad moviéndose en la franja que va de 15 a 40 dólares barril siendo el punto más alto el año 1990 debido a la invasión norteamericana en el golfo pérsico, mientras que el punto más bajo quedó evidenciado en 1998 a causa de la crisis económica internacional que en ese momento focalizada en los llamados tigres asiáticos y en Rusia. Durante el lapso 2002-2008, lo precios del crudo llegaron al tope máximo alcanzando los 146 dólares barril. La crisis general del neoliberalismo en 2007-2008/1 hizo que los precios se descolgaran a 36 dólares barril y a la salida de la misma volvieron a superar los 100 dólares para caer nuevamente en el lapso 2012-2014 a los niveles actuales en donde fluctúan entre los 36 y los 50 dólares barril. (ver Gráfica 1).

18/6/16

Francia: ¡bienvenida la lucha de clases!

Maciek Wisniewski
En Las luchas de clases en Francia (1850) –una serie de artículos publicados luego como panfleto separado (1895)–, Carlos Marx, analizando las grandes transformaciones políticas por las que a mitad del siglo XIX pasa este país, describe la lucha de clases como “política ejercida en ‘terreno ideológico’ y en ‘disfraces ideológicos’”. Hoy, desde luego, seguimos en el terreno ideológico e incluso –por la contraofensiva del neoliberalismo– quizás más que nunca. Seguimos, también, en el teatro de los disfraces. En la escena política francesa destacan las patéticas figuras de François Hollande y Manuel Valls, que sólo andan de socialistas para representar mejor los intereses clasistas de la patronal y del gran capital. Pero después de varios años de aburrimiento y tras oscuros meses de desmovilización por las amenazas del terror y miedo inducido desde el Estado, finalmente se caen las máscaras.

Las intensas movilizaciones sindicales –huelgas, piquetes, bloqueos, hasta luchas en las barricadas– y el surgimiento del movimiento Nuit debout en respuesta a la neoliberal reforma laboral que aumenta horas de trabajo, facilita despidos, anula la negociación colectiva y contratos por rama gremial, arrastrando a los trabajadores de vuelta al siglo XIX y tiempos de Marx, constituyen un nuevo capítulo en las luchas de clases en Francia.

Francia es el centro de la crisis europea

Rafael Poch
El ambiente en París, ciudad en la que palpita el corazón de Francia, se está haciendo más rebelde. Desde que el 19 de febrero se colgara en la red la llamada contra la ley laboral que fue inmediatamente firmada por más de un millón de personas, se han sucedido nueve jornadas de protesta y huelga sindical, y multitud de manifestaciones. En ese caldo nació la ocupación de las plazas, el 31 de marzo, y se alzaron los estudiantes. Desde entonces cada día ocurre algo, algún desafío, alguna protesta. Qué lejos queda el ambiente del pasado otoño, cuando era el Frente Nacional quien determinaba los temas del debate público y las políticas xenófobas, identitarias y de seguridad ante el terrorismo. Hoy es lo social lo que prima. Y como telón de fondo, cada vez más presente, el descrédito de la Unión Europea.

El epicentro del problema no es el Brexit. Una eventual salida del Reino Unido de la UE es económicamente irrelevante (hay mucha exageración ahí), pero políticamente debilitaría la influencia de Estados Unidos, del que el Reino Unido ha sido el más solicito servidor, en el continente. Solo por eso harán cualquier cosa por evitarla, pero el verdadero problema está en Francia. Fue Francia, no Inglaterra, la fundadora de lo que se está desmoronando desde 2007. Y es aquí donde se decidirá la verdadera partida.