El artículo que a continuación ofrecemos es un nuevo
extracto del capítulo 9 (S. Senz Bueno: «Una, grande y esencialmente uniforme.
La RAE en la conformación y expansión de la “lengua común”») del libro "El dardo
en la Academia", y trata de la relación y sinergias que mantienen la Real
Academia Española y la Fundación del Español Urgente-BBVA, y de los fines y
acción de esta entidad en relación con la uniformación del español en los
medios de comunicación y en los medios escritos:
3.5.3. La renovación académica
[V. 3.5.3.1 en «Historia de las finanzas de la RAE y de su venta a los intereses del IBEX35»] 3.5.3.2. Ascendiente social1
3.5.3. La renovación académica
[V. 3.5.3.1 en «Historia de las finanzas de la RAE y de su venta a los intereses del IBEX35»] 3.5.3.2. Ascendiente social1
Ya hemos visto que uno de los objetivos fundamentales del
proceso de renovación académica era recuperar la influencia sobre el mundo
educativo y establecer vínculos con los medios de comunicación en español que
permitieran instituir en sus libros de estilo un predominio de los criterios
académicos. En ello se incide en toda la documentación académica (congresos,
discursos, entrevistas...) previa y posterior al nombramiento de Fernando
Lázaro Carreter como director de la RAE. Para ello era necesario contar con una
actitud favorable por parte de ambos agentes de difusión de modelos de lengua.
En uno y otro caso, el resultado ha acabado siendo muy dispar. Desde 1992, con
ocasión de la celebración del quinto centenario de la conquista de América se
pusieron en marcha una serie de proyectos relacionados con el futuro de la
lengua española en el nuevo contexto tecnológico propiciado por el crecimiento
de internet. En 1995, el Departamento de Estudios del Gabinete de la
Presidencia del Gobierno (con Felipe González al frente y Narcís Serra como
vicepresidente) encargó a la Fundesco (Fundación para el Desarrollo de la
Función Social de las Comunicaciones) un informe prospectivo sobre la situación
de la lengua española en las autopistas de la información, que contaría
finalmente con el patrocinio de una de las empresas transnacionales españolas
más interesadas en el desarrollo de la red y de las tecnologías lingüísticas en
el mundo hispanohablante:2 Telefónica. La realización del
estudio (Fundesco, 1996) tomó como punto de partida la confección de una amplia
lista de profesionales relacionados con la lengua, la comunicación, los medios
de comunicación, la industria y las instituciones, a los que se enviaron dos
encuestas sucesivas.
En la segunda encuesta se planteaban cuestiones que
involucraban a las dos principales instituciones de política lingüística
española: la RAE y el Instituto Cervantes; a saber: 1. Se sometía a
consideración de los encuestados la oportunidad de crear una oficina de
coordinación de la «lengua española castellana» (sic; Fundesco, 1996: 178 y
181) con la misión exclusiva de hacer circular la información sobre la lengua y
los medios relacionados con ella y coordinar los trabajos institucionales
relacionados, radicada en Presidencia del Gobierno y exclusivamente consultiva,
para lograr una mayor eficiencia ejecutiva y racionalidad administrativa. Dicha
oficina debía estar bien dotada informáticamente y limitada a un equipo humano
especializado y mínimo. 2. Se planteaba la limitación de la labor del Instituto
Cervantes a la enseñanza de la lengua española en el extranjero, cesando toda
actividad ajena a este fin y procurando respetar a la iniciativa privada en
este campo. 3. En velada alusión al Instituto de Lexicografía (v. § 3.5.3.1),
se consideraba la posibilidad de desvincular de la RAE cualquier instituto o
centro de investigación en el que no participaran directamente académicos,
trasladando tales iniciativas a un organismo independiente y cubriendo sus
puestos por concurso público. 4. Se proponía la normalización de un estándar
neutro («en detrimento de variantes léxicas, ya peninsulares ya americanas»;
Fundesco, 1996: 178) para el español en la red.
De entre los diversos sectores
encuestados, los miembros del grupo de la enseñanza se mostraron
muy claramente favorables a la necesidad de limitar y concretar mucho más
las actividades y estructuras de la Real Academia Española y del Instituto
Cervantes. Y en general, se veía con buenos ojos la creación de una
oficina de coordinación de la lengua española. Paradójicamente, nada se ha
desarrollado de acuerdo con las expectativas de los enseñantes y demás
encuestados. En cualquier caso, lo cierto es que el colectivo educativo parecía
mostrarse reticente a la injerencia de la academia en campos de planificación
del lenguaje que sobrepasaran su labor codificadora. Más asequible al cortejo
académico se han mostrado los medios de comunicación, con los que la
Academia Española había establecido vínculos estables desde mediados de la
década de 1970 por medio de la agencia de prensa española estatal, Efe. Como
señaló el director del Departamento de Publicaciones, Análisis y Estilo de la
Agencia Efe en su intervención en el II CILE (Carlos González Reigosa, 2001: en
línea), en el ámbito lingüístico «la Agencia EFE ha asumido como un compromiso
preferente de su misión empresarial la defensa de la unidad del español a ambos
lados del Atlántico». Así fue, particularmente, a raíz de la mundialización y
unificación de sus servicios, según precisaba Joaquín Müller-Thyssen
Bergareche, director general de la Fundación del Español Urgente (Fundéu) que
nacería en el 2005 de los lazos RAE-Efe-banca española (2006: 757):
La conciencia de España a través de la percepción de América es un proceso no solo personal, sino frecuente también en muchas organizaciones y empresas que, cuando desembarcan en aquel continente, comprenden no solo el papel que nuestro país ha desempeñado y desempeña allí sino también la importancia y el valor estratégico de lo español. = Y la Agencia EFE no ha sido una excepción, pues fue su llegada a América lo que la hizo descubrir el valor de nuestra lengua y la necesidad que existía, y existe hoy, de homogeneizar el lenguaje periodístico español y de protegerlo del poderoso influjo de lo anglosajón. = Hasta su llegada a América, es decir, durante casi treinta años, EFE no se había ocupado de este valor intangible que es el español, del que ni tan siquiera había una referencia en sus estatutos. De hecho, el primer manual de estilo, «algo artesanal», según manifiesta alguno de los periodistas que lo manejó, coincidió con el primer paso que dio EFE, bajo la dirección de Carlos Mendo, para establecerse en ese continente. Un manual que apenas contenía recomendaciones lingüísticas, pues estas solo llegaron cuando EFE ya era una realidad capaz de competir en América con las agencias más grandes del mundo y cuando ya había resuelto otras cuestiones importantes para su credibilidad en aquel continente, como la demostración de su independencia informativa. = Solo entonces la realidad del idioma empezó a presionar, a reclamar su importancia y a exigir el tratamiento que merecía dentro de la agencia.
Efectivamente, la uniformación del idioma empleado en los
despachos de noticias condujo en 1975 a la redacción de un libro de estilo
(Manual de Estilo. Efe Exterior; B. M. Hernando, 2007: 851, n.
302) que primero realizaron los profesionales de la agencia y que, en
1976, el flamante nuevo presidente-director de Efe —y más tarde (19/12/1996)
académico—, Luis María Ansón, encargó al académico Lázaro Carreter (F. Lázaro,
1993: 8).3 El recurso de Efe a la
autoridad académica dio como resultado, por un lado, la primera edición
del Manual de estilo de la Agencia Efe, titulado desde
1985 Manual de español urgente (MEU), que ha alcanzado ya su
decimoctava edición y que, como pionero de los libros de estilo en español, ha
ejercido una notable influencia en el resto de manuales de redacción de prensa;
por otro, desembocó en la conformación de un equipo de asesores que,
semanalmente, se reunía con los responsables de la redacción para analizar
juntos las dudas y errores que el tratamiento de las noticias planteaba. Los
académicos españoles Fernando Lázaro Carreter, Antonio Tovar, Manuel Alvar,
Luis Rosales y el colombiano y entonces secretario general de la Asociación de
Academias de la Lengua Española, José Antonio León Rey, formaron este primer
consejo, que se fue renovando con el correr del tiempo. En 1980, contando
también con la participación de Lázaro (Gómez Font, 2003 y 2004a) y en
colaboración con el Instituto de Cooperación Iberoamericana (J. Castañón, 2001:
en línea), Ansón decidió ampliar la asistencia a la redacción creando en el
seno de Efe un equipo de revisión y vigilancia idiomática permanente:
el Departamento de Español Urgente, compuesto por un Consejo
Permanente y un Consejo Asesor de Estilo. Hasta su transformación en la
Fundación del Español Urgente, en el 2005, el Consejo Permanente estuvo formado
por un coordinador (Javier María Pascual) y un equipo de traductores y
filólogos (Carlos Martínez Dampierre, Guillermo Lorenzo, Pedro García
Domínguez, Alberto Gómez Font y Pilar Vicho Toledo) que se ocupaban de la labor
de análisis y revisión de las noticias, de la elaboración de informes internos
de evaluación de la calidad lingüística de los textos producidos por Efe, de la
redacción y difusión de notas lingüísticas destinadas a todos los abonados de la
agencia y de la atención del consultorio externo y abierto habilitado en el
DEU, pionero de los servicios de consulta de organismos normativos que se
abrirían más adelante. A lo largo de su existencia, el Consejo Asesor contó con
representantes de la Real Academia Española (Manuel Alvar, Fernando Lázaro
Carreter, Luis Rosales, Valentín García Yebra y Antonio Tovar), profesores
universitarios (Antonio Llorente Maldonado de Guevara [Lingüística] y José Luis
Martínez Albertos [Ciencias de la Información]), representantes de la
Asociación de Academias de Lengua Española (José Antonio León Rey y Humberto
López Morales) y especialistas del lenguaje como José Luque Calderón y Leonardo
Gómez Torrego. Se reunía semanalmente para emitir dictámenes sobre la labor, informes
y propuestas de los filólogos del DEU, que luego se difundían entre los
abonados de Efe y se incorporaban en las sucesivas ediciones del MEU. En cierto
modo, según indica Gómez Font (2003: 36-37), el DEU fue a su vez para la
Academia Española un útil observatorio de neologismos en el lenguaje
periodístico. A pesar de lo cual, por ejemplo, se ha señalado un llamativo
desfase entre el uso habitual de neologismos técnicos y científicos en los
medios de comunicación españoles y su admisión en el DRAE (M. ª
Alcalá-Santaella Oria de Rueda, 2003). El departamento nació con una triple
finalidad normalizadora que, además de la voluntad de asistencia a las
necesidades de los redactores de la agencia, revelaba un sesgo uniformista,
casticista y unitarista:
1. Procurar que el periodismo, en sus formas oral y escrita, emplee un idioma correcto, aceptable y normalizado en todas sus manifestaciones. 2. Contribuir, por este medio, a la defensa y unidad del español en todos los países de lengua española. 3. Resolver con la máxima rapidez los problemas que plantea a los profesionales la adopción de neologismos y evitar la invasión indiscriminada, con vistas a que la solución propuesta, una vez aceptada por la Comisión Asesora, sea sancionada por la RAE y la Asociación de la Lengua. [J. M.ª Pascual, P. García Domínguez y A. Gómez Font, 1990: 105.]
Sobre estos objetivos nos dice Gómez Font (2003: 35-36):
[Luis María Ansón] pretendía que los servicios informativos de la agencia, que ya se distribuían ampliamente en todos los países hispanohablantes, desempeñasen un papel homogeneizador del lenguaje periodístico en castellano, y así lo decía en el prólogo de una de las primeras ediciones del Manual de Estilo de la Agencia EFE: «Conseguir una neutralización del estilo —que no debe confundirse con un estilo “neutral”, permanentemente insípido— constituye una obligación si se piensa en el importante papel que la Agencia EFE desempeña en la difusión del idioma, tanto en España como en América. La unidad de la lengua es un bien que importa defender en el seno de la comunidad hispanohablante. Hoy la prensa, la radio y la televisión ejercen una influencia idiomática superior a la del sistema docente. Sin exageración puede afirmarse que el destino que aguarda al español —o a cualquier otro idioma— está en sus manos. Y la responsabilidad que corresponde a nuestra agencia es cuantitativamente muy superior a la que alcanza a un medio de comunicación aislado: He aquí un motivo más, e importantísimo, para que el estilo de nuestros despachos sea aceptable por todos, no vulnere los usos comunes, no acoja particularidades locales o de sectores, no difunda neologismos innecesarios o rasgos que obedecen a una moda pasajera [...]».
La uniformidad del castellano en los medios de comunicación
y la unidad y defensa idiomáticas fueron los fines primordiales que
condicionaron toda la actividad del Departamento de Español Urgente desde sus
inicios hasta su conversión en la Fundación del Español Urgente, en el 2005,
marcando algunos hitos reseñables de su actuación: 1. El proyecto de creación
de una Fundación para la Defensa de la Lengua Española, que no se
haría ―en cierta medida― realidad hasta la creación de la Fundéu:
Hace unos años [1986], la Agencia EFE intentó sensibilizar a la Administración española y convocó a los subsecretarios de todos los Ministerios, a la Real Academia Española [...], al Consejo Superior de Investigaciones Científicas [...], a todos los medios de comunicación, a la Compañía Telefónica y al Banco de España. Únicamente asistieron los representantes de la RAE, los de los medios de comunicación, del CSIC y la propia Agencia EFE, [...]. No obstante, y después de cuatro reuniones se elaboraron los estatutos, que fueron legalizados, de la Fundación para la Defensa de la Lengua Española. Estos estatutos duermen en los archivos de la Agencia EFE. [J. M.ª Pascual, P. García Domínguez y A. Gómez Font, 1990: 107.]
2. El proyecto de redacción de un manual de redacción
periodística de referencia común para todos los medios. En octubre de
1989, con el impulso de su director de Información, Miguel Ángel Aguilar, Efe
organizó el primero de seis encuentros sobre diversos aspectos del uso del
castellano: el seminario «El Idioma Español en las Agencias de Prensa»
(compilado en Agencia Efe-Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1990), en el que
participaron representantes de las principales agencias internacionales de
información que tienen servicio en español; representantes de las principales
agencias nacionales de información de Hispanoamérica y de España; editores de
importantes diarios internacionales; académicos, periodistas y filólogos. El
seminario concluyó con la firma conjunta de una serie de recomendaciones
recogidas bajo el epígrafe «Declaración de Madrid» (recopilada en Agencia
Efe-Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 1990: 257-260), que, entre otras cosas
proponía: • convocar una reunión anual de los responsables de los servicios en
lengua española de las distintas agencias informativas, para debatir y
armonizar las cuestiones relativas al uso del idioma en el ejercicio
periodístico; • el establecimiento de un sistema de intercambio y consulta
permanente entre agencias; • dar los pasos necesarios para iniciar la
redacción de un manual común sobre el uso periodístico del
español, destinado a los servicios en este idioma de las agencias de
prensa. La idea de que la RAE ejerciera control sobre el lenguaje de los medios
y promoviera un proyecto de convergencia de sus normas de redacción y estilo
fue una constante en el discurso de Fernando Lázaro Carreter; la expresó en
1993 en los prólogos que escribió para los libros de estilo del diario ABC y de
TVE:
El ideal sería la elaboración de unos acuerdos idiomáticos comunes a todos los medios de difusión, los cuales no tendrían por qué dificultar las diferencias de estilo entre los diversos medios: con una sola baraja pueden jugarse juegos muy distintos, incluido el solitario. Para ello, sería de la mayor importancia la colaboración entre los periodistas, que tienen hoy el poder idiomático, y la Academia, que tal vez posee la autoridad (y que no propugna el ‘estilo académico’ que, como tópico descalificador, se le atribuye). [«Prólogo» del Manual de estilo de TVE; cit. en Gómez Font, 2009: 230.] Los libros de estilo, que difieren como es natural en la definición de lo que podemos llamar la personalidad del medio a que sirven, han de coincidir forzosamente en gran parte de sus prescripciones idiomáticas. Sería ocioso repetir éstas en todos ellos, si fuera posible acordar a todos los medios de comunicación de España y América hispana en un comportamiento común ante los neologismos (no siempre de rechazo), y ante el empobrecimiento que, en sus dos orillas, está experimentando el idioma. Es algo que, apenas pueda, me gustaría que intentara la Real Academia. [F. Lázaro Carreter, 1993: 10; la negrita es nuestra.]
Pero esta ambición ya la había expresado antes, tras su
primera elección como director de la RAE :
Los medios de comunicación obsesionan al director, porque son importantes difusores del idioma y tienen la obligación de transmitir el castellano en las mejores condiciones posibles. Lázaro Carreter disculpa algunos de los errores, faltas de ortografía, de sintaxis... por la velocidad con que trabajan los periodistas. Pero, dice, «la posesión del idioma debe dar cierto automatismo en la escritura. Los errores son inevitables y disculpables, pero no cuando se reiteran». A su juicio, el que cada medio de comunicación tenga su propio libro de estilo puede crear confusión en los lectores. «Uno de mis objetivos es crear un libro de estilo común para todos los periódicos. La Academia es el único organismo que puede convocar a todos los diarios sin provocar recelos». [Rosa Mora, 07/12/1991: en línea.]
El propósito de Lázaro se puso sobre el tapete en el panel
sobre la lengua española en los medios de comunicación del Congreso de la
Lengua Española celebrado en Sevilla en 1992. Allí, Milagros Sánchez Arnosi
(1992: en línea) presentó un «Informe sobre los libros de estilo» en el que
expresaba las ideas sobre el lenguaje 4 que fundamentaban este deseo
de uniformación:
La afirmación de Luis Núñez Ladeveze: «Las diferencias que se perciben en los manuales de estilo se basan en el hecho de que hay variaciones en su uso», no debe hacernos pensar que sea buena la falta de acuerdo a la hora de elegir una solución idiomática. Sí sería deseable una total puesta en común de todos los periódicos que han elaborado un libro de estilo, con el fin de unificar criterios, mejorar la lengua en la prensa escrita, contribuir de manera conjunta al decoro del idioma y, en definitiva, a una mejor competencia lingüística. Como dice Fernández Beaumont, «el cuidado por la lengua tiene que ser un acto de consenso para que su buen uso tenga posibilidades de éxito».
En la mesa redonda posterior a la intervención de Sánchez
Arnosi, Clara Eugenia Lázaro Mora, 5 correctora de estilo del
diario ABC y coautora de la primera edición del libro de
estilo de este medio, 6 solicitó la ayuda y
colaboración de la Real Academia Española para propiciar contactos entre los
medios de comunicación que desembocaran en la elaboración, bajo su
coordinación, de un conjunto de normas periodísticas específicas para evitar la
dispersión y la fragmentación del español periodístico, dirigidas a los medios
españoles y, de ser posible, también hispanoamericanos (Gómez Font, 2009: 231).
La idea no tuvo trascendencia hasta que , a las puertas del I
Congreso Internacional de la Lengua Española (Zacatecas, 1997), Alberto Gómez
Font, filólogo del DEU y coautor de la mayor parte de ediciones del Manual
de español urgente , y Álex Grijelmo, periodista y autor y coautor de
diversas ediciones del Libro de Estilo de El País, elaboraron el
llamado Proyecto Zacatecas 7 (proyecto de convergencia de
la norma mediática hispánica) para presentarlo en el CILE y trazaron un
plan previo para implicar en él a todos los medios de comunicación en español
posibles. 8 Según la crónica de El
País (Maite Rico, 10/04/1997: en línea), la propuesta fue planteada
conjuntamente durante una de las sesiones de trabajo del 8 de abril de
1997 9 por sus principales
promotores, Alberto Gómez Font y Álex Grijelmo, apadrinados por José Moreno de
Alba, entonces miembro y hoy director de la Academia Mexicana de la Lengua, y
Humberto López Morales, catedrático puertorriqueño y secretario general de la
Asale. Las dos únicas respuestas negativas ―remitidas antes de arrancar el
congreso― procedieron del diario español El Mundo y, curiosamente,
del mayor aliado que había tenido la Academia Española en los medios de
comunicación en su propósito de uniformación idiomática: Luis María Ansón,
entonces responsable de ABC:
[...] Luis María Anson, alegó haber sido excluido del proyecto, y lo expresó así en la carta donde contestaba precisamente a la invitación formal para participar. El diario El Mundo aseguró que el único libro de estilo común posible es el Diccionario de la Real Academia Española. [Maite Rico, 10/04/1997: en línea.]
Los académicos y especialistas presentes concordaron en que,
si bien era preciso contar con la participación de las academias, este proyecto
debía quedar al margen de sus obras normativas:
Las opiniones de los periodistas y académicos reunidos en Zacatecas, incluida la de Anson, han sido contundentes: el Diccionario de la Academia no puede llenar ―ni es su labor― las lagunas lingüísticas que se van generando día a día en la profesión periodística. «Los topónimos no están en los intereses de trabajo de las academias, ni las siglas ni los acrónimos. Estas instituciones no son hasta ahora bancos terminológicos, y no pueden dar respuesta a esas demandas de los medios de comunicación», afirmó Humberto López Morales, secretario general de las Academias de la Lengua. Lo que debe haber, añadió, es un diálogo entre periodistas y académicos para buscar soluciones comunes. [Maite Rico, 10/04/1997: en línea.]
En Zacatecas se plantearon las diversas fases del proyecto y
se logró el apoyo logístico y financiero del Instituto Cervantes, convocante
del primer CILE . A finales de 1997 se inició la digitalización de todos los
libros de estilo que le servían de base y empezaron a celebrarse diversas
reuniones de trabajo en la sede del Instituto Cervantes. En su Defensa
apasionada del idioma español, Álex Grijelmo se felicitaba por ello y
precisaba las direcciones en las que debía avanzar el proyecto:
Lo mejor que ha ocurrido en los últimos años a este respecto es la propuesta lanzada en diciembre de 1991 por el entonces recién elegido director de la Real Academia, Lázaro Carreter, de crear un libro de estilo único para todos los periódicos que se expresan en español. Uno de los grupos de trabajo del congreso de Zacatecas asumió esta iniciativa y ya se ha constituido una comisión (amparada por el Instituto Cervantes) que se encarga de desbrozar el camino y elaborar un primer análisis sobre todos los manuales publicados hasta ahora, de modo que se observen sus coincidencias y discrepancias. Tal vez la expresión «libro de estilo» no resulte la más adecuada (cada diario conservará sus propias características de redacción y su propia concepción profesional, por supuesto). Se trata sobre todo de abordar los problemas grafemáticos [...]; para, en una segunda fase, dar respuesta conjunta a cada extranjerismo que se presente; y siempre que se pueda, tomando la solución que hayan dado los hablantes. Todo ello mediante la colaboración entre periodistas y académicos de América y España. [ Á. Grijelmo, 1998: 276-277.]
Sin embargo, pasado poco más de un año, según cuenta Gómez
Font (2009: 232), «hubo órdenes de paralizar los trabajos. Tomó, tiempo
después, el relevo la Real Academia Española, con un proyecto parecido
titulado Diccionario panhispánico de dudas, que apareció
con forma de libro en noviembre del 2005». En efecto, contrariamente a lo que
se había acordado en Zacatecas, ni la RAE ni la Asale pudieron conformarse con
permanecer en un segundo plano y ceder parte de su autoridad normativa y la
iniciativa de su proyectada política panhispánica a los responsables de los
medios de comunicación. Recuperando plenamente la idea de Lázaro Carreter,
volvieron por sus fueros y, con su diccionario de dudas, se dispusieron a
lograr el triplete: 1. Un diccionario que inaugurara plenamente el nuevo método
de trabajo interacadémico y el nuevo modelo normativo que la política
panhispánica de las academias (v. § 3.5.3.3) se proponía. 2. Una obra que
parcheara los enormes déficits normativos de su Diccionario, su Gramática y su
Ortografía y que corrigiera parte de sus errores (cometiendo, eso sí, otros nuevos). 10 3. Pretendidamente, la obra
de referencia común que los promotores del Proyecto Zacatecas reclamaban,
incluyendo en el Diccionario panhispánico de dudas ( DPD ) criterios
y asuntos ortográficos propios de los libros de estilo y avanzados ya en la
mayoría de ellos. De hecho, el DPD se realizó tomándolos como referencia
(«sobre la base, principalmente, de tres tipos de fuentes: dudas que son objeto
de consultas frecuentes en las Academias; diccionarios de dudas, libros de
estilo, manuales de correcciones idiomáticas, etc.; y observaciones de tipo
normativo que ocurren en las obras académicas » [A. Matus Olivier, 2003: 252]).
Y los corpus académicos de los que el DPD extrae los ejemplos con los que
ilustra los usos comentados (Elena Hernández, 2005: 59-60) están conformados,
en buena medida, por textos periodísticos, 11 que reflejan las opciones
grafemáticas, sintácticas y léxicas de multitud de medios de comunicación,
particularmente españoles dada la gran proporción ― o desproporción, más bien ―
de registros de este origen en el CREA y el CORDE . 12 Además, en la página IX del
DPD se agradece a los padres del Proyecto Zacatecas, Álex Grijelmo13 y Alberto Gómez Font (Fundéu)
sus sugerencias sobre topónimos y gentilicios.
No obstante, las divergencias
entre el DPD y un libro de estilo son evidentes: difieren en contenido,
estructura, claridad, concisión expositiva y estilo prescriptivo, y el modelo
normativo del DPD (a caballo entre un estándar polimórfico y un estándar
monocéntrico) 14 dista del modelo
neutralizador o «global», como suelen decir sus promotores y padrinos, que el
Proyecto Zacatecas pretendía y cuyo principal laboratorio, según suelen señalar
también, se encuentra en los medios en español de Estados Unidos (Gómez Font,
2004 b: en línea). 15 Así parecía verlo también
Alberto Gómez Font cuando decía de esta obra académica que «no se trata
exactamente de lo mismo» y añadía que «el deseo de conseguir algún día un
manual de estilo patrocinado por los principales medios de comunicación
hispanohablantes sigue latente en muchos de los que nos dedicamos a estos
menesteres de estudiar, analizar y aconsejar sobre el uso del español en la
prensa» (Gómez Font, 2009: 232). Y de la misma opinión era Humberto López
Morales (2006 a: 76): «Es verdad que esta obra ha rescatado solo una
parte de la vieja idea (la propiamente lingüística), y se despreocupó de la
grafémica, por lo que esta sigue siendo diversa en nuestras publicaciones». A
pesar de ello, los representantes de los medios de comunicación reunidos en la
Real Academia Española con motivo de la presentación del Diccionario
panhispánico de dudas suscribieron un acuerdo por el que se comprometían a
incorporar los criterios y normas del DPD en la labor de sus respectivas
redacciones. Este fue el texto del acuerdo:
1. Valoramos de manera muy positiva el esfuerzo realizado por las veintidós Academias de la Lengua Española para ofrecer a todo el mundo hispanohablante una solución consensuada a las más frecuentes dudas lingüísticas. Creemos que con ello se presta un eficaz servicio a la fundamental unidad del idioma, dentro del respeto a su diversidad de realización. 2. Nos satisface comprobar que son muchos los textos periodísticos que han servido de base de documentación de la continua evolución de la lengua, y que el trabajo de nuestros libros de estilo y las observaciones que hemos formulado a las Academias, de manera particular y en reuniones específicas, han sido aprovechadas con amplitud. 3. Por ello nos comprometemos a continuar esa colaboración aportando críticas y sugerencias que puedan enriquecer el texto y contribuyan a la permanente actualización de la obra. 4. Conscientes de la responsabilidad que en el buen uso de la lengua nos impone el poder de influencia de los medios, nos comprometemos a adoptar como norma básica de referencia la que todas las Academias han fijado en el Diccionario panhispánico de dudas, y animamos a otros medios de comunicación a sumarse a la iniciativa. Madrid, 19 de noviembre de 2005. [López Morales, 2006b: 488]
Esta declaración fue firmada por los periódicos La
Nación y Clarín de Argentina, La Razón de
Bolivia, El Mercurio y La Tercera de Chile, El
Espectador y El Tiempo de Colombia, y Radio
Caracol, del mismo país, La Razón de Costa Rica, El
Comercio y El Tiempo de Ecuador, El Nuevo Herald de
Miami y La Opinión de Los Ángeles, el Grupo Prensa Libre de
Guatemala, El Heraldo de Honduras, El Universal, el Grupo
Reforma y el Grupo Radio Centro de México, ABC Color de
Paraguay, El Comercio de Perú, El Listín Diario de la
República Dominicana, El Observador y El País de Uruguay,
y El Nacional y Venevisión de Venezuela. Por parte española firmaron
también la Agencia Efe, la Editorial Prensa Ibérica, El Mundo, El Periódico
de Catalunya, el Heraldo de Aragón, La Razón, La Vanguardia, La Voz
de Galicia, el Grupo PRISA, Radiotelevisión Española, Telecinco y el Grupo
Vocento. Con el tiempo se adhirieron también la Asociación de Entidades
Periodísticas Argentinas (ADEPA; Argentina); y por parte mexicana, el Sistema
Michoacano de Radio y Televisión (SMRTV), Canal 22 y la agencia de noticias
Notimex, que tendría, como seguidamente veremos, una implicación mayor en el
proceso de convergencia entre la norma mediática y la académica.16 Cabe señalar que los medios
adheridos en primer lugar son los mismos cuya colaboración agradecen las
academias en la página IX del DPD, lo que lleva a concluir que este acuerdo
estaba ya tomado antes de que este diccionario de dudas se culminara. En cuanto
al otro proyecto infructuosamente propuesto a medios, Administración, Academia
y entidades financieras y empresariales por el Departamento de Español Urgente
de EFE, la creación de una Fundación para la Defensa de la Lengua
Española, permaneció en la voluntad de los miembros de la RAE y del DEU
hasta que uno de los impulsores del frustrado Proyecto Zacatecas, Álex
Grijelmo, fue nombrado director de EFE en el año 2005 y le dio nueva
forma con la creación de la Fundación del Español Urgente
(Fundéu BBVA), patrocinada por el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria.17 El mecenazgo del BBVA no fue
casual; según el informe presentado por la Sección Sindical de Comisiones
Obreras al Consejo para la Reforma de los Medios de Comunicación de Titularidad
Pública,18 ya un año antes de que se
creara la Fundéu, Efe tenía una participación del 100 % en las sociedades
Efenews, subsidiaria de la agencia en Estados Unidos, Efeagro, que estaba
participada por el banco BBVA. La Fundéu fue presentada el 8 de febrero del
2005 en Madrid. Su estructura muestra la simbiosis entre el mundo académico,
las instituciones políticas y el mundo financiero a la que la RAE ya nos tiene
acostumbrados y a la que ahora se sumaban la Agencia Efe y los medios que esta
era capaz de arrastrar. Forman su patronato: como presidente, Víctor
García de la Concha, director de la RAE; como vicepresidente primero, Álex
Grijelmo, presidente de Efe; como vicepresidente segundo, Javier Ayuso Canals,
periodista y director de Comunicación e Imagen del BBVA; y como patronos, Pedro
Sanz Alonso, presidente del Gobierno de La Rioja; el ministro de Cultura
español de turno y Luis Ángel De La Viuda Pereda, presidente de la compañía
Serfusión. En el patronato están también presentes instituciones principales de
la política cultural y lingüística española: el Instituto Cervantes, que se
declara «pareja de hecho» de la Fundéu (Agencia Efe, 18/06/2008: en línea), y
la Fundación San Millán de la Cogolla. Como el Departamento de Español Urgente
a lo largo de su existencia, tiene un Consejo Asesor formado hoy por
los académicos Gregorio Salvador, Valentín García Yebra y Humberto López
Morales; por el gramático normativo Leonardo Gómez Torrego, por el catedrático
emérito de Redacción Periodística de la Universidad Complutense de Madrid José
Luis Martínez Albertos y por Carlos G. Reigosa, director del Departamento de
Publicaciones, Análisis y Estilo de Efe en el que estaba integrado el DEU.
Alberto Gómez Font, filólogo del DEU, yerno de Lázaro Carreter y compañero de
proyecto en Zacatecas de Álex Grijelmo, ha pasado a desarrollar en la Fundéu
una labor de coordinador general, mientras que Pilar Vicho Toledo permanece
como filóloga principal. La misión que la nueva fundación se propuso
en sus inicios y en la cual persiste es la misma que la que tenía el DEU, pero
con mayor alcance: la unidad y defensa idiomática y la uniformación y fijación
del castellano en los medios en español de América Latina, Estados Unidos y
España. Para ampliar su influencia en esta amplísima área desarrolla diversas
estrategias: 1. Organiza y promueve congresos, seminarios y todo tipo
de encuentros sobre cuestiones relativas al idioma español en los medios
informativos, donde fomenta el contacto y consenso entre los medios presentes y
las academias. 2. Forma a periodistas latinoamericanos en «El Uso Correcto
del Español en los Medios de Comunicación», curso patrocinado
conjuntamente por la Fundéu y la Fundación Centro de Educación a Distancia
para el Desarrollo Económico y Tecnológico ( CEDDET ). 19 3. Tiene previsto
un plan de expansión en Latinoamérica y los Estados Unidos, con la
apertura de filiales en las principales capitales (Gómez Font,
26/04/2006: en línea), de las cuales la primera fue la mexicana. 4.
Suscribe convenios con diversos medios que se comprometen a aceptar y
difundir las recomendaciones lingüísticas que la Fundéu emite diariamente, a
cambio de un servicio de supervisión y asesoría.20 Lo cierto es que estos
acuerdos no siempre dan los mejores frutos. En alguna ocasión los criterios que
la Fundéu dicta han ocasionado más de un dolor de cabeza al medio que los
asume. Este fue el caso de El País, que tuvo que valerse de su
defensor del lector, Sebastián Serrano, para justificar ante sus lectores el
hecho de haber llamado reiteradamente «indio» (término muy despectivo en buena
parte de Latinoamérica), por consejo de la Fundéu, al presidente boliviano Evo
Morales. Estas habían sido las recomendaciones de la Fundéu adoptadas
por El País:21
«indio» e «indígena» 20/12/2005 Se advierte de la
utilización errónea de la palabra indígena como sinónimo
de indio. = La Fundéu recuerda que indígena no es sinónimo
de indio, por lo que recomienda que no se hable deindígena cuando se
quiera hacer referencia al origen indio del recién elegido presidente de
Bolivia, Evo Morales. = Indígena es la persona originaria de un país,
por lo que este término es aplicable tanto a Evo Morales como a su rival, el
conservador Jorge Quiroga, pese a que éste no es de origen indio. Sin embargo,
los dos son originarios de Bolivia. = Posiblemente, por razones políticas o
eufemísticas, se llama indígenas a los indios de los países
hispanoamericanos, hasta el punto de que a la doctrina que propugna reivindicaciones
políticas y sociales para los indios y mestizos en las repúblicas
iberoamericanas se le da el nombre de indigenismo. = Pese a ello, se
reitera que lo correcto, en este contexto, es hablar de indios y no
de indígenas y de «comunidad india» y no de «comunidad indígena».
[Fundéu, 2006a: 6-7.] «indígena» 14/06/2005 Se advierte de la utilización
errónea en los medios de comunicación de la palabra indígena como
sinónimo de indio. = Recordamos que indígena es ‘originario del
país en el que vive’, por lo que se recomienda que para aquellas informaciones,
como las relacionadas con la crisis que vive Bolivia en la actualidad, en las
que se habla de «indígenas, estudiantes, campesinos y mineros», en vez del
término indígenas se utilice comunidad india. = Señalamos que la
comunidad india tiene unos intereses específicos y representa un estamento
social distinto del de los estudiantes, campesinos y mineros, que también son
indígenas y entre los que además puede haber indios. = Indígena, por
tanto, es la persona originaria de un país, aunque ahora se emplee también para
referirse a los indios de los países hispanoamericanos y para llamar a la
doctrina que propugna reivindicaciones políticas y sociales para los indios y
mestizos en las repúblicas iberoamericanas. = Se entiende, pues, que lo
correcto, en este contexto, es hablar de comunidad india y no
de indígenas. [Fundéu, 2005: 19.]
Y así narraba Sebastián Serrano el alud de quejas que tales
decisiones ocasionaron a El País :
TRIBUNA: SEBASTIÁN SERRANO
Indio e indígena El 5 de enero pasado, este diario publicó un editorial que incluía esta frase: «Evo Morales es el primer indio elegido presidente de Bolivia y, como tal, representa una novedad de suma importancia». Ese mismo día, Jorge Alania Vera envió desde Lima un correo electrónico en el que decía: «En Perú la palabra indio tiene una connotación despectiva. No así la palabra indígena. Lo mismo sucede en Bolivia y Ecuador». = Ocho días después, el mismo lector insistió en el tema al publicarse en elpaís .es el siguiente titular: «Fox no irá a los actos de toma de posesión del primer presidente indio boliviano». Desde Argentina, Marcos Calligaris criticó ese mismo título: « Indio significa ‛ natural de la India ’ y hace tiempo que a los nacidos en Latinoamérica han dejado de llamarlos así. La forma correcta es indígena ». = Coincidiendo también con la elección de Evo Morales, la Fundación del Español Urgente (Fundéu), a través de la agencia Efe, ha hecho un planteamiento totalmente distinto [...]. Las posiciones no podrían estar más enfrentadas. Indio, que para los dos lectores latinoamericanos es despectivo, para la Fundéu, que basa sus argumentos en las definiciones de la Real Academia Española, es la palabra que debe utilizarse. = Para tratar de salir del atolladero, pedí al redactor jefe de Internacional que planteara el tema a los corresponsales del diario en América Latina. La mayoría confirma que al término indio se le atribuye, en mayor o menor grado, connotaciones negativas, mientras que indígena no las tiene y es el que suele usarse. = Mabel Azcui, desde Bolivia, cuenta que allí los dos términos son sinónimos. Sin embargo, « indio tiene connotaciones despectivas y, según el tono en que se dice, puede ser un insulto». Pilar Lozano, desde Bogotá, precisa que utilizado con tono despreciativo, indio se vuelve «sinónimo de inferior, de pobre». Clodovaldo Hernández, desde Venezuela, afirma que allí no se utiliza de forma desdeñosa pero la prensa utiliza indígena.Francesc Relea, desde México: «El uso del vocablo indio es, además de impreciso, de una clara connotación despectiva. Ningún medio de comunicación lo usa. Oficial y cotidianamente se utiliza indígena ». = Desde Chile, Manuel Delano profundiza en la consideración de que indio es un término impreciso: «La percepción de que es despectivo está quizá asociada al hecho de que no se identifica el origen preciso de la persona. En cambio, identificar a una persona como quechua, aymará, pascuense o mapuche no tiene esa misma carga. En cierto modo, el vocablo indio reproduce en el habla la mirada del blanco y el conquistador». Delano agrega: « Indígena,en cambio, es un vocablo que aparece revestido de dignidad. Las organizaciones de los pueblos autóctonos dicen que son representantes de los pueblos indígenas». La sección de Internacional de este diario utiliza preferentemente el término indígena por estar exento de matices negativos. Esta preferencia se constata haciendo una búsqueda entre los textos publicados desde el 18 de diciembre, día de la elección de Evo Morales, hasta el viernes pasado. El término indígena figuraba en 46 de ellos, mientras que indio, una vez excluidos los que hacen referencia a la India, constaba en 17. [...] [S. Serrano, 22/01/2006: en línea.]
Lo curioso del caso es que el uso recomendado por la Fundéu
de indio por indígena no sólo era contrario a la práctica
habitual del diario, que solía optar por mantener el principio de corrección
política22 en este caso y que pagó así
las consecuencias de desdecirse de su propio criterio, sino que también
divergía de lo que indicaban las obras académicas por las que la Fundación del
Español Urgente dice regirse. Dice el DRAE2001:
indio1, dia. 1. adj. Natural de la India. U. t. c. s. 2. adj. Perteneciente o relativo a este país de Asia. 3. adj. Se dice del indígena de América, o sea de las Indias Occidentales, al que hoy se considera como descendiente de aquel sin mezcla de otra raza. U. t. c. s. 4. adj. Perteneciente o relativo a estos indios. Traje indio. Lengua india. 5. adj. despect. Guat. y Nic. inculto (‖ de modales rústicos). 6. m. Cuba. Sol. EL indio.
Y amplía el DPD ( s. v. indio -dia, p. 359; la
negrita también es nuestra):
indio -dia. 1. ‘De la India’: «El primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, calculó que el sismo podría haber causado más de 2000 muertos» (Siglo [Pan.] 27.1.01). Como gentilicio de la India es también admisible el uso dehindú (→ hindú) y de la variante indo, desusada en la lengua general, pero que pervive en el registro culto literario: «Para el indo es injusta una constitución política que desconoce la norma cósmica de las castas» (OrtegaArtículos [Esp. 1917-33]). 2. El término indio es también el gentilicio de las poblaciones aborígenes del continente americano: «Mi voz es como la de María Sabina, una india mazateca de México» (Vargas Pasado [Méx. 2002]); «En una revista folklórica se publicó un cuento popular de los indios de América del Norte» (Verdaguer Pipa [Esp. 1980]). Es asimismo frecuente el uso del término indígena, debido en parte al matiz despectivo que ha adquirido la voz indio en algunos países de América: «Esa es la ofrenda de los indígenas en San Juan Chamula» (Serrano Corazón [Chile 2001]). Son alternativas correctas los términosamerindio e indoamericano, de uso más restringido: «El cáncer no discrimina a negros, asiáticos, indoamericanos u otras minorías» (NHerald [EE. UU.] 12.5.97); «Los pobres rurales de Guatemala son minifundistas, trabajadores temporales sin tierras, pequeños agricultores amerindios» (Hora [Guat.] 4.1.97).
Sobran comentarios. Al margen de sus fines unitaristas y
uniformistas fundamentales, la Fundéu ha sabido parasitar la autoridad
académica para desarrollar, sin complejos, una actividad de explotación
comercial de sus servicios, autoconstituyéndose en entidad certificadora23 que expide, previo pago,
un sello de calidad idiomática:24
Y, finalmente, el producto más novedoso de la Fundación del Español Urgente es la expedición de un certificado de calidad idiomática para todo tipo de memorias empresariales, folletos, manuales de instrucciones o soportes publicitarios en general, cuando las empresas correspondientes así lo contraten y sometan sus textos a la auditoría lingüística de los expertos de la fundación. [Gómez Font, 26/04/2006: en línea.]
Con respecto a su proyecto de expansión en América, está ya
consolidada, como hemos avanzado, la sede de Fundéu México,25 constituida el 16 de marzo
del 2007 a imagen de la fundación española madre (Agencia Efe, 19/03/2007: en
línea), bajo los auspicios de la Academia Mexicana de la Lengua, la Agencia Efe
en México y Bancomer BBVA. La preside el director de la Academia Mexicana de la
Lengua, José G. Moreno de Alba, y cuenta entre sus colaboradores y asesores con
miembros de la Universidad Nacional Autónoma de México, la Academia Mexicana de
la Lengua y El Colegio de México. El 11 de enero del 2008 se incorporó al
patronato la agencia de noticias estatal Notimex, sustituyendo su director
general, Sergio Uzeta, al hasta entonces director ejecutivo de la Fundéu
mexicana, Manuel Fuentes, y convirtiéndose el una de las principales fuentes de
financiación de la fundación. Tras la elección, el nuevo director general de la
fundación declaró «que al ser una agencia de ámbito regional, [Notimex] tiene
una gran capacidad de incidir en la comunidad hispanohablante, especialmente en
la de Estados Unidos, formada mayoritariamente por emigrantes mexicanos»
(Agencia Efe, 14/03/2008: en línea). Manuel Fuentes, por su parte, abandonó
México para ocupar el puesto de delegado de la Agencia Efe en Chile, uno de los
lugares donde precisamente se prepara la apertura de la próxima filial (Agencia
Efe, 29/06/2010: en línea). La Fundéu y su proyectada red de sedes han sido
fruto no sólo de la conciencia ―compartida por los dirigentes de Efe y las
academias― del papel que los medios de comunicación podían ejercer en la
promoción de un determinado ideal de lengua; se han instituido también para
asumir la encomienda que los estrategas de la Marca España y de la Comunidad
Iberoamericana de Naciones han adjudicado a la agencia estatal de noticias
española y a los medios en español, en virtud de su capacidad de crear, en
palabras del s ecretario general iberoamericano, Enrique
Iglesias , un «imaginario común»:
En un extenso informe reciente, Javier Noya analizaba que «España tiene un grave problema de imagen». Una apreciación similar se expresaba en un artículo de Asunción Ansorena. Es sintomático que en estos estudios apenas si se tiene en cuenta el papel que pueden desempeñar los medios de comunicación en mejorar la imagen de España. [...] Sin duda, el Instituto Cervantes, la Fundación Carolina, la Sociedad Estatal para la Acción Cultural Exterior y el Instituto Español de Comercio Exterior ( ICEX ), hacen una labor ingente para mejorar la imagen exterior de nuestro país, pero también la Agencia EFE y Radio Exterior de España juegan un papel importantísimo en esta tarea, y están claramente infrautilizadas. [...] Dos informes encargados recientemente por el Gobierno reclaman un refuerzo de los medios de comunicación estatales como instrumentos de la acción exterior. [...] Por otra parte, en el «Informe para la reforma de los medios de comunicación de titularidad del Estado»,[26] publicado en febrero de 2005, hay numerosas recomendaciones y menciones sobre la importancia de R TVE y la Agencia EFE en la acción exterior de España. [Juan María Calvo, 2006: en línea.]
Por lo que se refiere a los medios más tradicionales, a lo
mejor el periodismo no es ese «cuarto poder» del que hablara el periodista,
historiador y político británico del siglo XIX Thomas Babington Macaulay. Pero
la prensa, los medios de comunicación, sí son, desde luego, una especie de
«poder transversal» que cruza la política, la economía, el arte, la cultura y
la sociedad entera, tocada de alguna manera por su influencia. Porque esa
influencia es mucha y muy determinante a la hora de favorecer tendencias, sería
bueno vertebrar una suerte de comunidad de la comunicación que se despegara un
poco del interés puramente nacional para trabajar con perspectiva
iberoamericana. [...] Hace falta un foro amplio de medios de comunicación que
ponga en marcha proyectos de trabajo cuyo objetivo último sea hacer más fuerte
nuestra Comunidad Iberoamericana. [Enrique Iglesias, 2007: 148.]
Llegados a este punto, por todo lo expuesto en los apartados
anteriores, no sería necesario explicitar las razones por las que en el 2005
—año de constitución de la Fundéu— se implicaron en este objetivo de la defensa
idiomática los medios financieros que diecinueve años antes habían hecho caso
omiso de la petición de apoyo a esta misma causa. Pero consideramos que no está
de más recordar al lector los poderosos y persuasivos argumentos que se
manejaron en esta ocasión, perfectamente sintetizados por Pedro Antonio Martín
Marín, presidente de Hispasat (España) en el CILE de Valladolid:
La lengua española, se repite una y otra vez, es uno de nuestros mayores capitales. Nos encontramos ante una oportunidad única para fortalecer la presencia de nuestra lengua y cultura en el futuro inmediato, dadas las posibilidades de expansión que el español tiene respecto a otros idiomas, que tienen un horizonte menos prometedor. La prensa tiene un papel esencial que jugar en la definición de ese nuevo mundo de libertad y de mutuo conocimiento y el satélite está a su disposición para hacerlo posible económica y tecnológicamente. = El ámbito iberoamericano debe constituir nuestro principal marco de referencia. Los lazos de unión, históricos y culturales, justificarían por sí solos esta vocación pero, a nadie se le escapa, que nuestro interés común en Iberoamérica está dictado también por el magnífico mercado informativo y de bienes y servicios que podemos desarrollar con mayores ventajas que otras naciones. [P. A. Martín Marín, 2001: en línea.]
Más elocuente se mostró aún el presidente del BBVA, entidad
patrocinadora de la Fundéu, sobre el que considera papel decisivo de los medios
en español en el refuerzo de un mercado hispano (el estadounidense) que, por sí
mismo, ya merece todas las inversiones en defensa idiomática:27
El presidente del BBVA: «Reforzar el español en los EE. UU. es clave para la economía del siglo XXI »
El presidente del BBVA, Francisco González, afirmó hoy que el español vive «un periodo de fuerte auge» en los Estados Unidos y que «mantener y reforzar esta tendencia positiva resulta clave para el papel del español en la cultura y la economía global del siglo XXI». = González hizo esta afirmación durante la inauguración del seminario internacional El español en los medios de comunicación de los Estados Unidos, que acoge hasta el próximo sábado el monasterio de Yuso, de San Millán de la Cogolla (La Rioja), organizado por la Fundación del Español Urgente y la Fundación San Millán. El presidente de la entidad bancaria insistió en la necesidad de buscar «vías para una integración armoniosa de lo hispano y del español en la sociedad de los Estados Unidos» y resaltó que para ello tendrá que vencer «importantes corrientes de opinión, preocupadas por la magnitud de la inmigración hispana». = «El futuro del español en los Estados Unidos va a depender de un proceso de coexistencia con el inglés, en el que vayan haciéndose patentes las ventajas del bilingüismo, en términos de mayor riqueza cultural y ampliación de las oportunidades económicas para el conjunto del país y sus ciudadanos», dijo. = Las claves para que este proceso se desarrolle con «éxito» son tres, según González. La primera es la consolidación de una comunidad de países hispanohablantes «cada vez más próspera y abierta», para lo que el presidente del BBVA considera necesario el desarrollo económico y social de los países americanos de habla hispana, y «fundamental» el de México, el primer país hispanohablante del mundo. = «La segunda es la evolución de la propia sociedad hispanohablante de los Estados Unidos. [...] La tercera clave para el presidente del BBVA es la propia lengua española, que para «sobrevivir y prosperar tendrá que combinar la flexibilidad necesaria con la integridad y la unidad que le permitan ser el vehículo universal de transmisión de una cultura». «Y para el éxito de esos esfuerzos, el papel de los medios es esencial, como canales para mostrar los logros de la cultura y la sociedad de habla española, como auxiliares eficaces para la educación en español y para el progreso y la mejora de la comunidad hispana de los Estados Unidos. Y, también, para fijar y difundir una norma de español», dijo. = González recordó que la población hispana de los Estados Unidos supera los 44 millones de personas, que ya son casi el 15 % de la población, aunque para el año 2050 se espera que alcancen el 25 %, con más de cien millones. El presidente del BBVA destacó que el poder adquisitivo de la población hispana en el país crece a razón del 7 % anual y que el 12 % de las mil mayores empresas de los Estados Unidos tienen al menos un directivo hispano. = En el caso del grupo BBVA, dos tercios de sus 13.000 empleados trabajan en Hispanoamérica. [Agencia Efe, 04/05/2006: en línea.]
La importancia estratégica que se da a la intervención de
las academias, vía Fundéu española, Fundéu mexicana o Academia Norteamericana
de la Lengua Española (ANLE) en la prensa estadounidense se ha puesto de
relieve en multitud de circunstancias, entre las cuales: • el simposio
organizado en el 2002 por la sede del Instituto Cervantes en Chicago, «El
español en los medios de comunicación de EE. UU. ¿Cultura de emigración o
cultura étnica», donde González hizo estas declaraciones;28 • la primera edición del
Seminario de Lengua y Periodismo, organizado desde el 2006 por la Fundación del
Español Urgente y la Fundación San Millán y dedicado a «El español en la prensa
de los Estados Unidos» (Fundéu, 2006b: en línea); • la participación de
Alberto Gómez Font en la redacción del Manual de estilo de la NAHJ; •
la cuña de consejos idiomáticos emitidos por los miembros de la ANLE en el
informativo matutino Noticias Univisión 41 Al Despertar, bajo el
título de «Dígalo bien».29
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1 Sobre la relación que mantiene
la Academia Argentina de Letras con los editores-correctores, véase S. Ramírez
Gelbes. (N. de las Eds.)
2 Aspecto tratado en M. A. Martí
y M. Taulé. (N. de las Eds.)
3 No fue esta la única ocasión
en que un miembro de la Academia Española participó en la redacción de un libro
de estilo. En 1959, la editorial Espasa-Calpe acudió al académico Julio Casares
para que dirimiera en las controversias que la redacción de las Normas
para correctores y compositores tipográficos había ocasionado entre el
personal interno (S. Senz, 2005: 367). Asimismo, los prólogos del Libro de
Estilo de ABC (1993) y del Manual de Estilo de TVE
(1993) fueron obra de Fernando Lázaro Carreter, y el prólogo y la supervisión
de la primera edición del Libro de Estilo de Canal Sur (2004) se
deben a Manuel Alvar, director de la Real Academia Española antes que Lázaro
Carreter. El entonces académico correspondiente de la RAE y desde el 2006
miembro de número José Manuel Blecua fue también coautor de la primera edición
delLibro de Redacción de La Vanguardia (1986) (A. Gómez Font,
2000: en línea).
4 Ideas míticas ampliamente
tratadas en J. C. Moreno Cabrera, S. Senz, J. Minguell y M. Alberte, y J. del
Valle. (N. de las Eds.)
5 Cf. .
6 Y además hija de Fernando
Lázaro Carreter, esposa de Alberto Gómez Font y coautora, junto a Álex
Grijelmo, de la decimosexta edición (2002) del Libro de estilo de El
País. No es este un dato baladí.
7 La lista de libros de estilo
que servían como punto de partida al proyecto de unificación puede verse en
< http://lgpolar.com/page/read/281 >
y .
8 La lista de medios y
especialistas adheridos al proyecto puede verse en y .
9 Cf. .
10 Véanse algunos de ellos en S.
Senz, J. Minguell y M. Alberte y en J. Martínez de Sousa. (N. de las
Eds.)
11 Cf. .
12 Según Mercedes Sánchez y
Carlos Domínguez Cintas , del Departamento de Banco de Datos de la RAE , en lo
que respecta al parámetro geográfico los registros que integran el CREA «se
reparten al 50 % entre España y América. A su vez, el 50 % americano se
distribuye en las zonas lingüísticas tradicionales: caribeña, mexicana,
central, andina, chilena, y rioplatense» ( M. Sánchez Sánchez y C. Domínguez
Cintas, 2007: 140). En cuanto al CORDE «La distribución de los textos desde el
punto de vista geográfico concede un 74 % al español de España frente a un 25 %
para el de América. Se justifica esta desproporción en cuestiones históricas
evidentes. El 1% restante se asigna a textos judeoespañoles» (ib.: 144).
13 Presente también en el vídeo
promocional del DPD ; cf. .
14 Los modelos de
estandarización que se perciben en el DPD están tratados en S. Senz, J.
Minguell y M. Alberte. (N. de las Eds.)
15 De hecho, como continuación
del Proyecto Zacatecas, ambos (Gómez Font 2004 b: en línea; y López
Morales, 2006 a: 76) ponían sus esperanzas en el manual promovido por
la National Association of Hispanic Journalists ( NAHJ ), entidad que agrupa a
los principales diarios, radios y televisiones en español de este país, que
reunió un grupo de trabajo formado por periodistas de distintos medios y países
para la redacción de un manual de estilo común a todos sus asociados.
El Manual de estilo de la NAHJ se publicó en el año 2003. Contó con
la colaboración de Knight Ridder y cnn en español, y con la coautoría de Raúl
Caballero, Benito García, Ruth Merino, Lilia O’Hara, Francisco Pérez Rivera,
Gabriel Vélez Suau y Alberto Gómez Font, a su vez coordinador de la obra.
Aunque no es este el lugar para analizar el modelo de lengua que se desprende
de esa obra, permítasenos señalar que muestra una acusada tendencia elitista,
purista, casticista y castellanocéntrica, particularmente en su capítulo
«Consejos o normas de pronunciación» (pp. 45-49) y en algunos de sus glosarios
terminológicos (pp. 85-112). Son obras como esta las que nos confirman en la
opinión de que el famoso español global es una pura entelequia.
16 Las dificultades para llevar
a la práctica este acuerdo se detallan en S. Senz, J. Minguell y M. Alberte.
(N. de las Eds.)
17 Cf. .
18 Cf. < unitaria.galeon.com/imagenes/ccoo_cs.pdf >.
19 Cf. el programa de su 6.ª
edición en .
20 Cf. los convenios suscritos
en .
21 Cf. tb. .
22 Sobre este principio, véase
S. Senz, J. Minguell y M. Alberte. (N. de las Eds.)
23 Véase la opinión expresada al
respecto en esta obra por L. F. Lara. (N. de las Eds.)
24 Cf. y lo relativo al
certificado de calidad idiomática en la entrada Fundéu de
la Wikilengua:
25 Cf. .
26 Cf.
.
27 Sobre esta cuestión, véase J.
del Valle. (N. de las Eds.)
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