Uribe está en problemas. Ni sus más cercanos aliados están dispuestos a “comprender” la decisión que ha tomado de permitir la instalación, hasta hoy, de siete bases militares para el uso de tropas norteamericanas de aire, mar y tierra, con propósitos realmente inconfesables pero muy fáciles de colegir, porque tendrán a la mano la posibilidad de agredir a los países más próximos a Colombia, como son Venezuela y Ecuador, que cuentan con fronteras marítimas en el Atlántico y el Pacífico, respectivamente, y que por “mera casualidad” son países productores de petróleo y miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Uribe está preocupado. No puede resignarse a la derrota continuada que ha sido la reticencia de los demócratas en EEUU para aprobar en el Senado, el Tratado de Libre Comercio (TLC), por las archiconocidas violaciones sistemáticas a los derechos humanos por parte del gobierno y de sus aliados narco-paramilitares. Por eso busca congraciarse con el presidente Obama otorgándole tal cantidad de bases militares, incurriendo en lo que en derecho romano se conoce como ultrapetita, es decir que se sobrepasó en la petición inicial formulada por el Imperio. Si esto fuera poco, Colombia ha enviado un contingente militar a Afganistán, para colaborar con las tropas “aliadas” en su lucha contra ¿quién? Realmente no se sabe contra quién luchan los EEUU en ese país, porque el supuesto “enemigo” fue el más íntimo aliado que tuvieron en ese país cuando luchaban contra la invasión soviética: Osama bin Laden. Colombia va a combatir en una guerra perdida. Tan es así que el gobierno de Obama ha ordenado el envío adicional de 21.000 efectivos a Afganistán y se espera que el total de las fuerzas estadounidenses llegue a 68.000 a finales del año. Esta cantidad representa el doble de las tropas que había en Afganistán el 2008 y la mitad de las que se encuentran en Irak.
Despliegue militar de EEUU y sus aliados en Irak, país invadido, destruido y ocupado. Comparativamente Irak tiene menos bases militares de EEUU que Colombia |
Uribe está aislado. ¿Cómo justificar la instalación de siete (7) bases militares de EEUU en territorio colombiano? Pudiera ser por la imposibilidad de poder atender los daños colaterales que ha arrojado la violencia incontrolada. Los desplazados en Colombia sobrepasan ya los 4 millones de personas y los que han huido para Venezuela o ya se encuentran aquí por diversas causas, se acercan, según cifras confiables, a la cantidad de 6 millones de personal. Unidas ambas cifras nos dan cerca del 25% de la población del vecino país. Desde las bases navales de Cartagena (Caribe) y Málaga (Pacífico) difícilmente puedan derrotar a la guerrilla y a los narco-paramilitares, que por lo que se ha visto no están dentro de las prioridades del Plan Colombia
Uribe está desesperado. Sabe que si su nombre aparece en la página Web del Departamento de Estado, señalado con pelos y señales como narcotraficante, ello significa una seria advertencia. Sabe que los EEUU ya le tienen preparada la sucesión, si es que encuentra alguna resistencia para su nueva y controvertida reelección, y allí están, “como caimán en boca de caño” los primos de apellido Santos (Francisco y Juan Manuel), que en un momento dado asumirían el liderazgo en Colombia, cuando Uribe ya no les sirva para nada más. Y la suerte que le espera no es nada halagadora, es la misma que corrieron Manuel Antonio Noriega en Panamá y Saddam Husseim en Irak. Ambos fueron juzgados bajo el amparo de la “justicia” norteamericana y terminaron, el primero en una cárcel en los EEUU y el segundo ahorcado de la forma más vil en una cárcel irakí. El otro socio –si es que está vivo–, Osama bin Laden, cuyo paradero es desconocido, no le espera mejor suerte.
El despliegue militar de los EEUU en Colombia no sólo es desproporcionado, sino injustificable, y basta comparar la cantidad de bases que tienen en operación en Irak con las que tendrán en Colombia para sacar la conclusión que algo grave está por ocurrir, y cuando ese momento llegue, quizá Uribe se haya convertido en polvo cósmico.