Foto: Lev Vigotsky |
Lev Semiónovich Vigotsky (1896-1934) ha sido uno de los
pensadores más brillantes del siglo XX en el campo de la psicología. Aunque
tuvo una vida muy corta –murió con 38 años– dejó un extenso legado científico
agrupado en cerca de 200 textos (1). Vigotsky nació en Orsha, una pequeña
localidad de Bielorrusia, en noviembre de 1896. Cursó estudios de enseñanza
secundaria en la ciudad de Gomel y a partir de 1912 realizó estudios
universitarios de Derecho, Filosofía e Historia en Moscú. En esta ciudad
inició, a partir de 1924, su investigación científica dentro de las Ciencias
Psicológicas y de la Pedagogía Especial. Colaboró activamente en la
organización de la educación para niños ciegos, sordos y con minusvalías
mentales, y fundó y dirigió el Instituto Experimental de Defectología. En 1925
asistió en Londres a la Conferencia Internacional de Enseñanza para Sordomudos
representando a la Unión Soviética. Visitó Holanda, Alemania y Francia, donde
tomó contacto
con diferentes instituciones científicas dedicadas a la psicología.
con diferentes instituciones científicas dedicadas a la psicología.
Vigotsky es el padre de la “teoría psicológica
histórico-cultural”, que fue el resultado de aplicar el materialismo dialéctico
al estudio del comportamiento humano. Según esta teoría, el desarrollo psíquico
está determinado por dos tipos de influencias sociales: las influencias de
ámbito general (clase social, contexto cultural, etc.) y la influencia que el
niño desde su primera infancia recibe de los adultos. Partiendo de la
sociabilidad primaria del ser humano, Vigotsky establece que, para el
desarrollo del niño, lo que reviste importancia primordial es la interacción
asimétrica con los adultos. Esa interacción social desempeña el papel formador
y constructor en el desarrollo humano. El lenguaje, por ejemplo, tiene un
sustrato físico, biológico, pero es el aprendizaje que se establece entre niños
y adultos lo que hace que ese lenguaje se transforme en un instrumento de
organización psíquica interior, originando el pensamiento verbal. Es decir,
cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece dos veces. Primero
como instrumento de relación entre las personas (interpersonal) y después en el
interior de cada niño (intrapsicológica). El propio Vigotsky lo explica
claramente en sus observaciones sobre el gesto de señalar:
«Llamamos internalización a la reconstrucción interna de una operación externa. Un buen ejemplo de este proceso podríamos hallarlo en el desarrollo del gesto de señalar. Al principio, este ademán no es más que un intento fallido de alcanzar algo […] cuando acude la madre en ayuda del pequeño y se da cuenta de que su movimiento está indicando algo, la situación cambia radicalmente. El hecho de señalar se convierte en un gesto para los demás. El fracasado gesto del niño engendra una reacción, no del objeto que desea, sino de otra persona […] únicamente más tarde, cuando el niño es capaz de relacionar su fallido movimiento de agarrar con la situación objetiva como un todo comienza a interpretar dicho movimiento como acto de señalar» (Vigotsky: Pensamiento y lenguaje. Págs. 92-93 de la traducción castellana).
Otro aporte fundamental del psicólogo soviético fue la
relación entre educación y desarrollo. Para Vigotsky, la educación no se reduce
a la adquisición de un conjunto de informaciones, sino que constituye la fuente
básica de desarrollo del niño, al dotarle de instrumentos, técnicas y
operaciones intelectuales. Al proporcionarle conocimientos científicos
estructurados, el niño amplía las posibilidades de su pensamiento y modifica a
fondo su forma de pensar. En este sentido, la escuela y los contenidos de los
programas educativos tenían para Vigotsky una importancia trascendental en lo
que el llamaba “desarrollo artificial” del niño.
En sus investigaciones pedagógicas postuló dos conceptos
fundamentales: la “zona de desarrollo actual” y la “zona de desarrollo
potencial” o “zona de desarrollo próximo”. La “zona de desarrollo actual” no es
más que aquello que el propio niño realiza de manera independiente, sin ninguna
ayuda; es lo que puede hacer en un momento determinado y muestra el desarrollo
alcanzado. Por el contrario, la zona de desarrollo próximo es la extensión que
separa el nivel de desarrollo real, actual, presente, de un sujeto y la
capacidad de desarrollo que le es posible alcanzar a partir de la colaboración
y ayuda de otros, lo que le permitirá más adelante realizar de forma
independiente lo que en un momento dado realiza con ayuda. Esta diferenciación
expresa una de las ideas centrales de Vigotsky: las fuentes del desarrollo de
los procesos psíquicos son siempre sociales.
Vigotsky prestó una gran atención a la pedagogía centrada en
los niños con necesidades educativas especiales, y en este campo estableció que
esos niños necesitaban procesos de compensación y corrección entendidos, en
oposición a la concepción biologista, no como una sustitución mecánica de la
función afectada o perdida, sino como posibilidad de reestructuración de las
mismas gracias a la utilización de procedimientos que conduzcan a modificar la
estructura del defecto; es decir, alcanzar por vías colaterales o indirectas lo
que el niño no puede alcanzar por vía directa (2).
Es frecuente escuchar la absurda afirmación de que el
marxismo no deja lugar al desarrollo de la psicología, en cuanto que dicha
teoría supedita el comportamiento humano a los fenómenos económicos. Esto no es
más que una deformación mecanicista del marxismo, una caricatura del
pensamiento de Marx y Engels. Que el modo de producción determine en última
instancia las formas de conciencia y los cambios políticos, no quiere decir que
los procesos de formación de la conciencia sean un puro reflejo de las
condiciones económicas. Muy al contrario, el materialismo dialéctico y el
materialismo histórico proporcionan las herramientas fundamentales para
explicar de forma científica las relaciones entre el comportamiento humano y la
realidad social, los nexos entre la psique, las relaciones sociales y las
condiciones materiales objetivas de la existencia.
La extraordinaria obra de Vigotsky, considerado por el
filósofo S. Tulmin como «el Mozart de la psicología» (3), desmiente esas burdas
deformaciones y reafirma el inmenso avance que experimentaron todas las
ciencias en la Rusia Soviética tras el triunfo de la revolución bolchevique en
1917.
Notas
1. Las principales obras de Vigotsky publicadas en España son:
- Pensamiento y lenguaje. Madrid, Paidós, 1978.
- El desarrollo de las funciones psíquicas superiores.
Barcelona, Crítica, 1972.
- La imaginación y el arte en la infancia. Madrid, Akal,
1983.
- Infancia y aprendizaje. Madrid, Akal, 1984.
2. Entre los trabajos que publicó sobre Pedagogía Especial,
destacan los siguientes: El defecto y la compensación (1924); Principios de la
educación de los niños con defectos físicos (1924); La psicología y la
pedagogía del deficiente infantil (1924); Principios de educación social de los
niños sordomudos (1925); La infancia difícil (1928); Los fundamentos del
trabajo con los niños retrasados mentales (1928) y Problemas fundamentales de
la Defectología (1929).
3. Stephen Toulmin (1922-2009) fue un filósofo inglés, discípulo
de Wittgenstein, cuyo pensamiento se centró en la nueva filosofía de la ciencia
y en el análisis del razonamiento moral. Entre sus obras destaca La comprensión
humana. El elogioso juicio sobre Vigotsky lo realizó en 1970.